Retrato de la Lozana Andaluza. Francisco Delicado
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Retrato de la Lozana Andaluza - Francisco Delicado страница 14
Auctor. Y señaló á la calabaza.
Ramp. Puta vieja era ésa; á la manteca llamaba mancilla lobos.
Loz. Luenga vala, júralo mozo, y ser de Córdoba me salva; el sueño me viene, reposemos.
Ramp. Soy contento, á este lado y metamos la ilesia sobre el campanario.
Auctor. Era mediodia cuando vino la tia á despertallos, y dice: sobrino, abrí, catá el sol que entra por todo, buenos dias, ¿cómo habeis dormido?
Loz. Señora, muy bien, y vuestro sobrino como lechon de viuda, que no ha meneado pié ni pierna hasta agora, que yo ya me sería levantada sino por no despertallo; que no he hecho sino llorar pensando en mi marido, qué hace ó dó está, que no viene.
Tia. No tomeis fatiga; andad acá, que quiero que veais mi casa agora que no está aquí mi marido, veis aquí en qué paso tiempo; ¿quereis que os la quite á vos?
Loz. Señora, sí, despues yo os pelaré á vos, porque veais qué mano tengo.
Tia. Esperá, traeré aquel pelador ó escoriador, y veréis que no dexa bello ninguno, que las jodías lo usan muncho.
Loz. ¿Y de qué se hace este pegote ó pellejador?
Tia. ¿De qué? de trementina y de pez greca, y de calcina vírgen y cera.
Loz. Aquí do me lo posistes se me ha hinchado y es cosa sucia; mejor se hace con vidrio sotil y muy delgado, que lleva el vello y hace mejor cara, y luégo un poco de olio de pepitas de calabaza y agua de flor de habas á la veneciana, que hace una cara muy linda.
Tia. Eso quiero, que me vecéis.
Loz. Buscá una redomilla quebrada, mirá que suave que es, y es cosa limpia.
Tia. No habréis, que si os caen en el Rastro las cortesanas, todas querrán probar, y con eso que vos le sabeis dar con ligereza, ganaréis cuanto quisiéredes, Dios delante; veis aquí do viene mi marido.
Viejo. Estéis en buen hora.
Loz. Seais bien venido.
Viej. Señora, ¿qué os ha parecido de mi sobrino?
Loz. Señor, ni amarga ni sabe á fumo.
Tio. Por mi vida, que teneis razon, mas yo fuera más al propósito que no él.
Tia. Mirá que se dexará decir; se pasan los dos meses que no me dice qué tienes ahí, y se quiere ahora hacer gallo, para quien no os conoce teneis vos palabra.
Loz. Señora, no os altereis que mi bondad es tanta, que ni sus palabras, ni su sobrino no me empreñarán; vamos, hijo Rampin, que es tarde para lo que tenemos de hacer.
Tia. Señora, id sana y salva, y tornarme á ver con sanidad.
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.