Guía práctica para la escritura de anteproyectos de investigación. Adriana Aristizábal Castrillón

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Guía práctica para la escritura de anteproyectos de investigación - Adriana  Aristizábal Castrillón

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es razón para clasificarlo como investigación, ya que cuando se habla de nuevo conocimiento, no se alude al conocimiento que es ignorado por un individuo en particular, sino al conocimiento que se puede lograr en común para la humanidad. Por esto es importante que los investigadores, aquellos que ejecutan proyectos de investigación, sepan cómo acceder al conocimiento a través de bases de datos.

      Ilustremos al respecto. Esta vez se trata de una persona que desea emprender un proyecto para desarrollar un plaguicida buscando con ello disminuir una población de cucarachas en la institución donde trabaja. Esta persona quiere saber si este proyecto generará nuevo conocimiento, así que se dedica a buscar información relacionada con el tema de control de plagas. Al hacerlo, se entera de que ya existe una clase de plaguicidas denominada insecticidas pietroides que actúan sobre la bomba de sodio de los insectos, generando una alteración de la transmisión de los impulsos nerviosos: temblores, parálisis muscular y muerte (Elliott, 1996), y que este plaguicida ha sido probado en termitas, hormigas y avispas. Aun si este insecticida no hubiera sido probado en cucarachas, aplicarles esta solución no se considera un proyecto de investigación, porque las cucarachas son también insectos, con un sistema nervioso que funciona igual que el de los demás, siendo igualmente susceptible de ser alterado por las piretrinas. Este problema se resuelve aplicando a las cucarachas directamente la misma solución que se aplicó a otros insectos con anterioridad. Ahora, si al estudiar sobre el tema la persona descubre que, en general, los insectos pueden volverse resistentes a estos insecticidas, cuando se les aplica de manera continua, es factible buscar una solución a este problema aún abierto; en este caso, sería un proyecto de investigación.

      Es imperativo advertir que no se debe confundir cantidad de trabajo con investigación. Piénsese, por ejemplo, en la construcción de un nuevo edificio en el centro de la ciudad. Este proyecto implica una gran cantidad de trabajo: muchas personas dedicadas durante varios meses –cuarenta y ocho horas a la semana– a la finalización de la obra. Sin embargo, aunque hay que invertir una gran cantidad de labor, no es un proyecto de investigación, ya que no hay generación de nuevo conocimiento en la construcción de este edificio. Se estarán aplicando técnicas y materiales de construcción conocidos y probados en la fabricación de muchos otros edificios para esta nueva obra. La dificultad de este proyecto radica en la magnitud del trabajo, más no en una falta de conocimiento para llevarlo a cabo.

      A la luz de lo ilustrado, estos son otros ejemplos de actividades que no se consideran investigación:

      •Análisis y pruebas en materiales que se hagan con técnicas estándares o rutinarias

      •Estudios de factibilidad (también puede hacer parte de un proyecto de investigación)

      •Desarrollo rutinario de software

      •Recolección de datos con propósitos generales

      •Implementación de tecnologías que están de venta en el mercado, sin modificación alguna de su funcionamiento y operación.

      Es probable que cuando se inicia con una idea, no se pueda determinar con certeza si esta se puede materializar en un proyecto que sea considerado investigación hasta no haber revisado otros estudios relacionados (antecedentes). Sin embargo, al ir construyendo el anteproyecto e ir estudiando sobre el tema en el cual se enmarca esta idea, se puede reorientar, de ser necesario, para formular un anteproyecto que se encuadre en una de las categorías de investigación (básica, aplicada o desarrollo experimental). La clave está en partir de los trabajos encontrados para determinar cómo se puede mejorar lo que ya existe o cómo superar los límites actuales del conocimiento y la tecnología. Parafraseando lo expresado por Firestein (2012), cuando se estudia un tema, más que disminuir la ignorancia sobre el mismo, lo que se hace es transformarla. La ignorancia de “mala calidad”, es decir, aquello que quien estudia desconoce, se transforma en ignorancia de “buena calidad”, es decir, aquello que desconoce la humanidad. Al saber lo que desconocemos todos, como especie, podemos plantear nuevas y mejores preguntas que deriven en proyectos de investigación, y estos proyectos generarán más conocimiento para todos y también más preguntas. Un buen proyecto y un buen investigador se reconocen por la calidad de su ignorancia.

      Un anteproyecto o propuesta de investigación, según el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación (Colciencias, 2015), es aquel

      que se refiere a un conjunto articulado y coherente de actividades orientadas a alcanzar uno o varios objetos relacionados con la generación, adaptación o aplicación creativa de conocimiento. Para ello se sigue una metodología definida que prevé al logro de determinados resultados bajo condiciones limitadas de recursos y tiempo, especificados en un presupuesto y en un cronograma, respectivamente (párr. 10).

      Generalmente, un anteproyecto de investigación consta de las partes ilustradas en la figura 2.

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      Fuente: Elaboración propia.

      Cada una de las partes que constituyen el anteproyecto cumple un propósito importante que permite entender, evaluar y ejecutar el proyecto que se está presentando. Todo se inicia con una necesidad práctica (justificación); luego se revisan los estudios realizados alrededor de esa necesidad o tema (antecedentes), con el fin de conocer qué se ha hecho hasta ahora para resolver este problema, cómo se han desarrollado investigaciones similares y corroborar que no exista ya una respuesta a esa necesidad que se pueda aplicar directamente; esto permite establecer lo que hace falta para llegar a una solución (planteamiento del problema). Luego se formulan los objetivos del proyecto, de tal forma que el logro secuencial de cada uno de ellos apunte a la solución del problema planteado. También se debe determinar cómo se logrará cada uno de los objetivos (metodología) y el tiempo que se dedicará a cada una de las actividades (cronograma).

      Cada una de las partes presentadas en la figura 2, se explican en las secciones siguientes de esta guía, en la que también se incluyen lineamientos y sugerencias sobre la escritura del título, el resumen y las referencias que hacen parte del anteproyecto.

      La justificación busca establecer la importancia de llevar a cabo el proyecto. En el caso, por ejemplo, de los anuncios que se ven por televisión, ya sea unas gafas deportivas, un utensilio de cocina o una billetera; todos ellos tienen algo en común: primero, crean una necesidad (un problema) y la presentan antes de mostrar el producto. He aquí un ejemplo de un comercial de la billetera Aluma Wallet (Xatem Tienda, 2012):

      ¿Está cansado de buscar lo que necesita en una billetera antigua y muy llena? ¿Están sus tarjetas de crédito muy apretadas? ¿Cansado de billeteras repletas que no caben en ningún lado? ¿Sabía lo fácil que es para alguien escanear sus tarjetas de crédito cuando están en su bolsillo?

      Quizás haya visto antes este comercial en televisión. Cada una de esas afirmaciones viene acompañada de imágenes, inicialmente, de billeteras grandes, llenas y desordenadas; de personas con problemas que usan este tipo de billeteras y dan testimonio de lo poco funcionales que son. ¿Por qué estos comerciales invierten tanto tiempo en presentar estas situaciones, antes de mostrar el producto que desean vender? La respuesta es simple: antes de vender la solución,

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