JavaScript: Guía completa. Alessandra Salvaggio
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Introducción
Es cierto que JavaScript no es un lenguaje nuevo en el panorama de la programación para web pero, en los últimos años, ha experimentado un interés y un éxito renovados.
JavaScript existe desde hace más de 20 años y ha vivido, con más o menos suerte, la evolución del mundo de Internet.
A veces desairado y considerado un lenguaje más para aficionados que para profesionales, a veces adorado por su versatilidad y simplicidad, en los últimos años está viviendo una auténtica nueva juventud.
Estándar y, por lo tanto, más riguroso según el IEEE, el lenguaje inventado por Brendan Eich dentro del proyecto para el navegador Netscape Navigator cada vez se utiliza más para grandes proyectos, no solo en entornos web. Actualmente existen aplicaciones enteras desarrolladas en JavaScript.
Por evidentes razones de espacio y para no dispersar demasiado el discurso, este libro se centrará esencialmente en el uso de JavaScript en el contexto web.
Los lectores deberán conocer en profundidad el lenguaje HTML (por descontado) y tener conocimientos de CSS; en cambio, no necesitarán competencias especiales en el campo de la programación.
El libro empieza por conceptos básicos hasta llegar a argumentos más avanzados.
El camino es exigente pero, en estas páginas, trataremos de guiar al lector paso a paso para que pueda llegar a ser autónomo y desarrollar sus propios proyectos en JavaScript.
Podéis descargar los archivos para llevar a cabo los ejercicios del libro en la página www.marcombo.info, con el código JAVA2.
JavaScript
JavaScript es un lenguaje de programación nacido hace más de 20 años. ¿Vale la pena aprenderlo hoy? Intentemos responder a dicha pregunta haciendo un recorrido por la evolución de este lenguaje.
JavaScript (con las letras J y S en mayúsculas y muchas veces indicado con la sigla JS) es un lenguaje de programación creado en 1995 dentro del proyecto para el navegador Netscape Navigator con el objetivo de hacer la navegación web más dinámica e interactiva.
Tal y como fue concebido inicialmente, los programas escritos en JavaScript son ejecutados por el navegador web y, por lo tanto, en el navegador del usuario y no en el servidor donde se encuentra hospedado el sitio.
Por su características, JavaScript es un lenguaje un poco anómalo y no fácilmente clasificable: su diseñador, Brendan Eich, tomó decisiones muy criticadas por los puristas de la programación, puesto que JavaScript reúne en sí mismo, de manera no siempre armoniosa, características de varios lenguajes conocidos en la época de su nacimiento.
El resultado parecía algo un poco “híbrido”: por ejemplo, su sintaxis procede en gran parte de la del lenguaje Java (por eso se denominó JavaScript, aunque la sintaxis es la única conexión entre ambos lenguajes), pero también se aleja de él en puntos fundamentales, “filosóficos”. Un ejemplo evidente: JavaScript define, igual que Java (y otros lenguajes como SmallTalk) el concepto de objeto (volveremos a este concepto en el transcurso de este libro), pero, por sus características, no puede definirse como un auténtico lenguaje orientado a objetos.
JavaScript posee características de lenguajes funcionales (como Scheme) y, de hecho, define funciones como elementos de primera clase (first class function), pero no es un lenguaje funcional puro.
A este “pecado original”, se añadieron para arruinar la reputación de JavaScript los efectos de la denominada guerra de navegadores, es decir, una amarga competitividad entre Microsoft y los otros fabricantes de navegadores para hacerse con el liderazgo del mercado.
¿Y qué tiene que ver JavaScript con todo esto? Tratemos de entenderlo. En 1996, Microsoft creó, para Internet Explorer 3, el lenguaje jScript, una versión propia de JavaScript con características específicas y comportamientos distintos a los de JavaScript, lo que hizo que los sitios desarrollados con una de las dos versiones del lenguaje no fueran compatibles con todos los navegadores.
Todos estos elementos de confusión, unidos a la concepción difusa de finales de los años 90 y principios de los 2000, según la cual las aplicaciones “serias” se ejecutaban sobre servidores y no sobre el cliente (PC del usuario), provocaron que los desarrolladores profesionales adoptaran una posición muy negativa contra JavaScript, considerado solo un lenguaje para aficionados y gráficos.
Así, pues, ¿debemos considerar JavaScript como un lenguaje de serie B? Nosotros creemos que no. Vamos a ver por qué.
El renacer de JavaScript
A principios de esa década, la situación empezó a cambiar. Nacieron muchos elementos nuevos que contribuyeron a generar una consideración distinta de JavaScript por parte de la comunidad de desarrolladores. Resumimos aquí brevemente los principales.
En primer lugar, el nacimiento de Chrome (2008), impulsado por el gigante Google, produce un fuerte cambio en el mercado de los navegadores: su motor de ejecución de JavaScript (V8) incrementó hasta tal punto la velocidad de JavaScript que permitió tener aplicaciones complejas en ejecución en el navegador, es decir, sin tener que instalarlas antes en el PC. Esta posibilidad hoy en día parece más bien normal, pero hace 10 años no lo era en absoluto. Fue una gran revolución.
NOTA | Las estadísticas de uso de los navegadores (por ejemplo, https://www.w3counter.com/globalstats.php) indican que Chrome es el navegador más utilizado, seguido de lejos por Safari (para móvil). Internet Explorer, Opera y Firefox quedan muy por detrás. |
En segundo lugar, los nuevos procesadores multicore o multinúcleo (dual, quad...) permiten una ejecución real en paralelo de los programas. Esta potencia puede ser bien explotada con técnicas “asíncronas” de programación que encuentran en JavaScript un entorno muy adecuado (encontrarás los detalles de la ejecución asíncrona en el capítulo dedicado a Ajax).
No podemos olvidarnos del nacimiento de la denominada web 2.0 que, con su fuerte integración entre los servicios ofrecidos por los distintos sitios (por ejemplo, el modo en que las redes sociales se integran entre ellas), ha impulsado la creación de aplicaciones basadas en los navegadores.
Por último, pero no menos importante, la creación de un estándar del lenguaje Java-Script aceptado por todos los fabricantes de navegadores ha llevado a una especie de “ennoblecimiento”.
La creación