Cosas Peligrosas. Amy Blankenship
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Cosas Peligrosas
Serie Vinculo De Sangre Libro 3
Amy Blankenship, RK Melton
Traducido por Marta Fernandez
Copyright © 2020 Amy Blankenship
Segunda edición publicada por TekTime
Todos los derechos reservados
Capítulo 1
Envy se movía deprisa por el dormitorio metiendo sus cosas en una maleta de cuero negro. Cuando se detuvo y miró a su hermano, se dio cuenta de que él las estaba quitando de la maleta cada vez que ella se daba la vuelta para recoger más. Había estado pisándole los talones desde que llegó a casa y estaba empezando a sentirse muy frustrada.
—¡Para ya! —le dijo mientras le quitaba un puñado de ropa y lo arrojaba de nuevo en la maleta.
Sacudiendo su larga melena pelirroja y colocándosela sobre el hombro le lanzó una mirada de advertencia.
—¿Pero mudarse? Sólo lo conoces desde hace... ¿una semana? ¿Estás segura de que esto es lo que quieres hacer? —repitió Chad a modo de mantra.
—La respuesta sigue siendo la misma Chad —le contestó Envy con voz firme, preguntándose cuántas veces tendría que decírselo antes de que la escuchara. Le miró fijamente y, tratándole como a un niño ingenuo, repitió muy lentamente: —Quiero mudarme con Devon, y eso es exactamente lo que voy a hacer.
—¿Cómo puedes estar segura de que dentro de una semana o de un mes, no encontrará a otra chica y te dejará? —preguntó Chad con desesperación.
—No lo hará. Ella continuó haciendo la maleta, tratando de ignorar la persistente sensación de estar abandonando a su hermano. Por el amor de Dios, él era un hombre adulto y además era policía.
—No lo sabes con seguridad. Lo que quiero decir es que él baila medio desnudo en ese club cada noche y tú estarás atrapada detrás de la barra sirviendo bebidas a pervertidos —exclamó Chad, empezando a enfadarse. Lo que en realidad quería hacer era gritarle por haberse metido en algo tan peligroso...con alguien tan peligroso.
Envy dejó de empaquetar sus cosas y miró a su único hermano, al que quería mucho, pero al que estaba a punto de estrangular.
—Uno, lo sé con seguridad. Dos, puede que esté medio desnudo, pero es muy guapo. Tres, podré bailar con él en la jaula. Y cuatro —se inclinó hacia él como para deshacerse de un secreto inconfesable —lo que realmente necesitas es acostarte con alguien.
Chad miró a su hermana: —No necesito acostarme con nadie—, él gruñó mientras ella le hacía un guiño.
—Sí, y lo sabes. Ella abrió un cajón y agarró un puñado de lencería provocativa.
—No, no es cierto. Chad cerró de golpe la maleta antes de que ella pudiera añadir la lencería a lo que a él le hubiera gustaría que sólo fuera un neceser.
—Sí, lo es. Envy le sacudió la lencería en la cara como para demostrar algo.
—No, no lo es. Él se la quitó de la mano.
—No, no lo harás. Entrecerró los ojos enfadada.
—Sí, lo haré. Chad se detuvo y dio un puñetazo al aire con la mano llena de lencería —¡Maldita sea!
Devon estaba en la sala de estar apoyado en la pared, sus tobillos entrecruzados y las manos en los bolsillos de los vaqueros... trataba de no morirse de risa. Sus discusiones le recordaban mucho a la relación que tenía con sus propios hermanos.
Se notaba que Chad se preocupaba por Envy y por eso no se interpondría entre ellos. Chad hacía lo que mejor sabía hacer.... era el hermano mayor de una pelirroja con carácter. No, no los detendría, pero pagaría solo por ver cómo se peleaban.
Devon se río a carcajadas y luego trató de disimularlo con una tos fingida. Alguien llamó a la puerta y entornando sus ojos azul cielo se preguntó quién diablos venía a visitar a los hermanos antes del amanecer. —Devon, ¿podrías abrir la puerta? —gritó Chad.
—Claro —contestó Devon, y se alejó de la pared antes de acercarse a la entrada. Abriendo la puerta, no pudo evitar sonreír ante la cara de sorpresa de Trevor.
—Hola Trevor, cuánto tiempo sin verte.
Como le prometió, Trevor había venido a hablar con Chad sobre lo que había visto en la iglesia. Lo último que esperaba era que Devon Santos le abriera la puerta. Incapaz de controlar su reacción, Trevor levantó el puño y golpeó con fuerza al jaguar justo en la nariz.
Devon retrocedió un par de pasos y se limpió la sangre de la nariz. Se quedó mirándola antes de volverse a Trevor y mostrarle los dientes. Antes de que Trevor pudiera reaccionar, Devon lo apartó de la puerta y lo llevó al patio delantero.
Sus ropas se hicieron trizas y cayeron al suelo cuando ambos se transformaron en sus respectivas formas animales. Devon dio vueltas alrededor del kodiak y arremetió contra él con un fuerte rugido de jaguar. Trevor gruñó y se levantó sobre sus patas traseras mientras intentaba agarrar al jaguar que tenía pegado a la espalda.
Dentro de la casa, Chad y Envy oyeron el rugido de Devon y corrieron hasta alcanzar la puerta principal. Se quedaron paralizados cuando vieron a Devon peleándose con un enorme oso en el jardín. El policía se sintió aliviado de que no hubiera vecinos cerca.
Chad activó su interruptor mental anulando todas sus emociones. Era algo que podía conectar interiormente y que siempre le hacía estar totalmente tranquilo y sereno... incluso en medio de un tiroteo. Alcanzando la funda que llevaba en la cadera derecha, sacó su pistola y disparó al aire tratando de llamar la atención. Frunció el ceño cuando vio que no se inmutaban y que además le daban un puñetazo en el brazo izquierdo.
— ¡Avisa a alguien cuando vayas a disparar esa cosa! —exclamó Envy mientras se ponía una mano sobre el oído derecho y se estremecía ante un fuerte zumbido.
Zachary se bajó de su coche y dejando escapar un profundo suspiro miró fijamente a los dos niños que estaban peleándose. Una vez más «las cabezas frías tendrían que intervenir» pensó. Sonrió para sus adentros porque nadie usaría la palabra frío para describirlo. Levantando su mano, esta lanzó una bocanada de fuego hacia los dos cambia formas, haciéndolos retroceder cuando una ráfaga de fuego atravesó del patio separándolos.
—Si no queréis que se os chamusque el pelaje, entonces será mejor que volváis a ser hombres y finjáis tener un poco de sentido común —les advirtió Zachary mientras otra llama comenzaba a brotar de su mano ahora extendida. —¿Vais a actuar como adultos o como niños? ¡Porque no me importa en absoluto!
Sonrió con frialdad mientras la llama se elevaba y se inclinaba hacia su objetivo.
Adivinando las intenciones de Zachary, Trevor regresó a su forma humana y miró a su oponente a través de las llamas. Le subía la presión solo con mirar al hombre que le había robado a Envy, de manera que tuvo que concentrarse para mantener su apariencia humana.
Devon también se transformó, pero mantuvo su postura de lucha ya que desconfiaba de Trevor, que todavía podía derribarle. Se distrajo momentáneamente al escuchar a Chad exclamando —¡Dios mío! —y miró