El gran libro de Illustrator. Eduardo Guarniz
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу El gran libro de Illustrator - Eduardo Guarniz страница 9
4. Guardar como PDF
Tal como no existe una única configuración del programa (preferencias) ni de su aspecto (interfaz), no hay un solo modo de guardar archivos; como en la página precedente, la forma predeterminada de guardar supone gran compatibilidad pero mayor ineficiencia, potencialmente, por lo que el siguiente flujo de trabajo conservará ambas ventajas.
Así, el menú de versión permite dar al archivo, con formato de Illustrator 2020 (válido desde noviembre de 2019), compatibilidad con Illustrator 3 (1990). Si este ha de ser editado por un colega o cliente, debe consultarse qué versión requiere, pero lo más recomendable es siempre guardar un original: la primera opción del menú (resaltada).
Sin duda, más típico que entregar un archivo editable de Illustrator es crear una copia en PDF, formato cuya mayor compatibilidad es apenas una de sus muchas ventajas.
[1] ⌘O (File > Open / Archivo > Abrir). Abrir el archivo guardado en el ejercicio anterior (original.ai).
[2] ⇧⌘S (File > Save as / Archivo > Guardar). Tal como [⌥] da una variante al crear un documento, añadiendo [⇧]7 al atajo de guardar se puede crear una copia con otro nombre ([a] al margen), en otro lugar ([b]) y, aquí, en otro formato, el PDF (adjuntar.pdf, [c]).
[3] En el menú resaltado, elegir Smallest file size. Este cuadro de diálogo tiene decenas de opciones: la preconfiguración de Tamaño reducido agrupa las ideales para enviar el archivo como adjunto de correo electrónico (por eso “adjuntar.pdf”).
[4] Marcar la casilla [√] No mostrar de nuevo (Don’t show again) y clic en [OK]. Puesto que el objetivo (en especial, para enviar por correo un archivo) es obtener el menor tamaño posible de archivo, no tiene sentido verificar la casilla que, según Illustrator recuerda, se ha desactivado ([b] arriba).
[5] ⌘W (File > Close / Archivo > Cerrar).
[6] ⌘O (File > Open). De la carpeta del capítulo, abrir “garabato.ai”. A diferencia de la elipse que guardada en PDF, este archivo contiene fotografías, las que suponen un manejo cuidadoso en Illustrator.
[7] Repetir el paso [2] (imprimir.pdf).
[8] En el cuadro de diálogo, seleccionar High quality print ([a] abajo) y dejar en blanco la casilla Preserve Illustrator… ([b]); al hacerlo, la preconfiguración indicará (modified), pero esa modificación hará que el PDF tenga un tamaño menor –siempre que se cuente con un original en Illustrator, esta secuencia será la más recomendable– y no impedirá que el archivo resultante tenga, como indica el nombre, calidad suficiente para una impresión de alta calidad. Ahora bien, se puede demostrar por qué una imagen incluida requiere opciones distintas con unos pasos repetidos.
[9] Reabrir el archivo (pasos [5]-[6]) y guardarlo como PDF de tamaño reducido (pasos [2]-[3]).
[10] Abrir los archivos creados en PDF utilizando cualquier aplicación apropiada (por ejemplo, Adobe Reader o Vista previa en Mac). Los tres archivos podrán mostrar perfectamente las líneas vectoriales, pero los detalles de la foto sufren. Así, la compresión de baja calidad ([a] al margen) hace que el archivo ocupe poco espacio, pero vuelve ilegible el texto,8 en la parte inferior derecha de la ilustración; al costo de un tamaño mayor, los ajustes de alta calidad producen un PDF apto para impresión masiva, tal como se observa en la segunda imagen ([b]), impresión que puede ser realizada en Mac o PC, sin requerir ningún programa particular, de ninguna versión, ni fuentes, ni vínculos (son las ventajas del PDF); para llegar a la tercera ([c]), con toda la perfección de detalle que se espera de Illustrator, tendría que modificarse el apilamiento de los objetos, según se revisará en el capítulo siguiente (cfr. cap.III.5).
[11] Repetir nuevamente los pasos [5]-[6] para reabrir el archivo “garabato.ai”.
[12] ⇧⌘S (File > Save as). Guardar el archivo con un nombre distinto al original (official.ai).
[13] En el cuadro de diálogo, verificar [√] Create PDF compatible (resaltada). Aunque es excelente, la compatibilidad de PDF no es indispensable en todos los casos.
[14] En el sistema operativo, observar la diferencia entre el tamaño del archivo original y el que acaba de guardarse: el nuevo archivo es hasta ciento cuarenta veces más grande. Para mejor comprender la absurda diferencia, debe considerarse que el original contiene dos fotos: la plantilla de dibujo en TIFF (que pesa apenas 1,2 Mb) y la toma original, sin retocar, en JPEG. Sin embargo, los archivos de píxeles son tan pesados que tienen esos tamaños reducidos gracias a la compresión ya aplicada.9 Un ejemplo lo dejará más claro.
[15] ⌥⌘N. Crear un archivo nuevo, sin configurarlo.
[16] ⇧⌘P (File > Place / Archivo > Colocar). De la carpeta del capítulo, seleccionar “img_2427.jpg”; observar que la foto apenas ocupa 1,6 Mb.
[17] Al cargarse el puntero que se resalta al margen, arrastrarlo para darle un tamaño a la imagen en el documento. Se puede notar que la foto original es lo suficientemente mala como para que un reflejo de luz reviente en la esquina superior izquierda y las sombras de mis manos sosteniendo el teléfono opaquen el resto (una foto pésima puede ser una excelente plantilla).
[18] Repetir los pasos [12]-[13] para guardar el archivo con la compatibilidad PDF. Si se coloca una fotografía, guardar con la compatibilidad PDF hace crecer el tamaño de archivo irracionalmente, incluso si no hay ningún elemento adicional. Evidentemente, Illustrator no es eficiente para comprimir fotografías y la razón es igual de evidente: no es un programa de edición fotográfica, sino de dibujo vectorial.