Tecnología del color. AAVV

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Tecnología del color - AAVV Educació. Sèrie Materials

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incluso entre dispositivos del mismo tipo, ya que cada fabricante utiliza productos base o medios tecnológicos distintos que pueden diferenciar bastante los resultados de reproducción del color entre escáneres, cámaras, pantallas de visualización o impresoras. Las consecuencias de esto son graves. Ya que resulta más eficaz codificar digitalmente la información de color de forma relativa, valores en cada canal de color entre 0 y 1, aunque los 3 ó 4 valores de escalado absoluto se pueden transferir separadamente, esto no significa que la coincidencia de espacios RGB o CMYK en formato relativo entre dispositivos del mismo tipo sea perfecta, más bien en la mayoría de los casos es bastante diferente. Para comprender mejor estas aseveraciones, analicemos las formas de la figura 2.3, donde se representan de forma tridimensional cómo se distribuyen los colores en los espacios de representación o lenguajes básicos del color RGB, CMYK y HLS, como primera selección de espacio perceptual. En el espacio RGB, las coordenadas (1,0,0), (0,1,0) y (0,0,1) marcan respectivamente la posición de los primarios RGB (y de forma análoga para los primarios CMY en la figura inferior), y las coordenadas (0,0,0) y (1,1,1) para los colores negro (K) y blanco (W), que resultan invertirse de posición en el espacio CMY. Pero, claro está, aunque estas representaciones 3-D sean muy ilustrativas porque todos los lenguajes de color de los dispositivos de control del color se codificarán de la misma forma relativa, la información absoluta puede ser muy diferente. Así, los primarios rojos (1,0,0) de un escáner o un monitor CRT, o entre dos monitores CRT, pueden ser espectral y colorimétricamente diferentes; el blanco (1,1,1) de una pantalla LCD y el blanco-papel (1,1,1) que considera una impresora convencional tampoco son absolutamente iguales, hablando en términos espectrales y colorimétricos; ni siquiera son iguales en sentido absoluto la definición y codificación del negro (0,0,0) entre dispositivos del mismo tipo o cruzados (la pantalla apagada para un monitor RGB y la tinta negra para una impresora CMYK, por ejemplo). Por lo tanto, no significa lo mismo RGB o CMYK entre escáneres o impresoras de chorro de tinta de fabricantes distintos: cada espacio RGB (o CMYK) de cada escáner (o impresora) debe analizarse espectral y colorimétricamente, para derivar las causas de las semejanzas y diferencias en la codificación y representación del color entre estos dispositivos cuando son fabricados de forma distinta. No olvidemos, por tanto, que el impacto sociotecnológico y cultural de la multimedia es que cada persona, más o menos experta en la comprensión y manejo del color, tiene libertad para configurar su propio equipo multimedia: su escáner, su pantalla de visualización, su computadora y su impresora. Y que el ensamblaje de dispositivos tan dispares y de fabricantes diferentes debería proporcionar una gran compatibilidad o coordinación en el uso y manipulación del color en las imágenes insertadas en los documentos.

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      Fig. 2.3 Representación tridimensional de los espacios básicos de representación del color dependientes de un dispositivo aditivo (RGB) o sustractivo (CMY). Se representa también de forma tridimensional el espacio HLS como primera elección sencilla de representar de forma perceptual los colores codificados de forma local por un dispositivo multimedia.

      En tercer lugar, un problema derivado de lo anterior es el problema de la interconexión de dispositivos o la comunicación de lenguajes o espacios de color (fig. 2.4). Supongamos que en un entorno ofimático cualquiera, ya sea doméstico o profesional, se dispone de varios dispositivos de entrada o de captura de imágenes y otros tantos de dispositivos de salida (pantallas de visualización e impresoras), todos ellos conectados entre sí en un entorno de red local, por ejemplo. Entonces, lo que no parece lógico es establecer una conexión uno a uno entre pares de dispositivos entrada-salida, crear tantos diccionarios de lenguajes de color como pares distintos de dispositivos entrada-salida (m × n diccionario). El coste computacional y los problemas de compatibilidad serían evidentemente enormes. La parte superior de la figura 2.4 se correspondería con el concepto de «espacio dependiente del dispositivo». Por tanto, parece más lógico establecer algún tipo de espacio de representación del color que actúe como nexo o enlace común entre todos los dispositivos de entrada y de salida (m + n diccionarios), tal como se muestra en la parte inferior de la figura. La pregunta, por tanto, es: ¿cuál podría ser este lenguaje común de color?

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      Fig. 2.4 Caracterización de dispositivos de control del color de una imagen según el estilo de codificación del color dependiente del dispositivo (parte superior) o independiente del dispositivo (parte inferior).

      Este último problema se puede plantear de forma más realista mediante el listado siguiente sobre espacios de representación del color más comunes usados en tecnología del color (tabla 2.1). Si bien los espacios básicos de representación son RGB, CMYK y HLS, ya parece evidente según la figura 2.3 que no va a ser fácil establecer el diccionario o la transformación de color entre los espacios RGB y CMYK, ni siquiera la transformación RGB ↔ HLS resulta sencilla porque es fraccionaria o por partes (Kang 1997: 7). Si consideramos los espacios colorimétricos de la CIE, tanto los no perceptualmente uniformes como los que sí lo son, el abanico de posibilidades de seleccionar se amplía bastante. Si descartamos las transformaciones de color a los atlas de color Munsell y NCS, las transformaciones entre los espacios CIE están bien definidas, pero ¿cuál elegir? Por último, si consideramos los espacios dependientes de los dispositivos, todo se complica demasiado, pero el razonamiento siguiente es bastante explícito: no podemos seleccionar como lenguaje común de color ningún espacio de color dependiente del dispositivo.

      TABLA 2.1

      Listado de los espacios de representación del color más comunes usados en tecnología del color

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      Con este primer análisis, Xu y Holub (1992) estudiaron las propiedades deseables en un espacio de color estándar común para la tecnología del color, las cuales listamos a continuación:

      1. Tener escalas numéricas aproximadamente independientes y perceptualmente uniformes para las dimensiones perceptuales del color: claridad, tono y croma. En especial, debería separar la información de la escala de grises (claridad) de una imagen de la de cromaticidad (tono + croma).

      2. Incorporar un modelo de adaptación cromática (o equivalencia del punto blanco/negro) para que los blancos de medios diferentes fueran independientes del punto neutro en la representación de la imagen. El paso de un blanco a otro debe tener en cuenta las transformaciones de color dentro y fuera del espacio de color estándar.

      3. Ser independiente del dispositivo/periférico, con valores que fueran medidos y relacionados con respecto al observador estándar.

      4. Ser posible efectuar las transformaciones directas o inversas a este espacio de color mediante cálculos simples sobre un hardware barato. Como consecuencia de este requisito, existe la necesidad de registrar de forma exacta los valores cromáticos dentro y fuera del dispositivo.

      5. Utilizar la digitalización por bits de forma eficiente, con tasas competitivas de compresión de la imagen.

      6. Usar de forma eficiente un esquema regular de cuantización.

      7. Incorporar el concepto inteligible y aceptado de un error tipo diferencia de color.

      8. Facilitar la mezcla aditiva de colores.

      Así, se efectuó un test comparativo entre la mayoría de los espacios de color indicados en la tabla 2.1 con la conclusión de que los espacios CIE-L*a*b*

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