No creas todo lo que ves. Mariela Peña

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу No creas todo lo que ves - Mariela Peña страница 4

No creas todo lo que ves - Mariela Peña Zona Límite

Скачать книгу

para llamar la atención. Cualquier cosa que viniese de Lola enojada era posible. Se paró frente a todo el curso como si estuviera a punto de dar un espectáculo y sus compañeros fuesen el público.

      —¿Tomaste para ahogar las penas, Lolita? –se burló uno de los chicos del fondo.

      —Sí, la pena que me da saber que tengo que verte la cara a vos cada día –todos comenzaron a reír–. Quiero que sepan que son todos una manga de caretas y que este curso es lo PEOR.

      Fue tambaleándose hasta donde estaban sentadas Trini y Carina, las chicas más calladas del curso. Se despatarró en una silla y les preguntó si podía sentarse allí por ese día. Las dos dijeron que sí al instante; no era común que una chica como Lola quisiera sentarse con ellas.

      Desde la otra punta del aula, Ámbar observaba de reojo, haciendo todo lo posible por disimular la mezcla de angustia, lástima y enojo que sentía. Intentaba fingir que Lola no existía, Vicky y Ceci la ayudaban manteniéndola atenta a otras cosas, pero era difícil, la vista se le desviaba hacia donde estaba Lola, que también la miraba pero sin disimulo. Entonces, cada tanto sus ojos se encontraban en ese punto invisible del tiempo y el aire, donde se encuentran dos miradas que se buscan. A una, la invadían los nervios; a la otra, el placer de incomodar a su mejor amiga devenida en adversaria.

      Thiago ya estaba ocupando su asiento cuando el timbre sonó. Las palabras de Flopi seguían resonando en su cabeza y, ahora que sabía lo que le había hecho a Ámbar, la imagen patética de Lola queriendo llamar la atención lo irritaba mucho.

      La clase de literatura comenzó y nadie parecía poder prestar atención a las palabras de la estricta profesora Luna. Todos miraban hacia el frente, nadie pronunciaba una palabra, sin embargo Luna notó la tensión que reinaba en el lugar.

      —¡Galván! ¿Me escucha?

      —Eh, perdón, profe, tenía la cabeza en otro lado –respondió Thiago con la voz entrecortada.

      —Bueno, entonces tráigala rápido porque estamos en clase, algo que hoy, al parecer, a nadie le importa. Leyó el libro, ¿verdad?

      —Sí, sí, claro.

      —Bien, entonces dígame cuál sería el contexto en el que se desarrolla la obra.

      —En el esplendor y decadencia de la América esclavista del siglo XVIII.

      —Muy bien, ¿qué más?

      —Eh… es… es la historia de Sierva María de Todos los Ángeles, una chica que está recluida en un convento y que tiene que luchar contra los prejuicios y la ignorancia de la época.

      —Y del dolor de un amor sin esperanza –la voz de Ámbar brotó desde la otra punta del aula. Thiago la observó, sorprendido, y continuó, tartamudeando.

      —Es… es una historia con mucha magia, que cuestiona la naturaleza de la fe…

      —…y de la pasión –volvió a interrumpir.

      —Sí, una pasión que termina llevándolos a la ruina –retrucó, con gesto muy serio.

      —No fue la pasión la que los llevó a la ruina; fueron factores externos como el pensamiento, los prejuicios, los miedos, todas esas porquerías que arruinan el amor desde siempre, y no solo en la literatura –la voz de Ámbar se escuchaba bajita y entrecortada.

      —Como sea, ella termina hundida en la tristeza –sentenció él.

      Ámbar no supo qué decir. Se quedaron inmóviles y en silencio mientras los ojos se les humedecían de llanto reprimido a los dos. Y se miraban, se miraban de ojos a boca, de ojos a pelo, de ojos a ojos. Cinco segundos de diálogo de miradas mudas fue suficiente. Luego, Thiago giró la cabeza bruscamente hacia el pizarrón y continuó intentando seguir el hilo de la clase.

      —Bueno, pero no nos vayamos por las ramas. Entonces, en Del amor y otros demonios, García Márquez nos sitúa en Cartagena, Colombia…

      La profesora continuó pero Ámbar y Thiago ya estaban perdidos, cada uno en sus pensamientos, mirando hacia el frente, simulando que prestaban atención. La única que se dio cuenta de todo fue Flopi.

      Capítulo 3

      Ámbar estaba en el sillón del living de su casa, tirada junto a Pablo que miraba la tele como un zombie cuando le llegó la primera captura de pantalla del Twitter de Julián y, por ende, se vio obligada a enterarse de lo que sucedía. Ella los tenía bloqueados, tanto a él como a Lola, para intentar hacer ojos ciegos frente al rebote que sabía que tendría todo el asunto en Twitter. Pero nada de lo que sucede en ese terreno indómito se puede prever ni evitar, las redes sociales son telarañas donde las personas quedan atrapadas y expuestas. Cada tuit de Julián o de Lola, directa o indirectamente dedicado a ella, tenía cientos de retuits e implicaba que sus amigos y seguidores le hicieran comentarios o le mandaran las capturas; todo el mundo sabía que eran para ella. Además, sus seguidores no paraban de aumentar y esto estaba directamente relacionado con que tanto Julián como Lola la hacían cada vez más ingratamente famosa con su hostigamiento.

      Ámbar tenía la esperanza de que toda esa agresión que estaba recibiendo desde que se había ido aquella tarde de la casa de Julián pegando un portazo, se detuviera de un momento a otro; por eso no respondía, no reaccionaba. Esperaba que la tormenta finalmente pasara, que se cansaran de no recibir respuesta porque hasta para pelear siempre hacen falta dos partes que se pongan de acuerdo. Pero, lo cierto es que parecía ser al revés, como si el paso del tiempo le jugara en contra. Cada vez recibía más notificaciones y menciones a pesar de que no tuiteaba desde la fatídica tarde. Aun así, ella seguía creyendo que la indiferencia era la mejor opción.

      Mientras veía la televisión sin mirar y Pablo se comía los últimos triangulitos de chocolate, hacía todo lo posible por ignorar los reclamos del celular que vibraba a su lado. Pensó en su cuenta de Wattpad, la cual también había abandonado desde aquel día, no solo porque estaba intentando mantenerse alejada de las redes, sino porque no escribía un solo verso desde hacía muchísimo, ni siquiera en una servilleta. Nunca había estado tanto tiempo alejada de su arte. Se sentía repleta, desbordada, incómoda, pero a la vez no le salía ni una palabra, estaba encarcelada por el famoso terror a la hoja en blanco, o la pantalla en blanco. Pero, la tarde estaba densa y aletargada y su mente no frenaba, por eso se permitió volver, al menos por un rato, al ritual de Wattpad y té con limón. Lo peleó un poco a Pablo por comerse todo el chocolate, luego subió a su cuarto, encendió su computadora y se logueó. Antes de volver a ejercitar su imaginación y soltar palabras, entró a leer la historia de Thiago como quien decide ir a dar una vuelta por un boulevard rodeado de verde, árboles y flores hermosas. Ahí estaba Thiago, ahí estaban sus palabras:

      Su príncipe azul

      le regala emojis de amor cada noche, la invita

      a lugares exclusivos, la invita a donde

      nunca antes había ido.

      Su príncipe azul

      la

Скачать книгу