Obras Completas - Edward Bach. Edward Bach
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Intenta no ser una persona de éxito, mejor sé alguien de valor.
ALBERT EINSTEIN
Este volumen incluye en orden cronológico todos los textos de los que se tiene noticia desde poco antes de que el doctor Edward Bach nombrara por primera vez una flor, en 1928. También se incluyen algunos otros textos anteriores a ese año que permiten comprender la evolución de su pensamiento, desde la bacteriología hasta su obra final, pasando por la homeopatía.
La recopilación abarca los escritos de Bach, así como también los de algunos de sus ayudantes más cercanos que abordan temas relacionados con el ámbito de los remedios florales.
La procedencia de las fuentes es diversa. Algunos textos se han rescatado de las primeras ediciones de Edward Bach, adquiridos en librerías especializadas en libros antiguos, o de consultas efectuadas en bibliotecas de diversos países; otros, como gran parte de la hemeroteca, provienen de la gentileza de personas que nos la facilitaron; unos pocos proceden de la búsqueda constante a través de internet; algunos más, fruto de una que otra publicación en inglés que hemos podido rastrear de diferentes fuentes, y una buena parte del descubrimiento y recuperación del Archivo Daniel, donde se hallaban cartas y documentos de Bach. Este archivo, con comentarios y aclaraciones, fue publicado en septiembre de 2011.30
Es curioso tomar conciencia de que la mayoría de los escritos y documentos de Bach no se encuentran reunidos, sino que, por el contrario, están dispersos en múltiples lugares.
Más allá del descubrimiento de lo que hoy conocemos como Terapia Floral, quizás el acontecimiento biográfico más significativo del período que abarca este volumen sea el acto simbólico de Bach de cerrar su laboratorio y consultorio en Londres y partir hacia Gales, en un viaje donde intentaba hallar respuestas a sus búsquedas. Hoy sabemos que no cortó totalmente los lazos con Londres, y es probable que fuera a ver a su hija, amigos y, en ocasiones, a trabajar. Lo cierto es que parece haber elegido el entorno de la campiña, con sus pequeños poblados, cercanos a los lugares adecuados para llevar adelante su investigación, e incluso, con mayor aislamiento.
Al final de este volumen se agregan varios apéndices. El primero –Reconstrucciones– incluye una serie de documentos vinculados con la editorial Daniel, en vida del doctor Bach, como los contratos; otros, posteriores a su muerte, algunos de significativa importancia.
El segundo –Escritos de colaboradores– contiene escritos de Nora Weeks y otras personas cercanas al trabajo de Bach, que permiten una mayor comprensión de algunos aspectos de su enseñanza.
30 Eduardo H. Grecco, Lluís Juan Bautista y Luis Jiménez. Edward Bach y Charles W. Daniel. Nacimiento y fundación de la terapia floral. Documentos inéditos, contextuados, anotados y comentados, Ediciones Continente, Buenos Aires, 2011.
En esa época el doctor Edward Bach se encontraba residiendo en la ciudad de Londres y dirigía su laboratorio de nosodes31 intestinales en Park Crescent, a la vez que atendía pacientes en Harley Street. No es posible determinar los procesos personales y profesionales que lo llevaron al cambio, pero sí vislumbrar en lo que sigue una progresiva ruptura de Bach con la concepción tanto médica como homeopática, que ya se manifiesta en su conferencia “La medicina del futuro” (véase más adelante). En algunos de los primeros escritos del doctor Bach que integran estas Obras Completas hemos incluido una presentación y comentarios aclaratorios para facilitar la lectura de los mismos y darles un contexto adecuado.
CONTEXTO Y COMENTARIOS SOBRE “EL REDESCUBRIMIENTO DE LA PSORA”
El día 1º de noviembre de 1928 Bach pronuncia una conferencia en la Sociedad Homeopática Británica en la ciudad de Londres, “The rediscovery of Psora” (El redescubrimiento de la psora), publicada con el mismo nombre en enero de 1929, en el British Homoeopathic Journal.
Hay en ella muchas apreciaciones para reflexionar, pero tal vez la más trascendente es la propuesta de reemplazar nosodes por hierbas, y el hecho de que el principal escollo para concretarla reside en la polaridad que invisten una vez potenciadas. “Los remedios de las praderas y de la naturaleza, cuando se potencian, son de polaridad positiva, mientras que los que han sido asociados con la enfermedad son del tipo inverso, y en la actualidad esta polaridad inversa parece ser muy esencial en los resultados obtenidos de nosodes bacterianos. Quizás en una fecha próxima pueda descubrirse una nueva forma de potenciación capaz de revertir la polaridad de los elementos simples y de las plantas, pero hasta que llegue ese momento no tenemos alternativa.” (Edward Bach)
Un mes antes de esta conferencia, a fines de septiembre, Bach había encontrado en Gales los dos primeros remedios (Impatiens y Mimulus), y un poco más tarde descubre Clematis, aunque aún no los preparaba por el método floral. Vale la pena recordar que en esa época Bach también comienza a desarrollar una clasificación de la personalidad, estructurada en doce tipos, la cual le sirve de guía para buscar entre las plantas de la naturaleza las adecuadas para preparar los remedios para cada uno de los tipos.
Otro concepto que comienza a desplegarse es el de la enfermedad como desarmonía y conflicto. “La ciencia está demostrando que la vida es armonía –un estado de estar a tono– y que la enfermedad es disonancia o una condición cuando una parte del todo no está vibrando al unísono.” Esta idea es retomada por Bach de muchas maneras en textos posteriores, y en especial la enfermedad es entendida como una discordancia entre el alma y la personalidad. Del mismo modo hay que destacar el aval que Bach da, desde la bacteriología, al concepto de enfermedad única.
Pero lo central de la comprensión del texto es, tal vez, poder dar razón al título de la misma. ¿Por qué Bach habla de redescubrimiento? ¿Qué es lo que cree redescubrir? La lectura de su discurso da suficientes respuestas a estas preguntas, pero vale la pena adelantar algunas ideas al respecto.
El redescubrimiento de la psora se refiere a lo siguiente: Hahnemann no contaba en su época con los medios necesarios para los descubrimientos que Pasteur realizó posteriormente, en especial en lo que concierne a la existencia de las bacterias. Sin embargo, intuyó la existencia de las mismas al relacionar coherentemente una cantidad de signos y síntomas que en gran medida son las manifestaciones clínicas de aquellas, y que agrupó bajo la denominación de miasma.
Con este término se designaba, por lo general, a las emanaciones nocivas de los pantanos o de sustancias en descomposición. Hasta el descubrimiento de los microbios se les atribuía el origen de las enfermedades contagiosas y epidémicas.
Es decir que el miasma es, para Hahnemann, una condición patológica crónica que constituye el “caldo de cultivo” para el desarrollo de las enfermedades. A esta condición miasmática preexistente, que constituye una alteración del dinamismo de la energía vital, Hahnemann la denominó psora.
Con el descubrimiento de las bacterias, la psora pudo ser explicada a partir de una condición toxémica del intestino causada por aquellas. A esto se refiere Bach cuando habla del “redescubrimiento de la psora”.
Cabe agregar que cuando Hahnemann menciona psora se refiere a la condición de enfermedad crónica que ésta reviste, preexistiendo a la aparición de posteriores trastornos, a los que denominó enfermedades agudas, las cuales