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sí, sí quiero”, dice Olive, luchando para sentarse en uno de los asientos que están al otro lado de la cocina.

      Yo hago una mueca. “Su nombre es Jett, era muy caliente y rechazó tener sexo conmigo.”

      “¿Hizo qué?” preguntó Olive, indignada.

      “Fue muy vergonzoso”, dije yo con otro suspiro. “Aunque se aseguró de pedir mi número…”

      “Espera, ¿hizo eso antes o después de rechazarte?”

      “Mmmmm… después”, dije yo, moviéndome para buscar dos tazas.

      “¡Amiga! Eso es muy caliente”, dice ella. Olive muerde su croissant y gime en apreciación. “Dios, esto es bueno.”

      “Estás ensuciando tu ropa de migajas”, señalo yo.

      Olive se sacude las migajas de su enterizo de chifón y se encoge de hombros. “¿Y qué tan caliente era? Descríbelo.”

      “Mmmmm…” Comienzo a recordarlo mientras echo la leche. El café está terminado y nos sirvo dos tazas llenas de un café que olía increíble. “Era muy alto. Tenía cabello oscuro y corto y una sonrisa increíble. Tenía un montón de tatuajes.”

      “¿Todo el brazo?” pregunta Olive, aceptando su café. “Gracias.”

      “Ambos brazos tenían tinta y su cuello también… era muy caliente.”

      “Genial. Bueno, tal vez te llame.”

      “¡Sí y tal vez luego vengan hombrecitos verdes de una nave espacial!” dije yo. “Oooh, espera un segundo…”

      Dejo mi café en la cocina y voy a buscar una carpeta blanca gruesa de la mesita de café. Milo maúlla con tristeza y Olive se inclina y lo rasca en la cabeza.

      Miro la carpeta blanca y una carpeta negra casi idéntica e intento recordar cuál es la que tiene una lista de donantes de esperma y cuál es la que tiene muestras de pintura para la habitación extra.

      Después de echarle un vistazo a la cubierta, traigo la carpeta de muestras y la abro en la primera página que marqué. “Tienes que ayudarme a escoger un color para el próximo cuarto del bebé.”

      Olive agarra el libro y mira la página abierta y luego me entrega la caja de croissants.

      “No hay que desperdiciarlo”, murmura Olive mientras observa las páginas.

      Tomo el croissant y lo muerdo. Cierro mis ojos; el sabor es tan bueno como para tener un orgasmo. “Ohhhh.”

      “Lo sé”, dice Olive sin levantar la mirada. “Escucha, tengo una pregunta extraña. No te juzgo ni nada, pero… ¿los socios en la firma saben que estás planeando embarazarte?”

      Presiono mis labios y contesto mientras frunzo mis cejas ligeramente. “No.”

      “Es solo que… sabes, no vas a poder trabajar tanto. Sarah, ¿conoces a la que trabaja en derecho contractual? Ella dijo que sus horas fueron reducidas a la mitad.”

      Ella no levanta la mirada del libro, pero siento que este es su momento de honestidad sobre el tema.

      “Me he preparado financieramente, si es eso a lo que te refieres.” Arrugo mi cara.

      “No, es solo que… me pregunto si los socios se quedarán atónitos cuando una de sus principales litigantes anuncie que está embarazada.”

      “Probablemente. Pero no puedo permitir que un viejo me diga que es mala idea tener un bebé solo porque es malo para él. Mi fertilidad no tiene que adecuarse a su mejor momento.”

      “Hmm”, dice Olive, arrugando las cejas. “Hey, ¿has tenido suerte con la carpeta de los donantes de esperma?”

      Sacudo mi mano. “Aj, no. He rechazado… casi toda la lista.”

      Olive sonríe. “¡Muy selectiva!”

      “¿Quieres escuchar algo loco?”

      “Siempre.”

      “Casi le pido que pase solo 1 noche, ya sabes… para ver si quería ayudarme a acelerar el proceso.” Arrugo mi cara al decirlo.

      La boca de Olive forma una O perfecta. Le toma un segundo recuperar el habla.

      “Espera, ¿solo ibas a… usarlo por su esperma?”

      “Bueno, sí. El que fuera tan caliente tampoco iba nada mal.”

      “Oh dios mío, ¿en serio? Eso es increíble. Espero hayas conseguido su número.”

      Siento mis mejillas encenderse. Milo vuelve a saltar en el mostrador y lo agarro para acariciar su suave pelaje.

      “De hecho sí. Lo hice.”

      Olive me mira y lo considera.

      “¿Estás pensando salir con él?” pregunta Olive.

      “Dios mío, no. Parece un mujeriego. No tengo tiempo para eso. Especialmente si voy a seguir adelante con lo del donante de esperma…”

      Una sonrisa traviesa aparece en sus labios. “Entonces… ¿por qué no te saltas la parte de la cita y le pides que tengan sexo?”

      “Te refieres a… ¿procrear?” pregunto yo.

      “Sí, ¿por qué no? Podrías decirle o no.” Olive pausa. “Es una sugerencia.”

      Pongo mis ojos en blanco. Milo comienza a retorcerse, así que lo suelto. “Tendría que decirle al padre de mi bebé que estaba intentando embarazarme. Es algo decente que debería hacer, Olive.”

      Ella se encoge de hombros. “Si eso piensas.”

      “Tengo que hacerlo, creo. Personalmente, eso pienso. Pero… ¿cómo puedes pedir eso? ¿Hey, hombre sexy, ¿estaría bien si no usamos protección? Quiero salir embarazada.”

      Olive se ríe. “Solo lo emborracharía un poco y le contaría todo. Probablemente ayudaría si te vistes sexy…”

      “Aj, no lo sé. Probablemente escuche la palabra bebé y salga huyendo.”

      Olive comenzó a pensar. “Muéstrame una fotografía de él”

      Yo sacudo mi cabeza. “No tengo una.”

      “¿Sabes su nombre?”

      “Sí, Jett James.”

      “Suena conocido. Hmmm…” Ella saca su teléfono y escribe algo, luego revisa las páginas. “Espera… ¿es él?”

      Olive voltea la pantalla de teléfono y Jett está ahí.

      “Sip, es él”, digo yo.

      “¡Amiga!

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