Rivales enamorados. Valerie Parv

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Rivales enamorados - Valerie Parv страница 7

Автор:
Серия:
Издательство:
Rivales enamorados - Valerie Parv Jazmín

Скачать книгу

tomó su mano con una suavidad inesperada y la llevó al centro del salón. Cuando puso la otra mano sobre su espalda desnuda, Adrienne sintió un escalofrío.

      –Parece sorprendida de que sepa bailar. ¿Pensaba que un vaquero como yo no sabría moverse?

      –Parece que está acostumbrado a moverse en salones reales y, obviamente, es inteligente o no habría impresionado a mi hermano. ¿Por qué quiere aparentar que es un rudo vaquero?

      –Porque lo soy. Soy un huérfano, un chico de la calle. Yo no nací entre algodones como usted.

      Adrienne se puso tensa.

      –¿Porque pertenezco a la familia real?

      –Por pertenecer a cualquier familia. Yo no tuve una hasta los catorce años, pero usted no parece apreciar la suya.

      –¿Por qué piensa eso? –preguntó ella, sorprendida y cada vez más irritada por el comportamiento de aquel hombre.

      –¿Por qué, si no, sale de palacio disfrazada, arriesgándose a que le pase cualquier cosa?

      –Usted no podría entenderlo –dijo Adrienne.

      –Y no sé si quiero, Alteza. ¿O prefiere que la llame Dee?

      –Preferiría que me soltase, señor Jordan. Ya le he concedido un baile y… ¡oh!

      Hugh la sujetó por la cintura.

      –¿Le pasa algo?

      –No, estoy bien. Un poco mareada, nada más.

      Sin soltar su brazo, Hugh la llevó a una terraza iluminada por antorchas.

      –No ha comido mucho, ¿verdad?

      –No tenía hambre.

      –¿No se da cuenta de que es posible que siga en estado de shock después de lo que le pasó esta tarde? –preguntó él, aparentemente enfadado.

      –No estoy en estado de shock. No sea ridículo.

      Para sorpresa de Adrienne, Hugh le levantó los párpados como si fuera un caballo que quisiera comprar.

      –No tiene mal color, pero la próxima vez, coma algo antes de ponerse a bailar.

      Adrienne iba a replicarle como se merecía, pero estaba demasiado distraída por el calor de la mano de Hugh en su cara.

      –Solo estoy un poco cansada.

      –Es una temeraria. Yo habría dado cualquier cosa por tener un hermano mayor que cuidara de mí, pero su alteza no parece apreciarlo en absoluto.

      Nadie le hablaba en aquel tono, ni siquiera sus hermanos. Adrienne se irguió, furiosa.

      –Me temo, señor Jordan, que debo recordarle quién soy.

      –No lo he olvidado –murmuró él, levantándole la barbilla con un dedo–. Es lo único que me impide hacer lo que he querido hacer desde que la conocí esta tarde.

      –¿Y qué es?

      –Besarla hasta que se quede sin aliento.

      Adrienne se quedó sin aliento en ese mismo instante. Se decía a sí misma que estaba furiosa, pero había algo más.

      –¿Cómo se atreve?

      –No lo puedo evitar. Es química. Llevaba toda la tarde pensando cómo podría volver a verla.

      –¿Y ahora que lo ha hecho?

      –Ahora la veo tan por encima de mí que no puedo ni tocarla.

      –¿Está seguro?

      Era la invitación que estaba esperando. Sin decir nada, Hugh la abrazó y buscó su boca con labios exigentes. La sujetaba suavemente por la nuca para acercarla más a él, dejándole sentir el calor de su cuerpo mientras la saboreaba.

      Si Adrienne había pensado antes que aquel hombre la turbaba, aquello no era nada comparado con el fuego que parecía recorrer sus venas en ese momento. Se sentía tan excitada que tuvo que hacer un esfuerzo para volver a colocarse la máscara de princesa intocable.

      –¿Satisfecho? –preguntó cuando consiguió apartarse.

      –Digamos que es un principio.

      –No es el principio de nada. Esto es una locura. Si no estuviera mareada…

      –Habría hecho lo mismo –la interrumpió él–. Usted deseaba besarme tanto como yo.

      Adrienne se quedó boquiabierta.

      –Muy bien. Esto se ha terminado.

      –No lo creo, Alteza. No se ha terminado. Aún no hemos hablado de la temeridad de salir de palacio sin escolta. Y hay otra cosa de la que deseo hablar.

      –¿De qué se trata? –preguntó ella, indignada.

      –Se lo diré en otro momento. Creo que ahora debería descansar.

      –¿Alguna cosa más?

      –Sí. ¿Cuándo puedo volver a verla?

      Конец ознакомительного фрагмента.

      Текст предоставлен ООО «ЛитРес».

      Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.

      Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.

/9j/4AAQSkZJRgABAgAAAQABAAD/2wBDAAgGBgcGBQgHBwcJCQgKDBQNDAsLDBkSEw8UHRofHh0a HBwgJC4nICIsIxwcKDcpLDAxNDQ0Hyc5PTgyPC4zNDL/2wBDAQkJCQwLDBgNDRgyIRwhMjIyMjIy MjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjIyMjL/wAARCA78CWADASIA AhEBAxEB/8QAHwAAAQUBAQEBAQEAAAAAAAAAAAECAwQFBgcICQoL/8QAtRAAAgEDAwIEAwUFBAQA AAF9AQIDAAQRBRIhMUEGE1FhByJxFDKBkaEII0KxwRVS0fAkM2JyggkKFhcYGRolJicoKSo0NTY3 ODk6Q0RFRkdISUpTVFVWV1hZWmNkZWZnaGlqc3R1dnd4eXqDhIWGh4iJipKTlJWWl5iZmqKjpKWm p6ipqrKztLW2t7i5usLDxMXGx8jJytLT1NXW19jZ2uHi4+Tl5ufo6erx8vP09fb3+Pn6/8QAHwEA AwEBAQEBAQEBAQAAAAAAAAECAwQFBgcICQoL/8QAtREAAgECBAQDBAcFBAQAAQJ3AAECAxEEBSEx BhJBUQdhcRMiMoEIFEKRobHBCSMzUvAVYnLRChYkNOEl8RcYGRomJygpKjU2Nzg5OkNERUZHSElK U1RVVldYWVpjZGVmZ2hpanN0dXZ3eHl6goOEhYaHiImKkpOUlZaXmJmaoqOkpaanqKmqsrO0tba3 uLm6wsPExcbHyMnK0tPU1dbX2Nna4uPk5ebn6Onq8vP09fb3+Pn6/9oADAMBAAIRAxEAPwD33FGK dRQA3FGKdRQA3FGKdRQA3FGKdRQA3FG

Скачать книгу