Las negociaciones nuestras de cada día. Clara Coria

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Las negociaciones nuestras de cada día - Clara Coria Androginias 21

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cadena asociativa

      Segunda cadena asociativa

      Tercera cadena asociativa

      El altruismo no es sinónimo de solidaridad

      a) ¿Jerarquía versus paridad?

      b) La feminización del altruismo

      c) La negociación puede ser solidaria pero nunca altruista

       ANEXOS

       Mujeres legislativas y género

      Mujeres discriminadas del poder

      Conciencia de género

      La solidaridad: una estrategia de sobrevivencia

       Negociación y género: Mujeres que ceden para no negociar ¿Un síntoma del género?

       La creación femenina en las redes del poder patriarcal

       Incidencia del género en las negociaciones cotidianas y obstáculos subjetivos que obturan el acceso a una ciudadanía plena

      Ciudadanía plena versus ciudadanía fantasma

      Ciudadanía y legitimación subjetiva

      Mujeres y negociaciones cotidianas

      ¿Por qué relacionar negociación con género?

      El «más acá» de las negociaciones

      Dos obstáculos «clave»

      El acceso a una ciudadanía plena

       Sobre la autora

      La solidaridad no es un mito

       tampoco una herencia genética:

       es una elección ética y un compromiso social.

      Existe una gran confusión: la de creer que el altruismo es sinónimo de solidaridad. Al mantener dicha confusión, mujeres y varones contribuimos a perpetuar una de las tantas formas de servidumbre femenina.

      Dijo una mujer:

      Me casé muy joven y junto con la maternidad me fui enterando de quién era. Una no aprende a negociar porque, en nombre del amor, hay que pensar en los otros antes que en una misma, aceptar la dependencia como natural y dar incondicionalmente sin esperar retribución.

      Del editor

      En las últimas ediciones publicadas de El sexo oculto del dinero y de El dinero en la pareja, decíamos:

      Hemos querido volver a publicar este texto de Clara Coria porque consideramos que los ejes principales de su análisis conservan una extraordinaria vigencia. La reflexión sobre el tema desarrollado sigue siendo indispensable para todos aquellos dispuestos a repensar y analizar críticamente el rol que juegan en el marco de la familia y de la sociedad en general.

      Lo mismo podemos decir, 25 años después, de esta nueva edición —revisada y ampliada— de Las negociaciones nuestras de cada día, que constituye lo que vendría a ser el tercer volumen de la trilogía de Clara Coria dedicada al tema de la «sexuación del dinero» .

      Esta edición es una versión revisada del texto de Clara Coria publicado en 1996 que contiene, además, una sección de Anexos, que incluye una serie de textos de la autora aparecidos antes y después de la primera edición. Hemos decidido su inclusión considerando que enriquecen el texto central y amplían las líneas de reflexión.

      Por último, y al igual que con El sexo oculto del dinero y El dinero en la pareja, este libro es un contenido para ser leído con la mente abierta, una actitud sincera y autocrítica, dispuestos a la difícil tarea de aceptar cuestionamientos que pueden remover convicciones enraizadas en las profundidades de nuestro concepto de vida. Continuamos así impulsando contenidos editoriales interrelacionados desde los cuales trasladar voces de mujeres y hombres que apuesten no solo por un mayor equilibrio de lo femenino y lo masculino en la sociedad contemporánea, sino que «…se vean tentados a cambiar el modelo y se sientan menos temerosos de compartir la vida de una manera menos violenta y más equitativa».

      Barcelona, mayo 2021

PRÓLOGOS

      A manera de prólogo

       Las negociaciones nuestras de cada día 20 años después

      Han pasado 20 años desde la primera edición de Las negociaciones nuestras de cada día y el mundo ha seguido hundiéndose en luchas cada vez más tortuosas en pos de poderes absolutos que casi siempre han pretendido disimularse bajo las «mejores intenciones». Las interminables negociaciones con las que se pretende resolver intereses contrapuestos se arropan con el manto de la paz pero sostienen valores éticos faltos de solidaridad. Siguen siendo negociaciones que privilegian la astucia en beneficio de unos pocos en lugar de encontrar un punto de equilibrio para satisfacción de todos. El modelo patriarcal —jerárquico y favorecedor de privilegios— sigue gozando de buena salud tanto en el ámbito de lo social como en el de la subjetividad, sea esta femenina o masculina. Sin ninguna duda han habido cambios en nuestro complejo mundo actual que, si bien no abarcaron a todo el planeta, mejoraron la condición de las mujeres. Pero muchos de esos cambios suelen ser solo modificaciones cosméticas que siguen coexistiendo con viejas concepciones del modelo patriarcal disimuladas bajo sofisticadas y aparentes escenarios de libertad. Estoy convencida que la liberación femenina no consiste en imponer la sumisión masculina sino que se trata de revisar en profundidad los valores éticos sobre los que se asienta la organización social y, como consecuencia, la conformación de la subjetividad y el vínculo solidario entre los géneros.

      Uno de los motivos que contribuyen a la persistencia del modelo patriarcal —y que se desliza sutilmente aún donde ya se han instalado cambios que favorecen la libertad femenina— reside en el fenómeno de naturalización. Eso significa que las características constitutivas del modelo patriarcal (jerarquía, privilegios, violencias, distribución de roles por género, naturaleza como destino, etc.) siguen existiendo en las prácticas tanto masculinas como femeninas sin conciencia de que se sigue reeditando lo que se intenta combatir. Esto sucede en parte porque lo que se ha mamado durante siglos termina siendo considerado «natural» y por lo tanto obvio e invisibilizado en la propia subjetividad. La desnaturalización de la moral —y ética— patriarcal requiere un laborioso proceso de cambio en las subjetividades, tanto de hombres como de mujeres.

      El tema de las negociaciones en la práctica cotidiana del vivir pone en carne viva los modelos de convivencia con los otros y con uno mismo. Las negociaciones, necesariamente, tienen por meta un acuerdo y dicho acuerdo requiere de una adecuada evaluación de los costos. Es sabido que absolutamente toda acción tiene costos, de la misma manera que los tiene toda

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