Mabinogion. Relatos galeses medievales. Varios autores
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Por su parte, «La aventura de Lludd y Llefelys» («Cyfranc Lludd a Llefelys»), cuyo testimonio más antiguo forma parte de la traducción al galés de la Historia de los reyes de Britania (Historia regum Britanniae) de Godofredo de Monmouth, de principios del siglo XIII16, que buscaba completar, narra eventos pseudohistóricos acerca de tres «opresiones» o «pestes» que azotaron la isla, vale aclarar, bajo dominio único de un rey galés, entre los cuales se destaca el grito espantoso de un dragón. De esta forma se tematizan tres invasiones y la manera en que fueron repelidas, retomándose tradiciones también presentes en las Tríadas de la Isla de Britania (Trioedd Ynys Prydein). Aparece aquí la lucha de dos dragones, interpretada en fuentes más antiguas como la Historia de los britanos (Historia Brittonum), y en otras contemporáneas como la ya mencionada Historia de los reyes de Britania, en términos de combate entre galeses y anglosajones. Recordemos que, con el retroceso de los romanos en la isla, los anglosajones se establecen en los territorios ocupados por los britanos, mezclándose o desplazándolos hasta quedar reducidos a lo que hoy es el actual país de Gales y Cornualles.
Los cinco cuentos restantes pertenecen a la tradición artúrica. «Culhwch y Olwen» («Culhwch ac Olwen») es conocido como el relato artúrico en prosa más antiguo redactado en una lengua vernácula, aunque su fecha de datación es bastante incierta: los argumentos más convincentes lo ubican en la primera mitad del siglo XII17. La historia de Culhwch, primo de Arturo, se enmarca dentro del motivo tradicional del héroe que busca ganar la mano de la hija del gigante tras unas serie de pruebas; combina numerosos temas provenientes de los cuentos tradicionales, como los ayudantes mágicos, los animales más antiguos, los animales agradecidos, entre otros, con distintas tradiciones legendarias y literarias que circulaban en Gales respecto de Arturo, sus guerreros y su corte, en un tono por momentos jocoso y desvergonzado. Este último aspecto lo emparenta con poemas como «¿Qué hombre es el guardia de la entrada?» («Pa gur yv y porthaur»?), en el que Arturo encarna a un jefe de una banda de guerreros, entre los que se mencionan a Cai y Bedwyr, que pretende ganar acceso a una corte y para ello declaman sus hazañas: triunfos sobre criaturas sobrenaturales, combates sangrientos, proezas físicas.
El relato además sobresale por una larga lista de héroes de toda clase (225 incluyendo repeticiones y 20 doncellas) que Culhwch invoca como garantes del regalo que solicita de Arturo, nada menos que la mano de Olwen, la hija del gigante. En ésta se observa en todo su esplendor el interés genealógico y el afán catalogador de la literatura galesa. Una lista semejante, pero mucho más acotada, es introducida en «Geraint hijo de Erbin», cuyo compositor abrevia en «Culhwch y Olwen». Sirve, asimismo, para demostrar el conocimiento y la pericia retórica del narrador: juegos de palabras, aliteraciones, personajes con habilidades irrisorias, exageraciones, tríadas y referencias a héroes de otros dominios como tres reyes de Francia (entre ellos, Gwilenhin, probable referencia a Guillermo el Conquistador), varios héroes irlandeses como Cú Chulainn y Conchobar mac Nesa (Cnychwr hijo de Nes), monstruos, gigantes y figuras mitológicas como Manawydan hijo de Llŷr (personaje de la segunda y tercera ramas del mabinogi) . De igual modo, todos estos ejemplos, expresan la capacidad que tiene la órbita artúrica de atraer personajes de muchas otras latitudes, enfatizando la importancia del rey y de su corte. A partir de un dispositivo de enunciación semejante al popularizado por la tradición artúrica posterior, el marco de partida de la corte tras una aventura (en este caso, la realización u obtención de uno de los objetos o seres maravillosos) y el posterior regreso, relato de la hazaña y nueva partida, «Culhwch y Olwen» nos ofrece una serie de aventuras colectivas en las que Arturo y sus hombres enfrentan con éxito algunos de los desafíos impuestos por el gigante. Se manifiesta, así, una imagen polifacética del monarca como soberano, guerrero, cazador, poeta y pacificador. El rey y sus guerreros asumen, además, un carácter que podríamos denominar «protocortés», en un momento de transición entre el perfil heroico de las antiguas tradiciones nativas y el que se desarrollará, pasando por Godofredo de Monmouth, en el continente, y que será recuperado también en los otros cuentos artúricos galeses18.
Los relatos «El cuento de la dama del pozo» («Chwedyl Iarlles y Ffynnawn»), «Geraint hijo de Erbin» («Ystorya Gereint uab Erbin») y «Historia Peredur hijo de Efrog» («Historia Peredur vab Efrawg») son historias paralelas a las narradas por el poeta Chrétien de Troyes en «Yvain o El caballero del león» («Yvain ou Le chevalier au lion»), «Erec et Enide» y «El cuento del grial» («Le conte du graal» o «Perceval»), respectivamente. La relación entre los textos galeses y aquellos en francés antiguo ha sido muy debatida por la crítica y se sostenía, en muchos casos, sobre la base de determinada perspectiva respecto de la creación de una literatura nacional para uno u otro bando19. Durante mucho tiempo predominó la llamada «teoría de la fuente común», que proclamaba la derivación de ambos conjuntos de relatos de un arquetipo (la fuente común), hoy perdido. Una tesis muy tradicional consideraba que ese texto primigenio era de origen celta y que había sido llevado al continente por conteurs bretones (recitadores que conocían tanto el francés como el bretón, una lengua emparentada con el galés) o anglonormandos, quienes, al pasar cómodamente de un idioma a otro, podían difundir temas, motivos e historias. Por otro lado, algunos investigadores propusieron la dependencia de Chrétien respecto de los textos galeses. Estos, a partir de este punto de vista, exhibirían una antigüedad y preservarían rasgos míticos ausentes de sus pares franceses, circunstancia que los convertiría en las obras originales . En cambio, la hipótesis que ha ganado consenso en los últimos tiempos argumenta que los cuentos galeses, tal y como se conservan en la actualidad, son el resultado de un complejo proceso de reescritura y apropiación cultural de los poemas franceses. En este sentido, pueden ser considerados como traducciones medievales que buscan acomodar sus textos-fuente a las demandas del público nativo y a las tradiciones literarias vigentes, así como a sus convenciones narrativas; en esta transferencia, el traductor cumple un papel fundamental como mediador entre una estética extranjera y una propia, dentro de la que ya existía, como hemos visto, un núcleo narrativo vinculado a Arturo y a sus guerreros. De esta forma, el estilo y las características narrativas se encuentran fuertemente enraizadas en la tradición galesa, al igual que muchos de los motivos, temas y personajes que aparecen y que señalan a otros textos dentro del sistema literario galés, pero que, al mismo tiempo, se incorporan elementos nuevos pertenecientes al roman, tales como la atmósfera cortés, el amor como motivación de la superación del caballero, la geografía difusa, los torneos.
Ahora bien, cada uno de los tres relatos galeses mantiene un vínculo particular con su/s respectiva/s fuente/s. Este aspecto, sumado a las particularidades de cada tradición textual y posibles fecha y lugar de composición, impone la consideración por separado de cada historia. «El cuento de la dama del pozo» se conserva, además de en los dos manuscritos emblemáticos (Libro Blanco de Rhydderch y Libro Rojo de Hergest), de forma fragmentaria en el Jesus College MS 20, siendo un testimonio fechado entre el período 1375-1425. Aunque de difícil datación, como todos los relatos reunidos aquí, vale señalar que se lo sitúa en la primera mitad del siglo XIII, posiblemente en el sur de Gales20. En él se narra la expedición de Owain al pozo encantado tras los pasos de otro guerrero de la corte de Arturo, Cynon, quien al llegar allí fue derrotado por el custodio de la maravilla, el Caballero Negro. Owain, por el contrario, lo vencerá y se quedará con su mujer y sus tierras, esto último gracias a las gestiones de la doncella de la dama, Luned. Nuestro héroe establece, así, su propia corte, pero Arturo lo extraña y sale en su busca, hallándolo luego de que Owain abatiera, como nuevo guardián del pozo, a toda su mesnada menos a Gwalchmai y al monarca mismo. Después del banquete y las celebraciones de rigor, Owain pide permiso para partir por un año junto con Arturo, año que se transforma en tres y desencadena la