Etiopía. Varios

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Etiopía - Varios Petit Futé

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así como en las demás ciudades del país.

      Economía

      Para muchos observadores, Etiopía es la futura potencia económica africana. En los últimos diez años su crecimiento medio ha rozado el 10 %. En 2017 el país registró un PIB de 200,6 mil millones de dólares y una tasa de crecimiento del 10,9 %.Es una de las economías más dinámicas del África subsahariana. Como símbolo de esta evolución, en menos de 10 años, más de 2,5 millones de etíopes han superado la pobreza extrema. Muchas empresas textiles chinas e internacionales han trasladado sus fábricas aquí, dado que la mano de obra es cualificada y de bajo coste. La esperanza de vida se ha incrementado en 10 años y los edificios surgen como setas en todas las ciudades del país.A pesar de estas cifras, Etiopía tiene una economía frágil puesto que se basa principalmente en la agricultura y, por lo tanto, depende de los caprichos climáticos que castigan las zonas del este y el noreste con sequías ocasionales. Aunque el 47 % del PIB se genera con la agricultura, este sector emplea al 85 % de la población activa. Todos los pequeños agricultores que tienen su propia parcela de tierra trabajan en condiciones extremas y sin ayuda externa para aumentar su rendimiento.El eterno conflicto con su vecino del norte, Eritrea, y ahora con Al-Shabab en Kenia y Somalia, sigue dando al país una imagen negativa que, durante mucho tiempo, ha ahuyentado a posibles inversores extranjeros o de la diáspora etíope. Sin embargo, aunque Etiopía se encuentra entre los veinte países más pobres del mundo, las cosas están mejorando.El sector turístico, en concreto, está en plena expansión, así como los de la construcción, las telecomunicaciones y la electrificación. Las donaciones internacionales están aumentando (Europa, China, Arabia Saudí) y Etiopía es el mayor beneficiario de los préstamos del Banco Africano de Desarrollo (BAD).

      Principales recursos

       Agricultura y ganadería. Representan el 85 % de la población activa y aportan algo menos de la mitad del PIB (34,8 % en 2017). A pesar de una gran diversidad que incluye algodón, cereales, semillas oleaginosas, fruta, verdura, especias y flores, la producción agrícola está dominada en términos de rentabilidad por el cultivo del café, que es el principal producto de exportación (35 %) y emplea al 12 % de la población. Aunque no se fomenta oficialmente, el khat es el segundo producto de exportación más importante y una parte significativa y creciente de los ingresos agrícolas del país. Aunque en África se la considera un granero, Etiopía aún tiene dificultades para alimentar a su propia población y promover la agricultura de exportación. Si algo explica una agricultura tan subdesarrollada es una política agrícola pobre y poco planificada y no las sequías cíclicas que afectan a algunas partes del país. Casi todas las superficies cultivadas pertenecen a pequeños propietarios para los que la mecanización resulta imposible. Estas parcelas, tradicionalmente trabajadas con arados de bueyes, solo pueden proporcionar una producción de subsistencia, y se dan situaciones dramáticas en caso de condiciones climáticas adversas. Además, a pesar de las subvenciones gubernamentales, el uso de fertilizantes sigue siendo limitado y se rocían pocas tierras. Teniendo en cuenta que menos del 30 % de la tierra cultivable, que cubre el 65 % del territorio, se explota en la actualidad, hay motivos para ser optimistas sobre el futuro alimentario del país gracias a la nueva política agrícola que el Gobierno ha puesto en marcha en los últimos años. Ejemplos de ello son el ambicioso programa de la industria azucarera, los proyectos de cultivo de caña de azúcar recientemente iniciados cerca de Awash y el inminente desarrollo de enormes campos en el valle del Omo. La otra riqueza del sector primario etíope es su enorme explotación animal. Con unos 27 millones de cabezas de bovino, 24 de ovejas y 18 de cabras, a los que hay que añadir millones de asnos y camellos utilizados principalmente para el transporte, Etiopía ocupa el primer lugar en el continente en este ámbito. La apicultura también es un sector en expansión.

       Industria y servicios. La industria etíope, que se limita a los sectores de la alimentación, las bebidas y los textiles, representa ya el 21,6 % del PIB y emplea apenas al 5 % de la población activa. Para revitalizar el sector industrial dañado por más de quince años de gestión marxista, el gobierno inició un gran plan de privatización y atrajo a muchas empresas internacionales, sobre todo chinas. El sector de las pieles está en auge y las principales marcas textiles no dudan en instalarse en el país. Por otro lado, con un 43 % del PIB y en constante crecimiento, los servicios representan una gran proporción de la actividad comercial, aunque solo emplean al 10 % de la población.

       Recursos naturales y recursos potenciales. Subexplotado durante mucho tiempo, el subsuelo etíope, que incluye yacimientos de oro, tántalo, hierro, lignito, estaño, cobre, níquel y potasio, está en vías de convertirse en una de las grandes riquezas del país. El sector minero está en pleno desarrollo y, con reservas de varias decenas de toneladas de oro descubiertas en 2009, la participación del sector minero en el PIB debería alcanzar el 10 % en los próximos años (frente al 4 % actual). También se han identificado importantes reservas de gas natural en varias regiones del país, en particular en Ogaden. Según parece, en 2013 se descubrió un yacimiento de petróleo en el valle del Omo, cerca de la frontera sursudanesa, pero el gobierno sigue siendo muy discreto al respecto. La sal, que se explota en el noreste del país, también contribuye a la economía nacional. A pesar de los considerables recursos hidráulicos, el acceso al agua potable sigue siendo errático fuera de las grandes aglomeraciones, y la producción hidroeléctrica no alcanza una quinta parte de su potencial. Sin embargo, se están llevando a cabo grandes proyectos de construcción de presas, entre ellos la presa del Renacimiento en el Nilo. En el campo, la población sigue empleando fuentes de energía tradicionales como excrementos animales, pero también la madera y el carbón, cuya sobreexplotación es una de las causas de la deforestación. Si se gestionan adecuadamente, los recursos forestales podrían proporcionar ingresos significativos, pero frente al estado alarmante de los bosques, la conservación y la reforestación son prioritarias. La explotación de los combustibles fósiles y un mejor uso del enorme potencial hidroeléctrico y geotérmico podría satisfacer las crecientes necesidades energéticas de un país que aún carece de recursos petrolíferos.

       Infraestructura. Este país, cuya geografía es desfavorable para el transporte, tiene buenas infraestructuras de comunicación. La carretera constituye una infraestructura estratégica nacional, y de hecho, el país está conectado por una amplia red. Las principales vías asfaltadas, que están sometidas a graves dificultades durante las estaciones de lluvia, son objeto de una costosa política de mantenimiento y desarrollo en la que participan grandes empresas extranjeras, especialmente chinas. Además, en los últimos diez años, el gobierno ha trabajado para desarrollar una red de caminos rurales que conecten regiones aisladas. La aerolínea nacional Ethiopian Airlines es eficiente y presta servicio a más de quince ciudades de todo el país. En las zonas más aisladas, la temporada de lluvias implica, en el mejor de los casos, retrasos, y en el peor, cancelaciones totales. La oficina de correos, que solo funciona en forma de apartados de correos, es bastante eficiente. En cuanto a las tecnologías modernas, la cobertura de telefonía móvil está aumentando considerablemente gracias a las inversiones masivas de los operadores extranjeros. Internet, que aquí suscita un verdadero interés, está presente, aunque sigue sufriendo la lentitud de las conexiones y el monopolio de las telecomunicaciones públicas, que no pueden hacer frente a la demanda. Solo la llegada de nuevos operadores podría proporcionar al país una red eficiente.

       Comercio exterior. El café sigue siendo uno de los pilares de la economía etíope. Los esfuerzos de los últimos años han dado sus frutos, y el aumento de la producción de arábica (500 000 toneladas) ha incrementado los ingresos de exportación. Además también se exportan bien: semillas oleaginosas, khat, cereales, cuero, oro

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