Currículo intercultural afrocolombiano. Luis Alfredo González Monroy

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Currículo intercultural afrocolombiano - Luis Alfredo González Monroy

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Todas cuentan con computadores, aunque no con internet, ya que el servicio es deficiente, a pesar de contar con las antenas instaladas por los operadores. Así mismo, en ninguna de las sedes hay aseadoras, ni celadores. De vez en cuando, por pequeños periodos de tiempo, en la sede San Juan, se contratan aseadora y conserje. El resto del año, los docentes y los estudiantes realizan la labor de limpiar y barrer las instalaciones educativas.

      La Institución Educativa San Juan de Palos Prieto cuenta con 730 estudiantes, atendidos por treinta y cuatro docentes, dos coordinadoras y una rectora. Veinticinco son licenciados, tres especialistas, seis normalistas y seis profesionales diferentes a la pedagogía. De estos, veintiséis tienen contrato en propiedad, y once en provisionalidad. Del mismo modo, cinco ingresaron a la planta docente a través del Decreto 22778 y 32 docentes mediante el Decreto 12789.

      En cuanto a los acudientes de los estudiantes, generalmente son mujeres, son muy pocos los hombres que cumplen con este papel dentro de la comunidad educativa. La mayoría asiste a las reuniones que se programan para la entrega de informes académicos e informativos. Aunque son poco participativos en actividades como actos cívicos, culturales o de otro tipo que se realizan en la institución.

      Su condición de afrodescendientes los convierte en una comunidad especial. Su riqueza cultural es valiosa y significativa. Sus creencias, costumbres, tradiciones, ritos, cantos, formas de vivir y concebir la vida son un legado importante, no solo para su comunidad, sino también para nuestro país. Ellos forman parte de la idiosincrasia que identifica a Colombia y constructores activos de nuestra historia, nuestro presente y también de nuestro futuro.

      El ser afro en la diversidad

      La diversidad étnica y cultural que posee Colombia la convierte en uno de los países más privilegiados y aventajados del mundo. Su patrimonio cultural representado en valores, saberes, conocimientos, costumbres y tradiciones la hace única y especial. La Constitución Política de 1991 así lo reconoce al considerar el carácter pluriétnico y multicultural como característica constitutiva de la nacionalidad colombiana.

      Fue gracias a la carta política que se empezó a visualizar y a dar espacios legales y sociales a la condición multicultural y pluriétnica de esta sociedad. Esto como resultado de los justos reclamos de los pueblos y comunidades denominados “minoritarios” (indígenas, afrocolombianos y Rrom, entre otros), que por mucho tiempo han exigido del Estado y de la sociedad en general, el reconocimiento y la reivindicación de sus derechos como miembros activos de ella; pues ellos, al igual que el resto de la comunidad, han forjado la historia e idiosincrasia de este país y, por supuesto, esperarían aportar en condiciones de equidad al presente y futuro de esta nación.

      Como resultado de estos justos reclamos, la comunidad mundial ha respondido ante la negada diversidad étnica y cultural que por muchos años se promocionó. Cada vez toman más auge los temas relacionados con la multiculturalidad y la plurietnicidad, a tal punto que los Estados están considerando la transformación de sus sistemas educativos a unos más incluyentes e interculturales. En este sentido, la Unesco (2001)10 por ejemplo, ha asumido esta tarea con particular interés. Ha proclamado en su Declaración Universal sobre Diversidad Cultural, la necesidad de tener en cuenta, a aquellas comunidades que han sido rechazadas e invisibilizadas, y a las que se les ha negado sus derechos como ciudadanos, al afirmar que los estados miembros se comprometen a:

      Favorecer el intercambio de conocimientos y de las prácticas recomendables en materia de pluralismo cultural con miras a facilitar, en sociedades diversificadas, la inclusión y la participación de las personas y de los grupos que proceden de horizontes culturales variados (artículo ٢).

      Declaración que promueve reformas en el sistema educativo, orientadas a la promoción de prácticas de intercambio intercultural, como es el caso, de la construcción de un currículo intercultural que circunscriba la creación de estructuras y contenidos propios, en donde se reconozcan los saberes de entornos culturales variados, y se erijan diálogos reflexivos y respetuosos que fomenten la vida en común, basados en la comprensión de los demás como vía hacia una sana convivencia.

      Reconocimiento que, para efectos de este estudio, ha de tener en cuenta los aportes materiales y espirituales que las comunidades afrocolombianas han hecho a la construcción de una nación colombiana diversa y pluriétnica. Sin embargo, tal reconocimiento incluye también garantizar la participación y cohesión de toda la sociedad, con identidades diversas y variadas que conviven en el país y dan vida a las relaciones sociales:

      En nuestras sociedades cada vez más diversificadas, resulta indispensable garantizar una interacción armoniosa y una voluntad de convivir de personas y grupos con identidades culturales a unos tiempos plurales, variados y dinámicos. Las políticas que favorecen la inclusión y la participación de todos los ciudadanos garantizan la cohesión social, la vitalidad de la sociedad civil y la paz (artículo ٢).

      No cabe duda, los Estados deben crear políticas para la consecución de estos objetivos. No es un capricho, es un derecho y un compromiso como sociedad, ante estos grupos poblacionales que por tanto tiempo han padecido el rechazo, la humillación, la marginalidad y la discriminación racial. Por tanto, es un deber de los gobiernos proponer estrategias de reivindicación y re-establecimiento de sus derechos, que además patrocinen y refrenden las relaciones armónicas entre sus comunidades. Así mismo, es una responsabilidad de todos los habitantes del planeta como ciudadanos del mundo, en una creación que se asemeja cada vez más a una gigantesca aldea global, ya que vivir en paz y armonía es potestad de todos.

      Del mismo modo, haciendo referencia a los derechos que poseen estos grupos minoritarios manifiesta en su artículo 4:

      La defensa de la diversidad cultural es un imperativo ético, inseparable del respeto de la dignidad de la persona humana. Ella supone el compromiso de respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales, en particular los derechos de las personas que pertenecen a minorías y los de los pueblos autóctonos. Nadie puede invocar la diversidad cultural para vulnerar los derechos humanos garantizados por el derecho internacional, ni para limitar su alcance.

      Es menester entonces el reconocimiento de la identidad cultural como parte de la defensa de sus derechos y como pueblos autóctonos. Es una forma de demostrar dignidad hacia estas minorías, que también quieren participar en condiciones de equidad, en la construcción de una sociedad libre, justa, tolerante y respetuosa de las diferencias. Propósito que por medio de este estudio se esperó lograr: el reconocimiento a los saberes ancestrales de la comunidad afrocolombiana San Juan de Palos Prieto ante sus miembros, sus nuevas generaciones y la comunidad educativa. De esta forma, al hacer un ejercicio en la escuela y requerir sobre lo que significa ser afrocolombiano, un estudiante se pronuncia en los siguientes términos:

      Sentirme orgulloso porque soy negro, porque somos un pueblo que podemos salir adelante con nuestras propias culturas (voz del estudiante ١E, ٢٠١٧).

      Realizar una investigación en la que se develen los sentidos y significados que atribuyen las comunidades afrocolombianas a la construcción de un currículo intercultural, que visualice y reconozca sus costumbres y saberes ancestrales, resulta pertinente porque contribuye a contextualizar los contenidos desde los cuales se realiza el trabajo de aula y a crear estrategias pedagógicas que hagan más interesante y representativo este proceso para los estudiantes. Manejar los procedimientos del aula sobre la base de la esencia de los protagonistas, deriva en un ejercicio práctico e innovador, distinto pero significativo. Es una forma de desmonopolizar y democratizar las prácticas educativas que permiten, según Santos (2006):

      Superar la lógica de la monoculturalidad del saber y del rigor científico, la cual tiene que ser cuestionada por la identificación de otros saberes y de otros criterios de rigor que operan creíblemente en contextos y prácticas

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