Pamiers
Ciudad rodeada de canales desde la Edad Media, Pamier se descubre atravesando los numerosos puentes que relatan sus secretos. A menos que se prefiera visitar por el camino de Santiago de Compostela que les guiará a los numerosos lugares y monumentos históricos: la catedral de Saint-Antonin, la capilla del Carmel, el palacio de justicia, la puerta Nerviau, la torre de la moneda y la de los agustinos y de los cordeleros, la iglesia Notre-Dame-du-Camp. Por último, desde la meseta del Castella, ubicación del antiguo castillo, se podrá admirar la ciudad y la cadena de los Pirineos.
Boulevard Delcassé
✆ +33 05 61 67 52 52
Abierta el lunes de 14 a 18 h; de martes a viernes de 9.30 a 13 h y de 14 a 18 h; el sábado de 10 a 13 h y de 14 a 18 h.
Parada indispensable para quien no se quiera perder ningún dato sobre los restaurantes, alojamientos y descubrimientos turísticos en estas amplias tierras.
Punto de interés [[[Puntos de interés]]]
Place du Mercadal
Abierta todo el año. Todos los días y festivos. Gratuita.
El obispo de Couserans, Gabriel de Saint-Esteven, bendijo hace trescientos años la catedral de Pamiers. De la edificación del siglo XII, solo queda el portal notorio embellecido con capiteles con adornos que representan escenas bíblicas así como un bajorrelieve con el primer mártir de Saint Antonin. En el siglo XIV se intentó ampliar y fortalecer la iglesia de Mercadal: se alzó el campanario, inspirado en el de los Jacobinos de Toulouse, cuya última altura no se terminó hasta 1426. La construcción, con una sola nave, es sencilla y majestuosa. Tiene la carpintería interior, los tapices, cuadros y orfebrería que le debieron otorgar su prestigioso carácter, así como el gran órgano procedente de la Daurade de Toulouse.
A los pies de la subida que conduce a la meseta de Castella, observará a su derecha la estela de Gabriel Fauré, realizada por el escultor de Pamiers Méric en 1927. Gabriel Fauré, compositor y músico de fama internacional, nació en Pamiers el 12 de mayo de 1845. Su casa natal se ve en el número 17 de rue Gabriel-Mortes. En la meseta de Castella, en la Edad Media, se construyó el castillo de Pamiers que dio nombre a la ciudad. Desde aquí podrá disfrutar de unas vistas panorámicas a la ciudad y a la cordillera de los Pirineos.
Refugio
1, rue d'Emparis
✆ +33 05 61 68 22 41
www.restaurant-traiteur-pamiers-ariege-midi-pyrenees.com
Abierto de martes a domingo al mediodía; de martes a sábado por la noche. Se recomienda reservar. Menú infantil: 9 €. Menú de mediodía: 17 € (entrante + principal + postre). Cheque restaurante. Terraza.
Este buen restaurante cambió de propietarios en el mes de octubre; aún así, seguirá siendo un buen lugar. De hecho, los nuevos gerentes ya han cocinado para los ariegeños en la cercana localidad de Montgaillard. Por lo tanto, ya han demostrado su valía. La decoración es ahora más elegante, con sillas negras con cantos de madera marrón. Servilletas de tela, incluso para el almuerzo, y bonitos cuadros modernos llenos de color. Renard ha configurado un menú del día sabroso: raviolis de vieiras con salsa de puerros al azafrán, una blanqueta de ternera que se funde en la boca y, de postre, fresas Melba, muy perfumadas, deliciosamente acompañadas por una chantillí casera. ¡Que el mejor viento haga girar las alas de este nuevo molino!
46, avenue de la Rijole
✆ +33 05 61 67 47 26
Abierto de martes a sábado a mediodía; los viernes y los sábados por la noche. Se recomienda reservar. Menú único a 27 €. Plato del día: 12,90 €. Entrante + principal o principal + postre: 14,90 €; entrante + principal + postre: 16,90 €. Cheque restaurante. Recepción de grupos. Tienda.
Nueva dirección en la zona de Pic à Pamiers. El restaurante abrió en octubre de 2016 como extensión del «Comptoir Appaméen des Viandes», especializado en sacrificio y despiece, dirigido por la familia Amardeil, mayoristas muy conocidos en la zona de Arièges. Así pues, nos encontramos frente a auténticos profesionales de la carne en todos sus estados. Y para que a este «Pic à Viandes» no le falte, un verdadero maestro en la cocina, también conocido como Grégory Rodriguez, quien había hecho feliz a muchos sibaritas en su conocido restaurante la «Table de la Ramade» en Rabat-les-Trois-Seigneurs, al pie de otro pico. Se chupará los dedos con la carne, por supuesto, pero también con
