40 ejercicios para la mujer multitasking. Néstor P. Braidot

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40 ejercicios para la mujer multitasking - Néstor P. Braidot

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ejemplo, entre las grandes corporaciones.

      Aún así, hay algunas preferencias que aparentemente son innatas y no producto del fenómeno de neuroplasticidad asociado a factores culturales, como se ha creído hasta el presente.

      La neurociencia ha corroborado en numerosas investigaciones que existen componentes neurobiológicos que distinguen claramente al cerebro según el género.

      Estas diferencias influyen en la percepción, en el estilo y tipo de pensamiento, en la forma de procesar la información (cognitiva y emocional), en la toma de decisiones y en la conducta.

      Los resultados de una investigación realizada en forma conjunta por profesores de la Universidad de Londres y de la Universidad de Texas permitieron descubrir que algunas preferencias de juguetes según el género no son producto de la socialización.

      Durante el experimento, realizado con simios de 1 a 4 años de edad, se incluyeron juguetes típicos de varones (como camiones, autitos), juguetes típicos de niñas (como las muñecas) y juguetes de género neutro (libros, entre otros).

      Mediante una medición del tiempo que ambos sexos pasaban con los distintos juguetes, se observó en los machos una preferencia por los considerados masculinos y en las hembras, por los considerados femeninos.

      Con respecto a los neutros, ambos sexos utilizaron la misma cantidad de tiempo.

      Dado que, obviamente, los animales no pueden ser influenciados por estímulos socioculturales, se infiere que la inclinación de uno y otro sexo hacia diferentes juguetes puede deberse a diferencias biológicas innatas.

      Asimismo, no se descartan razones vinculadas con la evolución, esto es, con las actividades que realizaban en el mundo primitivo (la caza predominaba en el hombre, mientras que la mujer se dedicaba a las tareas relacionadas con lo que en ese tiempo podríamos denominar “hogar”).

      Como vemos, todo está inscripto y puede inscribirse en nuestro cerebro.

      Lo relevante es que, independientemente del origen de estas inscripciones, a comienzos del nuevo milenio contamos con herramientas de enorme potencial para estudiarlas con un enfoque científico y continuar perfeccionando esta obra maestra que comenzó la naturaleza mediante la implementación de un trabajo sistemático de neuroplasticidad autodirigida.

      La inteligencia, según la definición académica, es la “facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad”.

      Pero la manera en la que la inteligencia se aplica, se desarrolla y se utiliza no es unívoca.

      Esta idea no es nueva. Por ejemplo, en el siglo XVI, mucho antes de que Howard Gardner publicara sus trabajos sobre el tema, Juan Huarte de San Juan, filósofo y médico español, escribió una obra que denominó “Examen de ingenios para las ciencias”.

      Allí explicaba su teoría sobre las diversas facultades mentales que poseen las personas, haciendo hincapié en que determinados individuos tenían algunas muy desarrolladas.

      Además de calificar el conocimiento en función de su dependencia de la memoria, la comprensión o la imaginación, sostuvo que en cada persona intervienen factores internos y externos y que no todas son iguales desde el punto de vista de su capacidad intelectual.

      Dos siglos después, el antropólogo inglés Francis Galton, primo de Darwin, se interesó por la inteligencia creativa y realizó estudios sobre sujetos que se consideraban dotados de genialidad.

      Durante sus investigaciones, focalizó en las capacidades que diferenciaban una persona de otra desde una perspectiva biológica y adaptativa.

      En su opinión, los seres humanos poseen con varios tipos de habilidades naturales.

      Gardner partió del paradigma cognitivo para avanzar luego en la explicación de cada una de estas capacidades. Según él, la mente humana genera representaciones variadas de los sucesos que pueden analizarse como módulos mentales.

      Pensó que era posible encontrar en estos módulos el sustrato neuroanatómico de los distintos tipos de inteligencia que constituyen su teoría.

      Coincidiendo con su visión, y dado el avance que se ha generado en las neurociencias, es difícil pensar en una capacidad cognitiva que no tenga un correlato neurobiológico.

      Gardner realizó varios estudios en personas con características especiales, como niños con un gran talento en diferentes manifestaciones del arte y adultos que habían perdido parte de sus capacidades cognitivas como consecuencia de daños cerebrales.

      Las observaciones realizadas en estos últimos lo llevaron a argumentar que ciertas lesiones podían afectar algunos de los tipos de inteligencia que detectó, por ejemplo, la verbal, sin interferir en el desarrollo de otras, como la numérica o espacial.

      También notó que ciertas capacidades variaban de una persona a otra.

      Buscó un modelo de inteligencia compatible con estas observaciones, ya que los vigentes no le parecían idóneos para explicar las diferencias individuales en las aptitudes cognitivas.

      Llegó a la conclusión de que “existen diferentes tipos de inteligencia que se manifiestan en las formas en que los individuos adquieren, retienen y manipulan la información del medio y demuestran sus pensamientos a los demás: la lingüística, la lógico-matemática, la corporal-cinestésica, la musical, la espacial, la naturalista, la interpersonal, la intrapersonal y la espiritual”.

      Tomando su teoría, y enriqueciéndola, es posible categorizar las diferentes inteligencias. Reconocerlas permite aplicar ejercicios apropiados para abonar esa sabiduría, desarrollarla, ampliarla y convertirla en más plástica. Así, es posible detectar:

La inteligencia lingüísticaInvolucra una habilidad especial en el empleo del lenguaje hablado y escrito, la capacidad para aprender diferentes idiomas y emplear el lenguaje para lograr determinados objetivos.También abarca el poder mnemotécnico del lenguaje, es decir, la capacidad de un individuo para recordar información y relacionarla, y la habilidad para transmitir conocimientos (típica de los profesores y los académicos).
La inteligencia visual-espacialEs la que ostentan las personas con habilidades para percibir las formas, los movimientos, la rotación de figuras y la creación de imágenes mentales.
La inteligencia lógico-matemáticaEs la que utilizamos para realizar cálculos y trabajar con números.
La inteligencia corporal-cinestésicaSu característica principal es la habilidad para dominar el cuerpo, tanto para expresarse a través de él como para alcanzar diferentes metas.
La inteligencia musicalAbarca un conjunto de habilidades que permiten componer, cantar, dirigir una orquesta, tocar muy bien un instrumento o saber escuchar.Durante el período de formación, las neuronas generan conexiones en función del tipo de estímulos que reciben.Esto significa que si un niño aprende a tocar un instrumento siendo

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