La diabetes y yo. Samuel Martin
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу La diabetes y yo - Samuel Martin страница 4
No puedo ni expresar cómo me arrepentí de ello varios meses después cerca de finalizar el curso, pues se realizó un viaje de fin de año académico a un parque de actividades gigantesco, con atracciones entre árboles, comida y muchísimos institutos. Yo, como un niño, sin darme cuenta de lo que estaba haciendo con mi salud y mi vida, seguía entre ceja y ceja con la idea de no hacer las cosas bien, así que una noche un par de semanas antes de este viaje mi madre se acercó a mirarme el nivel de glucosa y al terminar fue a apuntarlo y a enviarlo a través del móvil. Cuál fue su sorpresa cuando vio que ninguna de las dos cosas estaban hechas y cuál fue la mía cuando me despertó hecha una furia (como es normal). Bueno, el resultado de esta trastada de niño puede parecer una tontería pero me dejo sin salir y sin jugar a videojuegos una semana y, sin duda, sin lo que más me dolió, que fue quedarme sin ese viaje que anteriormente he comentado. Sin duda no se decir cómo de frustrado me sentía por haber perdido ese viaje tan guay por no haber apuntado y hecho mis dos cositas y media de la diabetes.
Y puede parecer una tontería pero a estas edades el funcionamiento de recompensa-castigo funciona exageradamente bien, más si lo que quieres es normalizar un control o unas tareas que tienes que hacer con la salud.
Al comenzar el curso siguiente las cosas habían cambiado en varios sentidos, permíteme explicarte:
Por razones que desconozco me tocó en una clase donde no conocía a ningún compañero; es decir, todos mis amigos habían caído en una clase diferente a la mía y a mí me tocó en una clase de unas veinte personas, de las cuales la mitad eran chicos y chicas repetidoras de varios años. Eso, por supuesto, me hizo sentir bastante intimidado en un comienzo.
Por otra parte, tras mi desliz y mal control de mi diabetes, mis padres estaban encima de mí; y, bueno, mi padre, que era una persona muy aficionada al deporte (era profesor de artes marciales aparte de tener su propio trabajo) me llevaba a hacer de dos a tres horas de deportes diario. Puede parecer una locura, pero en realidad era sencillo: una hora de natación, una hora de artes marciales para niños y finalmente una hora de artes marciales con adultos. Eso me hizo tener una forma física excelentísima con apenas doce años. Por supuesto, no diré que sea recomendable ni perfecto realizar tres horas de deporte al día, pero sí es cierto que el deporte, como ya veremos próximamente, me ayudara bastante.
Tras un año del divorcio de mis padres, podríamos decir que ya habían rehecho un poco sus vidas. Mi madre se había echado una pareja y mi padre se había ido a vivir con la suya, por lo que más o menos estaba normalizado ese aspecto para nosotros, aunque no tuvieran una buena relación entre ellos. Así que, un día sí, un día no, alternábamos mi hermana y yo para ver a mis padres.
Recuerdo como anécdota extra que por aquel entonces algo que hacía mucho durante ese segundo año de clase era usar la excusa de mirarme el azúcar para poder salir de clase y darme una vuelta por los pasillos del instituto; cosa que no está bien, pues puede parecer tontería, pero se podría convertir en el cuento del pastorcillo y los lobos. Usaba tanto esa excusa que al final nunca se iba saber cuándo iba a ser verdad. Y resultaba un tanto sospechoso que casi en el mismo horario tuviera que salir. Finalmente y por suerte para mí, me di cuenta a última estancia del año que debía parar con esa manía…
Ya un poco en situación podréis comprender lo que viene ahora, pues mi vida empezaba a experimentar esa serie de cambios que se producen en la adolescencia, no solo hormonales y físicos, sino a también mental. La diabetes me obligó a tener más cabeza que la mayoría de mis amigos y conocidos, pues todos sabemos qué ocurre también a estas edades: que si prueba tabaco, que si prueba el alcohol, que si vámonos de fiesta y nos colamos. Voy a hablar un poco coloquial ahora y explicaré cómo de tonto se es a esa edad que se fuma por ser más guay o se bebe porque, si no, no lo pasas bien. Por suerte para mí, mi madre siempre fue muy abierta conmigo y me habló de todo desde momento cero como se suele decir. Me contó los pros y contras de todos estos factores y cómo me afectaría a nivel de salud y a mi diabetes. Y muchos diréis: «Pero, oye, fumar no afecta en nada a la diabetes». Y yo te daré la razón, pero el alcohol sí y os voy a explicar por qué.
El alcohol embriaga y afecta a los riñones de cualquier persona cuando se consume en exceso y debes saber que afecta aún más a una persona diabética que no ha ingerido ningún alimento previo. Esto ocurre porque el alcohol tiene gran cantidad de hidratos de carbono o azúcares, los cuales aumentan cuando además se mezclan con refrescos azucarados (una bomba de hidratos de carbono). Así que os diferenciaré qué alcoholes dentro de los que hay son mejores y peores hacia la diabetes. Positivamente hablando hay dos bebidas alcohólicas que apenas carecen de hidratos de carbono o azucares, que son la ginebra y el whisky. En caso contrario, el ron es algo que jamás recomendaré a una persona con diabetes porque lo podríamos definir como azúcar en forma líquida. Por último, podríamos mencionar la cerveza, que realmente tampoco tiene grandes cantidades de azúcar, por lo que no es insana del todo. De hecho, tú mismo endocrino te lo dirá, pero es importante que sepas controlar mucho estas cantidades. De lo contrario, imagina una situación con un estado de borrachera excesivo y una hipoglucemia o hiperglucemia; sí, sería realmente un problema grave.
Retomemos el lugar por donde íbamos. En aquel entonces la mayoría de mis amigos de instituto empezaron a probar el tabaco y el alcohol y yo se podría decir que era de los raritos por no querer ni probarlo. Mi madre por ese entonces fumaba y yo le había cogido bastante tirria al tabaco. Por ello, no quería ni una cosa ni la otra, así que cuando mis amigos se iban al parque a fumar y a beber yo solía coger mi Nintendo DS y darle un poco a ese vicio sano. Me fui descubriendo un poco más gracias a todo esto y a ver que si no seguías a la marea de gente y del populacho te alejaban un poco, así que gracias a mi miedo respeto al alcohol y a mi nueva afición de videojuegos pude sobrepasar casi ese segundo año casi completo.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.