Lo que mi voz leía. Javier Naranjo Moreno

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Lo que mi voz leía - Javier Naranjo Moreno

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A LOS NINOS. SEGUIA SIMBAD, EL PATITO FEO, BLANCA NIEVES, SALGARI Y TANTOS MAS.

      GRACIAS TIO ALBERTO, ESTOY SEGURO QUE TRAES BAJO EL BRAZO EL ULTIMO LIBRO QUE TE REGALE DE PACO IGNACIO TAIBO QUE TE REGALE Y EL TE LO DEDICO. ESTARE CONTIGO EL DIA DOS DE NOVIEMBRE EN TU TUMBA PARA LEERTE A RULFO Y VILLARRUTIA.

      Hijo.

      Juan Raul.

      Hace más de una decada mis espacios favoritos eran aquellos donde reposaba el conocimiento, donde activaba mi gusto hacia las letras y mis puntos de encuentros con mis amigos del barrio.

      Justo allí soñé con entregar mi vida a la construcción de tejidos sociales y a la educación popular. Las canicas, los juegos de chuchas, los escondites secretos y el tenga daban espera a la prioridad de la lectura, aunque claro, también disfrutaba de ello, pero poco a poco pero se estaba volviendo muy a menudo que los gritos ya no fueran de felicidad y las corridas no fueran de juego, y justo ni para soñar entre los libros y el maravilloso mundo de las letas, pues recibí la noticia que la biblioteca de mi barrio vecino había tenido que cerrar: pues las balas libraron le ganaron la batalla al abecedario. No te niego hijo, que mi angustia fue terrible, me sensuraron, me cohartaron, la guerra me negó la posibilidad de leer. Ahora, mucho tiempo después tu papi fue entregado tal como lo prometió a su labor social y popular y por fortuna nació tu hermano, quien desde la distancia la el conocimiento lectura y las palabras nos unen. Tiempo después una nueva batalla había que enfrentar. Llegaste más pronto de lo que mami y papi esperaban, pero una nueva angustia viví cuando mis ojos trataban de esquivar todo tu cuerpo frágil aferrados a decenas de cables, pitos, alarmas y aparatos que te mantenían con vida en aquella burbuja, ya eran tiempos de paz, era ahora el momento de enfrentar tu muerte con lo que hace un tiempo me negaron: la lectura.

      Los cuentos te sanaron, la fe, la esperanza y Dios, 41 dias de hospitalidad sin salir de aquel lugar, donde las burbujas fueron testigos de historias que pasaron por el oído de tus vecinos que luchaban en contra de la muerte, donde Keiko Kashza, Ivar da Coll, Kakie Paul, Irene Vasco, anthony Braun, Isol, Dani Speac, Soledad rascanza, Liliana arias te ayudaron a sanar y a despegar cada cosa que tenías aferrado a tu cuerpo. Justo cuando cumpliste el día 41, nos despedimos de las burbujas cantandole juntos “El más poderoso”.

      Me quedan muchos espacios por visitar, incluso aquella que le sensuraron a tu papi, yo sería feliz, recordando a mis amigos que hoy son victimarios o simplemente que no lucharon en contra de la muerte como tú, quizas hijo no hubo quien les contara historias.

      Tu hermano está orgulloso de ti, que tal

      ¿le escribimos una carta?

      Hijo. Ya no hay [tristezas ¿?] ni balas que me detengan a leer contigo. Gracias por recibirme con un abrazo, abrirme el bolso y sacar una nueva historia, desde siepre habrá un libro para ti. Porque Papá fui yo un papa hijo que leyó en medio de la guerra formandose para que leas hoy ser un papá en medio de la Paz. Tú un fruto de ello.

      ¡Tú eres mi gran árbol Rojo!

      Te amo.

      Tu papi.

       Jorge Alberto Moreno

      Creo que de no haber nacido donde nací hubiese sido otra persona, verdad de perogrullo, Pero lo que quiero decir es que si mi crianza no hubiese balanceado una seria aptitud que tengo hacia lo superfluo sería un asiduo a las cabalgatas y los senos grandes.

      En mi casa nunca hubo una imagen corazón de Jesús, ni una penca al revez en la puerta, ni un los objetos de mi casa eran conos de hilo una de muchos colores, telas, maquinas de coser y libros que mi padre siempre ha apilado en todos los lugares donde se sentaba a leer. Hay que ver su sanitario y sus hemorroides de cuenta de los libros

      El primer cuento que leí, o que me leyeron, para el caso es lo mismo, porque desde entonces es mío igual, fue el fantasma de Canterville, una historia de fantasmas donde la víctima es el espectro. Mi papá nos leía a todos, no puedo decir que todos los domingos, pero en mis recuerdos es como si lo fueran así hubiera sido.

      Del colegio no recuerdo, realmente, haber aprendido algo de utilidad, por lo menos esos primeros años, por lo menos no algo que ya supiera de mano de mis padres.

      Le debo también a mi padre el cuento la lectura de un cuento que ha marcado mi vida sensible desde entonces, ese día descubrí que la lectura era un placer que también dolía. Por un bistec de Jack London me destruyó durante días, no entendía cómo algo tan triste podía ser al mismo tiempo tan bello (bello no era el adjetivo que usaba entonces) que algo que me producía tal sensación de angustia pidiera ser releída; luego me olvidé de la lectura muchos años Luego, ya entrado en la adolescencia, y con cierta necesidad de leer por no quedarme atrás, y de seguro también por congraciarme con mi padre empecé a cojer libros de la biblioteca, de manera que el lo notara, mucha poesía que me parecía anaccesible, pero entre todos encontre Walden, y aunque parezca increíble creo forjó mucho del caracter las ideas políticas en el término amplio de la palabra, que tengo hoy en día.

      Aun aho hoy me veo leyendo cosas que el leía y me siento conversar del de hecho creo que hoy es la mejor conversación que puedo tener con el

      Querida profesora Jacinta:

      Recuerdo cuando llegábamos a clase que usted nos dejaba en el salón y después yo llegaba y nos sacaba al tablero a que escribamos, y como usted no nos explicaba que era lo que íbamos a hacer entonces nosotros no sabíamos como hacer la tarea, porque usted no nos explicaba lo que íbamos a hacer, entonces como nosotros no sabíamos usted nos cogía de la cabeza y nos daba con el tablero, y por eso mis papases y mi tía la denunciaron a usted y ya la mandaron a usted para otra parte, y llegó otra profesora. Ahí ya no pude más estudiar porque yo no quería ir porque me daba miedo. Yo apenas sé firmar, yo no sé más nada. Yo me dediqué a los quehaceres de la casa, a ayudarle a mi mamá y a cuidar a mis hermanos.

      Me dice mi nietica que ella no quería estudiar, yo le dije a ella que siga estudiando, que era bonito saber escribir, leer, saber todo ahora, porque el estudiado consigue un trabajo, porque para cualquier cosa tiene que ser bachiller. Le dije a mi nietica porque yo no sé nada: le toca barrer, cocinar, lavar ropa, aplanchar y a veces trabajar. Coger café, a veces hasta desherbar las matas.

      Mercedes Cabal Botina.

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