Ensayos I. Lydia Davis

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Ensayos I - Lydia Davis страница 22

Автор:
Серия:
Издательство:
Ensayos I - Lydia  Davis

Скачать книгу

      de Chevron.

      El sentido del humor no está al alcance y nada más, sino fundido con la sustancia misma, la carne, de todas sus interesantes ideas, sus observaciones de esta sociedad extraña:

      Aquí protesto

      por los nombres cursis

      de lugares como “Dreamland”.

      Igual, cuando amanece está claro

      que el club sórdido

      es, en verdad, la condición del ser.

      ¿Qué hace este ingrediente humorístico? ¿Es el humor una carga de emoción intensa, pero bajo una forma que podemos tolerar e incluso disfrutar? El de Armantrout suele construirse a partir de la incongruencia.

      Cuando le escribo tiendo a poner ciertas palabras entre comillas, como por ejemplo “sociedad”, “nosotros”, “poesía”, “felicidad”, cosa que no hago con nadie más. ¿Por qué a Rae en particular y qué función cumplen las comillas?

      Dirigen la atención a una determinada palabra, ponen de relieve el significado “recibido” de la palabra, y también subrayan cierta conciencia de las complejidades del significado o las contradicciones a menudo ignoradas por el uso más extendido de la palabra.

      La conciencia que tengo al usar las palabras cuando me comunico con Rae seguramente responda en parte a su estado de alerta constante. Mi distanciamiento de las ideas recibidas quizás responda a la distancia irónica que ella adopta frente a todo, incluso frente a ella misma: con las comillas doy un paso atrás para contemplar el mundo desde su perspectiva.

      Entonces, ¿cuál es su tema principal? ¿La sociedad o la cultura contemporáneas? A veces, o tal vez siempre, o bastante seguido, pero es la sociedad o la cultura en relación con otros temas. En cada poema del libro, extraordinario en su precisión y que nunca cae en la obviedad, se logra con mucho esfuerzo un modesto aprendizaje, o al menos se formula una pregunta pertinente sobre las rarezas de la vida cotidiana, las lecciones de la televisión, el paisaje urbano del sur de California, donde la naturaleza se muestra prácticamente tan impredecible y paradójica como los seres humanos apenas advierten que cuelgan “abortos espontáneos” de los espejos retrovisores, los cangrejos que cantan avergonzados y los Gigantes Verdes que se burlan, así como los amigos, la familia, la semántica, los trabajos, los árboles, la teleología y las cosas que vemos sobre la televisión, la responsabilidad, los animales, los sueños y las plantas: aquí hay un hijo, una madre, un estudiante, aquí el Pato Lucas, aquí una madreselva, un percebe.

      ¿Por qué detenerse en un percebe?

      ¿Qué plantas aparecen en Made to Seem, por ejemplo? Bueno, hay dos enebros, una palmera, frondas, una madreselva, pinos, pasto:

      La madre sueña

      que sus pensamientos

      tomaron caminos separados

      para volverse inocentes:

      de pino, pasto y viento.

      En este fragmento de “Spans” [Tramos], qué dulce es el lenguaje justo aquí (me detengo un instante para admirarlo): “tomaron caminos separados” con su sabor ligeramente anticuado; la sencillez de “volverse inocentes”; y el salto de línea que les da una ambigüedad burlona a los versos “sueña / que sus pensamientos”. Pero, por supuesto, no solo fascina el lenguaje, sino la idea contenida en esos versos: los pensamientos se alejan y así se vuelven inocentes, como si en la mente los pensamientos tendieran a agruparse y a confabular sin mucha inocencia. ¿Y, en cualquier caso, en qué se diferencian los pensamientos separados de los agrupados? Se suma, además, la seductora idea del sueño donde los pensamientos son personajes.

      Me lleva a recordar que el placer de leer la obra de Rae proviene de varias fuentes a la vez: el oído, el ojo y la mente. Bajo la lente con la que lo observa todo, la lente refractiva, el mundo insípido adquiere sabor. Mi manera de ver las cosas ha cambiado gracias a su mirada, y también veo con más claridad. O, para decirlo al revés, veo más claramente gracias a su mirada, y mi manera de ver también ha cambiado.

      Para continuar con la exploración de la vida vegetal:

      Aquí las hojas

      de los eucaliptos rebotan,

      redundantes pero sincopadas.

      (Atención al ritmo agradable y la aliteración en “rebotan, / redundantes”).

      Hay “campos de azucenas” y “una hoja quieta / fibrilando en la enredadera”; hay un jacarandá y (según dice el comienzo de “Turn of Events” [Sucesos imprevistos], un poema en prosa), “afuera estaba igual que antes, palmeras escuálidas y adelfas, de hojas largas, dedos ostensibles, sin señalar, pero cayendo en su lugar, plantas que alguien podría llamar exóticas si alguien las llamara, y los mismos pájaros y horas que, presuntamente, entran y salen del campo visual”.

      Cuánto expresa esa única palabra “presuntamente”: una palabra refinada y llena de discernimiento; crítica, de tacos altos en el pasto; tomada del vocabulario de la filosofía en duda, de la ciencia que pregunta si se trata de los mismos pájaros o de otros.

      “Ostensible”, “si alguien las llamara”. Muy a menudo se busca la ubicación, la secuencia, la lógica, los hechos comprobables, y se descubre que todo es temporal, condicional, o está fuera de secuencia, en contradicción y luego en contradicción de nuevo, de cara al “yo” que cuestiona: cosas a menudo calificadas, que a menudo confrontan fuerzas opuestas (de contradicción o calificación).

      Rae lee filosofía, lee psicología, lee ciencia, y lo que observa es el comportamiento cotidiano, ordinario, “nuestro”: trata de darle sentido a todo, o trata de verificar que no tiene sentido; busca respuestas, o al menos más preguntas.

      (Es modesta: reconoce lo que no ha leído y no sabe. Pero la suya no es falsa modestia. Y jamás dejaría que la amabilidad se interpusiera en el camino de la verdad. Si opina que algo de lo que escribo está mal, o no del todo bien, me lo dirá).

      Para retomar la pesquisa: coles. O, mejor dicho, coles (que, súbitamente, aparecen en cursivas, como una verdura poco conocida, nombrada en árabe, pongámosle, en un mercado marroquí):

      ¿Sacando agua sin fin de un laberinto de coles?

      Aparecen los enebros y las palmeras de nuevo, “un aluvión de hojas suaves / en forma de corazón” y el bambú. El bambú forma parte de una reflexión sobre la escritura que, como es habitual en sus poemas, deja al lector pensando durante más de un rato:

      Áspera extensión

      de bambú

      de los barrancos,

      escribo,

      como si esperara

      pliegues de encaje.

      Esto me lleva a pensar en otro momento del libro donde reflexiona específicamente, mientras escribe, sobre el acto de escribir, algo que no hace muy a menudo. De “The Known” [Lo conocido]:

Скачать книгу