Padres con carácter. Ana Hilda Cruz

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Padres con carácter - Ana Hilda Cruz

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son laboriosas, en algunos casos más que los hombres, son ambiciosas, independientes monetariamente, también son prácticas, si no saben hacer algo en casa, simplemente contratan, si no pueden estar con sus hijos, contratan para que estén con ellos, o pagan una extensión de jornada en el colegio. Si su esposo no les satisface algunas toman la decisión de buscar satisfacción extramatrimonial o divorciarse. Algunas tambien dicen no necesitar a sus esposos para criar a sus hijos.

      Aun así, esta temporada parece ser aquella donde se ven mujeres muy abrumadas, inseguras, temerosas, nerviosas, estresadas, cansadas, neuróticas, mandonas, dramáticas, controladoras, enfermas, desorientadas y muy solas. Con carencias y vacíos afectivos originados desde su propia infancia, con una necesidad de ser amadas, alabadas, reconocidas y admiradas por conocidos y desconocidos. La mujer de hoy se mueve en una ambivalencia cuestionable, se le demanda que responda por la crianza de sus hijos, por el orden de su hogar, por su propia persona, y a la vez se le exige que aporte económicamente al hogar, que se realice profesionalmente, que estudie, que trabaje, que avance intelectualmente, que aporte a la sociedad, y todo esto, en el mismo tiempo que el de los hombres.

      El resultado, un tanto triste para los hijos que no siempre cuentan con su papá y ahora tampoco con su mamá. Y es que, una madre es más que tener hijos naturales o adoptados y más que saber administrar a la empleada y a la niñera. Los hijos necesitan a sus madres presentes en la crianza, no como figuras intermitentes. El abrazo de una niñera no es igual al abrazo de una madre, la comida de una empleada no es igual a la comida de una madre, aunque en ocasiones, tenga menos sazón o sabor. No es lo mismo para un hijo la instrucción que da una niñera o una profesora, a la instrucción que da una madre.

      En fin, lo que hay que tener en cuenta, es que, ejercer el rol de la maternidad, sin duda, es para la mujer, un verdadero privilegio, es un premio a su naturaleza multiplicadora, es un galardón a su feminidad.

      A continuación, algunas propuestas para aquellas que decidan disfrutar su rol y hacerlo conscientemente con autenticidad y sentido:

       1. Tome las decisiones que le competen como madre, asuma su rol como madre, aunque esté sola no pretenda ser padre y madre al mismo tiempo, fracasará en el intento y quedará exhausta.

       2. Recuerde que sus hijos son prestados, son un regalo que Dios le ha hecho, algún día crecerán y se independizarán, le conviene empezar a educarlos para que sepan valerse por sí mismos, no le conviene ser sobreprotectora, esto equivale a lisiar e incapacitar de por vida a sus hijos.

       3. Al ser madre, toda mujer debe saber o aprender a organizar el tiempo, ya no vive solo para ella o su esposo, vive también para sus hijos, el tiempo que dispone debe ser planeado, mucho más si además de madre, trabaja, estudia o debe hacer los quehaceres del hogar. Las listas, las agendas, las notas deben ser de uso diario obligatorio. Esto le quitará drama y estrés a su vida y aumentará su calidad de vida.

       4. Sea honesta consigo misma, si el área económica esta solucionada o controlada, y usted realmente quiere quedarse en casa criando a sus hijos y atendiendo el hogar, no se deje seducir por las presiones y comentarios sociales, ni por moda cultural, sea fiel a lo que quiere. Sus hijos se lo agradecerán y crecerán con un sello particular de seguridad y confianza.

       5. Si necesariamente tiene que trabajar por necesidad, debe saber que su trabajo es un medio, no un fin. Debe trabajar tan bien y ser muy productiva para que, en un mediano plazo, tenga beneficios y compensaciones adicionales, por ejemplo, escogencia de horario para pasar más tiempo con sus hijos.

       6. Le conviene que su esposo sea la cabeza del hogar, y que usted sea la ayuda idónea para él y el corazon de su hogar. Ayudar a su esposo, no implica ser menos que él, al contrario, implica ser su complemento y seguidora, sabiendo que la dirección que ambos fijen, tendrá un norte definido por valores y virtudes. Para los hijos es más fácil aprender obediencia cuando ven a sus padres obedecer y a su madre apoyar a su padre. No hay peor desprestigio que una esposa regañe y se rebele abiertamente hacia su esposo y peor aún, en presencia de sus hijos.

       7. Si tiene ingresos puede ser conveniente unirlos a los de su esposo en un fondo común, las finanzas compartidas elevan la calidad de vida y unen mucho más a la pareja.

       8. Nunca dramatice la crianza, crea, porque de hecho es así, que todas las circunstancias que se le presentan a diario son completamente manejables y usted tiene todas las facultades y el poder para sobrellevarlas.

       9. Sea cariñosa con sus hijos, pero evite llamar a sus hijos “papi”, “mami” o similar, esas palabras son poderosas, no les cargue indirectamente con un rol para el cual ellos no están preparados en el presente. Particularmente en esta generación, esos apelativos están confundiendo a los niños.

      10. No discuta las órdenes que le da a sus hijos, si su hijo le alega, le discute, le refuta reactivamente, porque no está de acuerdo, es su responsabilidad no fomentar tal alegato, discusión o ser igualmente reactiva. No debe contestar a los argumentos vociferados de sus hijos, al contrario, su actitud asertiva y serena, es la que debe modelarle y enseñarle para que ellos se autoregulen y puedan discutir en otros términos más respetuosos. Cuando una madre discute acaloradamente con sus hijos, se está rebajando en su ejercicio de autoridad y posicionándose con la edad cronológica de su hijo. Los padres deben ser proactivos y no reactivos, ser controlados y proyectar autoregulación para educar esto en los hijos.

      11. Recuerde que usted no solo comunica con sus palabras, lo hace con sus ojos, con sus cejas, con sus manos, con su postura, sea consciente de su lenguaje no verbal y contrólelo, para nunca modelar por ejemplo temor demostrando desespero y neurosis.

      12. Regule su comunicación verbal, la cantidad de palabras no asegura que su hijo comprendió, es el tipo de palabras y el tono de voz que utiliza frente a él.

      13. Nunca haga comentarios delante del niño cómo “usted me va a volver loca”, “¿qué es lo que quiere de mí?”, “por favor, se lo ruego…”, “mire, tenga misericordia de mi”, “si no quiere hacer caso allá usted”, “le he dicho mil veces y no me hace caso”, “¿por qué nunca me obedece?”, “que voy a hacer con usted”, etc. O comentarios similares que denotan ignorancia, desagradecimiento, desespero, desesperanza, y desprestigio de la autoridad.

      14. Si ya le explicó a su hijo una norma o una orden, y su hijo ya la entendió, no le fomente la inatención y dispersión repitiéndosela una y otra vez. También le afectará su autoestima, ya que su hijo creerá que usted no lo considera inteligente y su imagen quedará reducida a mamá “cantaletuda”.

      15. Evite gritar para dar una orden, su hijo modelara ese tono al hablar, o pensará que es sordo, o inclusive, que usted es una escandalosa y neurótica. En ningún caso es bueno.

      16. Nunca se victimice, no cambie su rol, usted es afortunada de ser madre, no es víctima, nadie le debe tener lástima, por supuesto que todos los sacrificios y renuncias que haga, aunque no son reconocidos actualmente, seguramente van a ser recompensados en algún momento, pero por ahora, tenga una actitud prudente, valiente y estoica.

      17. Cuando dé una orden o una instrucción a su hijo no se retracte, no la diga como si le rogara, no la diga con inseguridad, no la diga como si fuera una opinión suya, no la diga como si le pidiera permiso. Una orden suya es una instrucción para su hijo, y debe ser cumplida por él.

      18. Supere la tentación de gritar o castigar impulsivamente a su hijo después de que este hizo algo incorrecto, recuerde que, a mayor falta, más conversación con su pareja sobre las consecuencias o

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