Pack Bianca y Deseo enero 2021. Varias Autoras

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siento mucho, Logan –comentó ella, sacudiendo la cabeza y bajando la mirada, avergonzada.

      –Hasta ahora solo había pensado en lo que yo podía perder.

      –En ese caso, ¿estamos de acuerdo?

      Ella se levantó de su sillón y se detuvo delante de él.

      –Sí. ¿Nos damos un apretón de manos para sellarlo?

      Él aceptó, pero no se preparó para lo que iba a sentir al tocarla. Aquello iba a ser mucho más difícil de lo que había imaginado, pero tenía que conseguirlo porque, si no, podía perder lo que siempre había querido. Soltó su mano enseguida, antes de cometer una estupidez, como volver a besarla, que era lo que le estaba pidiendo el cuerpo.

      Douglas Richmond entró en el despacho y Logan intentó mantener la calma a pesar de que se sentía como un niño al que acabasen de sorprender robando galletas. Miró a Honor, que parecía igual de afligida, y ambos se separaron como si hubiesen hecho algo más que darse la mano.

      –Me alegra ver que os lleváis bien. Siento no haberte dicho antes lo de tu despacho, Honor, pero dado que quiero que trabajéis juntos, tenía sentido. ¿Alguna objeción?

      Para su sorpresa, Honor no se quedó callada.

      –En realidad, habría preferido que me avisases, pero estoy dispuesta a albergar al señor Parker mientras esté por aquí.

      Douglas se echó a reír.

      –¿Mientras esté por aquí? Hemos esperado treinta y cuatro años a que nuestra familia estuviese completa. Si se demuestra que Logan es quien dice ser, lo último que Nancy y yo vamos a desear es que se marche corriendo al otro hemisferio. Espero que consigas que se sienta como en casa, Honor. Ya sabes lo importante que es la familia para nosotros.

      Logan se dio cuenta de que ella se ponía tensa. Aquello debía de ser su peor pesadilla. No solo tenía que enfrentarse a su error, sino que tenía que trabajar en el mismo despacho que él. Qué estrés.

      Y qué tentación.

      –Por supuesto que puedes contar conmigo, Douglas. Ya lo sabes. Haría cualquier cosa por esta familia.

      –Nuestra familia –la corrigió Douglas suavemente–. Tú también formas parte de ella, Honor. Logan tiene algunas ideas estupendas para Richmond Developments y me gustaría que lo incluyeses en tus actividades diarias para que vea cómo funcionamos. Ahora, me gustaría que ambos vinieseis conmigo a ver el edificio que hemos comprado frente al mar.

      Logan asintió.

      –Si no te importa, querría pasar por el hotel a recoger mi cámara de fotos.

      –Por supuesto. ¿Honor, estás libre?

      Logan tuvo la sensación de que, aunque no lo estuviese, Douglas esperaba que lo dejase todo para acompañarlos.

      –Espera que mire la agenda –dijo ella, acercándose al ordenador y mirando la pantalla antes de asentir–. Puedo ir ahora, pero tengo una reunión a mediodía.

      –Bien, bien –le respondió Douglas, frotándose las manos–. Os espero en el aparcamiento dentro de diez minutos.

      Y, sin más, se marchó.

      Logan se giró hacia Honor.

      –¿Siempre es así?

      –¿Te refieres a si siempre espera que hagan lo que él dice? Sí.

      –Y a ti te ha impuesto el tenerme aquí, ¿verdad?

      –No soy yo quien debe decir eso. Solo soy una trabajadora más.

      –Pero también eres la prometida de mi hermano –añadió Logan–. Douglas ha dicho que eres parte de la familia.

      –Si. Y espero que no se te olvide. Ya sé que tú tampoco quieres perder a tu nueva familia, pero para mí también hay mucho en juego.

      –Me ha quedado claro.

      Salieron del despacho juntos y se dirigieron a los ascensores. Mientras bajaban, Honor parecía estar dándole vueltas a algo. Solo tardó unos segundos en contárselo.

      –¿Ha hablado Douglas con Keaton acerca del nuevo enfoque que quiere darle a Richmond Developments?

      –Anoche, no, porque no vinisteis a cenar ya que teníais otros planes. Lo mismo que Kristin.

      Ella cambió de postura.

      –¿Y no piensas que habría que contárselo? Al fin y al cabo, es el vicepresidente de la empresa. Tal vez tú seas la novedad para Douglas y Nancy, pero Keaton lleva aquí, trabajando muy duro, desde que terminó la universidad.

      –Yo he venido a Seattle con una idea de negocio y con la esperanza de que mi familia me aceptase –se defendió Logan–. No he venido a pisar a nadie.

      –Tal vez esté bien recordárselo a Douglas. Cuando se le mete algo a la cabeza no hay quien le haga cambiar de opinión, caiga quien caiga.

      –Gracias por la información. Hablaré del tema con él en cuanto tenga la oportunidad.

      Las puertas del ascensor se abrieron y salieron juntos, andando al mismo ritmo, como si hiciesen aquello todos los días. Logan se preguntó si a Honor le ocurriría lo mismo con su hermano.

      –Vamos a esperar aquí –le indicó ella, deteniéndose de repente–. La limusina no tardará en llegar.

      –¿La limusina? ¿Douglas no conduce?

      –Douglas no hace nada por sí mismo si puede pagar a otra persona para que lo haga por él.

      –Yo siempre he preferido hacer las cosas por mí mismo si puedo. Eso hace que me mantenga siempre atento.

      Ella lo miró con sorpresa.

      –Tenemos eso en común.

      –Y mucho más, sospecho yo.

      Y así fue cómo empezó a aumentar peligrosamente la temperatura entre ambos.

      –Será mejor que dejemos el tema –le advirtió Honor justo en el momento en el que las puertas del ascensor volvían a abrirse a sus espaldas en el aparcamiento y un coche oscuro se acercaba a ellos–. Aquí están el coche y Douglas.

      Logan tuvo la sensación de que iba a añadir la palabra «afortunadamente». Se acercó al coche y abrió la puerta para Honor y su padre, y se sentó junto a esta después. Honor se apartó de él, dejando las cosas claras. Douglas, por suerte, no se dio cuenta de nada.

      Tras detenerse en el hotel de Logan para que pudiese recoger su cámara de fotos, fueron media hora en coche hasta un edificio que estaba frente al mar, rodeado de negocios de poca monta y edificios de apartamentos.

      Logan salió del coche y empezó a tomar fotografías a los alrededores antes de centrarse

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