El Libro de Urantia. Urantia Foundation

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El Libro de Urantia - Urantia Foundation

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la personalidad absoluta no cualificada, ese ser divino que está en todo el tiempo y la eternidad como la revelación perfecta de la naturaleza personal de Dios. El Espíritu Infinito es la personalidad conjunta, la única inimitable consecuencia personal de la unión sempiterna del Padre y el Hijo.

      10:2.5 (110.3) La personalidad de la Primera Fuente y Centro es la personalidad de infinidad menos la personalidad absoluta del Hijo Eterno. La personalidad de la Tercera Fuente y Centro es la consecuencia superaditiva de la unión de la personalidad liberada del Padre y la personalidad absoluta del Hijo.

      10:2.6 (110.4) El Padre Universal, el Hijo Eterno, y el Espíritu Infinito son personas únicas; ninguno es un duplicado; cada uno es original; todos están unidos.

      10:2.7 (110.5) Sólo el Hijo Eterno experimenta la plenitud de la divina relación de personalidad, consciente tanto de su filiación con el Padre como de su paternidad del Espíritu y de la igualdad divina con el Padre antecesor y con el Espíritu asociado. El Padre conoce la experiencia de tener un Hijo que es su igual, pero el Padre no conoce de ningún antecedente ancestral. El Hijo Eterno tiene la experiencia de la filiación, reconocimiento del ancestro de personalidad, y al mismo tiempo el Hijo está consciente de ser un padre conjunto del Espíritu Infinito. El Espíritu Infinito está consciente del doble ancestro de su personalidad, pero no es progenitor de una personalidad coordinada de la Deidad. Con el Espíritu, se completa el ciclo existencial de la personalización de la Deidad; las personalidades primarias de la Tercera Fuente y Centro son experienciales y son siete en número.

      10:2.8 (110.6) Yo tengo origen en la Trinidad del Paraíso. Conozco la Trinidad como Deidad unificada; conozco también que el Padre, el Hijo y el Espíritu existen y actúan en sus capacidades personales definidas. Sé positivamente que no sólo actúan de manera personal y colectiva, sino que también coordinan sus acciones en varias asociaciones, de modo que al final funcionan en siete capacidades diferentes singulares y plurales. Y puesto que estas siete asociaciones agotan las posibilidades de tales combinaciones divinas, es inevitable que las realidades del universo aparezcan en siete variaciones de valores, significados y de personalidad.

      10:3.1 (110.7) A pesar de que existe una sola Deidad, hay tres personalizaciones positivas y divinas de la Deidad. Respecto a la dotación del hombre con los Ajustadores divinos, el Padre dijo: «Hagamos al hombre mortal a nuestra imagen». Repetidas veces, en las escrituras urantianas existen referencias a los actos y acciones de la Deidad plural, mostrando el reconocimiento de la existencia y operación de las tres Fuentes y Centros.

      10:3.2 (110.8) Nos enseñan que el Hijo y el Espíritu tienen relaciones idénticas con el Padre en la asociación de la Trinidad. En la eternidad y como Deidades indudablemente lo hacen, pero en el tiempo y como personalidades ciertamente revelan relaciones de una naturaleza muy variada. Contemplando los universos desde el Paraíso, estas relaciones parecen muy similares, pero cuando se las visualiza desde los dominios del espacio, aparecen considerablemente diferentes.

      10:3.3 (111.1) Los Hijos divinos son ciertamente el «Verbo de Dios», pero los hijos del Espíritu son verdaderamente la «Acción de Dios». Dios habla a través del Hijo y, con el Hijo, actúa a través del Espíritu Infinito, mientras en todas las actividades del universo el Hijo y el Espíritu son exquisitamente fraternos, laborando como dos hermanos iguales, con admiración y amor por un Padre común, honrado y divinamente respetado.

      10:3.4 (111.2) El Padre, el Hijo y el Espíritu son ciertamente iguales en naturaleza, coordinados en ser, pero hay diferencias inequívocas en sus actuaciones universales, y cuando actúan solos, cada persona de la deidad está aparentemente limitada en su absolutez.

      10:3.5 (111.3) El Padre Universal, antes de despojarse voluntariamente de la personalidad, los poderes y los atributos que constituyen el Hijo y el Espíritu, parece haber sido (filosóficamente considerado) una Deidad no cualificada, absoluta e infinita. Pero esa teórica Primera Fuente y Centro sin un Hijo no podía ser considerado, en ningún sentido de la palabra, el Padre Universal; la paternidad no es real sin filiación. Además, el Padre, para haber sido absoluto en un sentido total, en algún momento eternamente distante, debe haber existido a solas. Pero nunca tuvo tal existencia solitaria; el Hijo y el Espíritu son ambos coeternos con el Padre. La Primera Fuente y Centro siempre ha sido, y siempre será el Padre eterno del Hijo Original y, con el Hijo, el eterno progenitor del Espíritu Infinito.

      10:3.6 (111.4) Observamos que el Padre se ha despojado de todas las manifestaciones directas de su absolutez excepto la paternidad absoluta y la volición absoluta. No sabemos si la volición es un atributo inalienable del Padre; sólo podemos observar que no se despojó de la volición. Tal infinidad de voluntad debe haber sido eternamente inherente a la Primera Fuente y Centro.

      10:3.7 (111.5) Al otorgarle personalidad absoluta al Hijo Eterno, el Padre Universal evade las cadenas del absolutismo de la personalidad, pero al hacerlo así da un paso que hace por siempre imposible para él actuar por sí solo como el absoluto de la personalidad. Y con la personalización final de la Deidad coexistente —el Actor Conjunto— sobreviene la crítica interdependencia trinitaria de las tres personalidades divinas respecto a la totalidad de la función de la Deidad en absoluto.

      10:3.8 (111.6) Dios es el Absoluto-Padre de todas las personalidades del universo de universos. El Padre es personalmente absoluto en libertad de acción, pero en los universos del tiempo y el espacio, ya hechos, en proceso de hacerse, y aún por hacerse, el Padre no es discerniblemente absoluto como Deidad total, salvo en la Trinidad del Paraíso.

      10:3.9 (111.7) La Primera Fuente y Centro funciona fuera de Havona, en los universos fenoménicos, de la manera siguiente:

      10:3.10 (111.8) 1. Como creador, a través de los Hijos Creadores, sus nietos.

      10:3.11 (111.9) 2. Como controlador, a través del centro de gravedad del Paraíso.

      10:3.12 (111.10) 3. Como espíritu, a través del Hijo Eterno.

      10:3.13 (111.11) 4. Como mente, a través del Creador Conjunto.

      10:3.14 (111.12) 5. Como Padre, mantiene contacto paterno con todas las criaturas a través del circuito de personalidad.

      10:3.15 (111.13) 6. Como persona, actúa directamente en toda la creación por medio de sus fragmentos exclusivos —en el hombre mortal, por los Ajustadores del Pensamiento.

      10:3.16 (111.14) 7. Como Deidad total, funciona tan sólo en la Trinidad del Paraíso.

      10:3.17 (112.1) Todas estas renuncias y delegaciones de jurisdicción del Padre Universal son completamente voluntarias y autoimpuestas. El Padre todopoderoso asume intencionalmente estas limitaciones de la autoridad universal.

      10:3.18 (112.2) El Hijo Eterno parece funcionar como uno con el Padre en todos los aspectos espirituales, excepto en los otorgamientos de los fragmentos de Dios y en otras actividades prepersonales. Tampoco está el Hijo estrechamente identificado con las actividades intelectuales de las criaturas materiales ni con las actividades energiales de los universos materiales. Como absoluto el Hijo funciona como persona solamente en el dominio del universo espiritual.

      10:3.19 (112.3) El Espíritu Infinito es asombrosamente universal e increíblemente versátil en todas sus operaciones. Actúa en las esferas de la mente, la materia y el espíritu. El Actor Conjunto representa la asociación Padre-Hijo, pero funciona también como él mismo. No está directamente relacionado con la gravedad física, la gravedad espiritual, o el circuito de personalidad, pero participa más o menos en todas las otras actividades del universo. Aunque aparentemente depende de tres controles existenciales

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