Mercedes Sanz-Bachiller. María Jesús Pérez Espí

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Mercedes Sanz-Bachiller - María Jesús Pérez Espí Història i Memòria del Franquisme

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su parte, la Iglesia católica42 apoyó y legitimó la sublevación militar. En Valladolid, sede episcopal, la Casa Social Católica cedió sus locales para preparar el golpe, las Juventudes de Acción Católica iban a los frentes y las mujeres de Acción Católica atendían a los heridos y confeccionaban ropas a los soldados. Hubo actos de desagravio, volteo de campanas para celebrar la toma del Alcázar de Toledo, en septiembre de 1936, o la celebración religiosa en honor a la toma de Málaga, en febrero de 1937. La Iglesia vallisoletana, además, se implicó en la atención a los heridos de la guerra, convirtiendo sus centros de enseñanza, como el Convento de las Dominicas Francesas, en hospitales de sangre. También impulsó el Aguinaldo del Combatiente. Pero es que, además, empezó a recuperar los privilegios que había perdido durante la República y volvió a dirigir la moral de todos los españoles que se iban incorporando a la España sublevada. Así, se prohibieron los carnavales, se empezó a multar por comportamientos o formas de vestir poco apropiadas en público y se impuso la censura en el cine y en las publicaciones escritas. Una nueva moral se implantó con fuerza en los centros educativos, donde regresaron los crucifijos y los himnos, se volvió a separar a los alumnos por sexos y, al mismo tiempo que se depuraba a los docentes, se hacía lo mismo con los libros de texto.

      Este fue el Valladolid en el que nació Auxilio de Invierno, pero también en el que Mercedes Sanz-Bachiller fue nombrada jefa provincial de la Sección Femenina. Vamos a detenernos en este último asunto.

      MERCEDES SANZ-BACHILLER, JEFA PROVINCIAL DE LA SECCIÓN FEMENINA DE VALLADOLID

      Sin embargo, bien pronto fue requerida por Andrés Redondo para que ostentase la jefatura provincial de la Sección Femenina de Valladolid, ya que la mujer que lo hacía hasta entonces, Rosario Pereda, había quedado atrapada en Santander, y el puesto estaba vacante. Mercedes Sanz-Bachiller no era una profana en asuntos políticos, puesto que había estado casada con Onésimo Redondo y había seguido, y apoyado, su trayectoria política desde que empezaron el noviazgo y también después, durante los pocos años de matrimonio. Con esto quiero decir que no era una mujer ajena a los entresijos, las dificultades y los peligros que comportaba la actividad política. Además, Mercedes compartía con su marido las mismas ideas, y le apoyaba en todo hasta el punto de poner en riesgo su propia vida. Sin embargo, parece que su relación con las actividades políticas, al menos hasta meses antes de la sublevación militar, fue de forma indirecta y a través de las actividades de su marido. Esto cambió en marzo de 1936, cuando Onésimo fue encarcelado. A partir de ese momento, Mercedes se implicó totalmente en Falange.

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