El Libro de Urantia. Urantia Foundation

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El Libro de Urantia - Urantia Foundation

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(418.3) Los serafines son bastante uniformes en cuanto a su configuración. De universo en universo, a través de los siete superuniversos, manifiestan un mínimo de variaciones; son los más normalizados de todos los tipos espirituales de seres personales. Sus varias órdenes constituyen los cuerpos de ministros peritos y regulares de las creaciones locales.

      38:1.1 (418.4) Los serafines han sido creados por el Espíritu Materno Universal y proyectados en formaciones de unidades —de 41.472 por vez— desde la creación de los «modelos originales de ángeles» y de ciertos arquetipos angélicos en los primeros tiempos de Nebadon. El Hijo Creador y la representación universal del Espíritu Infinito colaboran en la creación de un gran número de Hijos y otras personalidades del universo. Después de que se completa este esfuerzo unificado, el Hijo se ocupa de la creación de los Hijos Materiales, las primeras de las criaturas sexuales, mientras que el Espíritu Materno del Universo paralelamente se ocupa de su esfuerzo solitario inicial de reproducción espiritual. Así comienza la creación de las huestes seráficas de un universo local.

      38:1.2 (418.5) Estas órdenes angélicas se proyectan en el momento del planeamiento de la evolución de las criaturas volitivas mortales. La creación de los serafines data del logro de personalidad relativa por parte del Espíritu Materno del Universo, no como futura coordinada del Hijo Mayor, sino como la asistente creativa primitiva del Hijo Creador. Antes de este acontecimiento los serafines en función en Nebadon habían sido prestados temporalmente de un universo vecino.

      38:1.3 (418.6) Los serafines aún se crean periódicamente; el universo de Nebadon aún está en formación. El Espíritu Materno del Universo nunca cesa su actividad creativa en un universo que está creciendo y perfeccionándose.

      38:2.1 (419.1) Los ángeles no tienen cuerpos materiales, pero son seres definidos y discretos; son de naturaleza y origen espirituales. Aunque invisibles a los mortales, os perciben como sois en la carne sin ayuda de transformadores ni de traductores; comprenden intelectualmente la modalidad de la vida mortal, y comparten todas las emociones y sentimientos no sensuales del hombre. Aprecian y disfrutan grandemente de vuestros esfuerzos en el campo de la música, el arte y el humorismo auténtico. Conocen plenamente vuestras luchas morales y dificultades espirituales. Aman a los seres humanos, y tan sólo puede desprenderse el bien de vuestros esfuerzos por comprenderlos y amarlos.

      38:2.2 (419.2) Aunque los serafines son seres muy afectuosos y comprensivos, no son criaturas con emociones sexuales. Son en gran parte como seréis vosotros en los mundos de estancia, en los que «ni os casaréis ni seréis dados en casamiento sino que seréis como los ángeles en el cielo». Porque todos los que «sean tenidos por dignos de llegar a los mundos de estancia ni se casan ni se dan en casamiento; porque no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles». Sin embargo, al tratar con las criaturas sexuales, es nuestra costumbre hablar de los seres de descendencia más directa del Padre y del Hijo como los hijos de Dios, refiriéndonos a la vez a los hijos del Espíritu como hijas de Dios. Por lo tanto, en los planetas sexuales, frecuentemente nos referimos a los ángeles usando pronombres femeninos.

      38:2.3 (419.3) Los serafines son creados para actuar tanto en el nivel espiritual como en el nivel concreto. Existen pocas fases de actividad morontial o espiritual que no estén abiertas a sus ministraciones. Aunque en condición personal los ángeles no están muy alejados de los seres humanos, en ciertas actuaciones funcionales los serafines los trascienden considerablemente. Poseen muchos poderes, mucho más allá de la comprensión humana. Por ejemplo: se os ha dicho que «hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados», y es verdad que así es, pero un serafín no pasa el tiempo contándolos y manteniendo la contabilidad corregida y actualizada. Los ángeles poseen poderes inherentes y automáticos (es decir automáticos en cuanto a lo que vosotros podáis percibir) de saber estas cosas; vosotros en verdad consideraríais que los serafines son prodigios matemáticos. Por lo tanto, numerosos trabajos que serían tareas enormes para los mortales, son realizados por los serafines con gran facilidad.

      38:2.4 (419.4) Los ángeles son superiores a vosotros en estado espiritual, pero no son vuestros jueces ni acusadores. Sean cuales fueran vuestras faltas, «los ángeles, aunque más grandes en poder y fuerza, no traen acusación alguna contra vosotros». Si los ángeles no emiten un juicio sobre la humanidad, tampoco deberían los mortales prejuzgar a sus congéneres.

      38:2.5 (419.5) Hacéis bien en amarlos, pero no debéis adorarlos; los ángeles no son objetos de adoración. El gran serafín, Loyalatia, cuando vuestro vidente «cayó de rodillas para adorar a los pies del ángel», dijo: «Nunca hagas eso; yo soy un siervo junto a ti y junto a tu raza, todos unidos en la adoración a Dios».

      38:2.6 (419.6) En cuanto a naturaleza y dote de la personalidad los serafines están apenas un tanto adelante de las razas mortales en la escala de existencia de las criaturas. En efecto, cuando os liberéis de la carne, os volveréis muy parecidos a ellos. En los mundos de estancia comenzaréis a apreciar a los serafines, en las esferas de la constelación disfrutar de ellos, mientras que en Salvington compartirán su sitio de descanso y adoración con vosotros. A lo largo de la entera ascensión morontial y espiritual subsiguiente, vuestra fraternidad con los serafines será ideal; vuestro compañerismo será soberbio.

      38:3.1 (420.1) Numerosas órdenes de seres de espíritu actúan en todos los dominios del universo local pero no se revelan a los mortales porque no están relacionados en manera alguna con el plan evolucionario de la ascensión al Paraíso. En este documento la palabra «ángel» se limita premeditadamente a la designación de aquellos vástagos seráficos y asociados del Espíritu Materno del Universo que están tan ampliamente ocupados en la operación de los planes de la sobrevivencia mortal. Sirven en el universo local seis otras órdenes de seres relacionados, los ángeles no revelados, que no están relacionados de ninguna manera específica con esas actividades universales que pertenecen a la ascensión al Paraíso de los mortales evolucionarios. Estos seis grupos de asociados angélicos no se llaman nunca serafines, tampoco nos referimos a ellos como espíritus ministrantes. Estas personalidades están enteramente ocupadas en Nebadon de los asuntos administrativos y otras ocupaciones, que de ninguna manera se relacionan con la carrera progresiva de la ascensión espiritual del hombre y del logro de la perfección.

      38:4.1 (420.2) El noveno grupo de las siete esferas primarias del circuito de Salvington está formado por los mundos de los serafines. Cada uno de estos mundos tiene seis satélites tributarios, en los que se encuentran las escuelas especiales dedicadas a todas las fases de la capacitación seráfica. Aunque los serafines tienen acceso a los cuarenta y nueve mundos que comprenden este grupo de esferas de Salvington, ocupan exclusivamente tan sólo el primer grupo de siete. Los restantes seis grupos están ocupados por las seis órdenes de asociados angélicos no revelados en Urantia; cada uno de estos grupos mantiene su sede central en uno de estos seis mundos primarios y lleva a cabo actividades especializadas en los seis satélites tributarios. Cada orden angélica tiene libre acceso a todos los mundos de estos siete grupos distintos.

      38:4.2 (420.3) Estos mundos sedes centrales están entre los reinos magníficos de Nebadon; las estancias seráficas se caracterizan tanto por su belleza como por su vastedad. Aquí cada serafín tiene un verdadero hogar, y «hogar» significa el domicilio de dos serafines; viven en pares.

      38:4.3 (420.4) Aunque no son masculino y femenino como lo son los Hijos Materiales y las razas mortales, los serafines son negativo y positivo. En la mayoría de las asignaciones se requiere a dos ángeles para cumplir la tarea. Cuando no permanecen conectados en circuito,

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