Fundamentos de microeconomía. Marco Antonio Plaza Vidaurre

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Fundamentos de microeconomía - Marco Antonio Plaza Vidaurre

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y fines, von Mises (2013) sostiene: “El hombre es al mismo tiempo medio y fin; fin último para sí mismo, y medio, en cuanto coadyuva con los demás para que puedan alcanzar sus propios fines” (p. 313).

      En estas dos citas, von Mises nos explica que la división del trabajo es fundamental para que en una sociedad se produzcan bienes que permitan la satisfacción de las necesidades; sin embargo, se debe destacar que este autor enfatiza que la división del trabajo es espontánea y ocasiona que los individuos se especialicen en determinadas actividades económicas de acuerdo a sus intereses. Al buscar cada persona cómo cubrir sus necesidades, se convierte en un fin, es decir, produce, vende y tiene como objetivo que las familias cuenten con los artículos y alimentos que necesitan; también la compra de bienes, se considera un fin; así, para que esto suceda, las personas venden su fuerza de trabajo o realizan una actividad, por lo que también se convierten en un medio indispensable.

      En cuanto a la acción humana, Rothbard (2011) dice:

      se define simplemente como comportamiento deliberado […]. El propósito del actuar del hombre es su fin; el deseo de alcanzar ese fin es el motivo por el cual lleva a cabo la acción. Todos los seres humanos actúan en virtud de sus existencias y de su naturaleza. Sería imposible concebir personas que no actuaran en forma intencionada […]. Esta verdad fundamental —este axioma de la acción humana— constituye la clave de nuestro estudio. (pp. 1-2)

      Rothbard, discípulo de von Mises, desarrolló su pensamiento económico en torno a la acción humana y al apriorismo praxeológico, que es la metodología propia de la escuela austriaca de economía, que parte de un axioma central, verdadero por naturaleza humana que no necesita demostrarse, que consiste en que las personas actúan para pasar de una situación menos satisfactoria a una más satisfactoria. Este es el móvil de las decisiones que tomamos los seres humanos para satisfacer nuestras necesidades ante un problema permanente de escasez. El axioma de la acción humana es la primera piedra del edificio de la teoría económica de la escuela austriaca de economía.

      Con relación al subjetivismo de la ciencia económica, Hayek (2003) señala: “La diferencia entre el enfoque de las ciencias naturales y el de las ciencias sociales no puede llamarse de otra forma mejor que llamando a las primeras, objetivas, y a las segundas, subjetivas” (p. 53). Subjetivo se refiere a que dependen de la persona y que, por tanto, los valores y las apreciaciones no son iguales para todos. Otra diferencia fundamental entre las ciencias naturales y las sociales es que las personas perciben la realidad a través de un proceso de conocimiento, de aprendizaje y de toma de decisiones. En las ciencias naturales o físicas no existen fines, porque los actores no son seres humanos.

      Hayek agrega:

      Mientras que para el científico que cultiva las ciencias naturales el contraste entre los hechos objetivos y las opiniones subjetivas es algo sencillo, la distinción no puede aplicarse tan fácilmente a las ciencias sociales. La razón es que el objeto o los hechos de las ciencias sociales son también opiniones —no a las opiniones de quienes estudian los fenómenos sociales, por supuesto, sino las opiniones de aquellos cuyas acciones dan lugar al objeto de estudio del científico social. Pero, en el sentido que distinguimos los hechos de las opiniones, los hechos de las ciencias sociales son meramente las opiniones de la gente cuyas acciones estudiamos. Se diferencian de los hechos de las ciencias físicas en que son creencias u opiniones que sostienen los individuos; creencias que, como tales, son nuestros datos independientemente de que sean verdaderos o falsos, y, lo que es más, no podemos observarlas directamente dentro de la mente de los individuos, sino que hemos de identificarlas a partir de lo que ellos hacen y dicen, merced a que tenemos una mente similar a la suya. (p. 54)

      Krause et al. (2009) vinculan las necesidades con la subjetividad:

      Todas las necesidades humanas [...] son sanamente subjetivas porque son humanas y por ende culturales. La escasez, por ende, no es algo físico. La cantidad tiene que ver con la escasez porque, una vez que ‘algo’ es culturalmente demandado, recién allí la cantidad ‘física’ se convierte en algo relevante. (p. 32)

      Con relación a la complejidad de las ciencias sociales, en su discurso de aceptación del Premio Nobel de Economía de 1977, Hayek plantea lo siguiente:

      Pero ello solo es cierto en los casos en que nos encontramos ante lo que el doctor Warren Weaver [quien perteneció a la Fundación Rockefeller] ha llamado, empleando una distinción que debe entenderse en un sentido más amplio, “fenómenos de complejidad inorganizada”, en contraposición a los “fenómenos de complejidad organizada” que tratan la ciencias sociales. Complejidad organizada significa, en este caso, que el carácter de las estructuras correspondientes no depende solo de las propiedades de los elementos individuales que las componen y de la frecuencia relativa con que se producen, sino también de la forma en que los elementos individuales se interrelacionan entre sí. (p. 8)

      Según esta cita, la economía no está exenta de niveles de complejidad organizada, dado que son individuos los que deciden, sobre la base de los principios económicos, cómo actuar para pasar de una situación menos satisfactoria a otra más satisfactoria en un entorno de competencia y cooperación; estas acciones son las que configuran una economía, cosa muy diferente a la competencia biológica en el reino animal, donde sobrevive el más fuerte. En tal sentido, lo explicado por Hayek es un buen fundamento para que la economía no caiga en el constructivismo.

      La economía también estudia la acción de los empresarios y el proceso productivo. Los factores productivos son, en términos generales, la tierra, el trabajo y el capital. A los dos primeros factores se les denomina originarios porque no han sido consecuencia de alguna transformación; reciben ingresos que se definen en el mercado como la renta y el salario, respectivamente. En cuanto al capital, se lo relaciona con un bien duradero, como una máquina, equipo, herramienta o todo material que contribuye a la transformación de bienes (producción); a diferencia de los dos factores productivos arriba mencionados, este no recibe directamente una renta, pero es parte del esfuerzo de la producción y de la inversión que efectúa el empresario y que luego de un tiempo, al venderse la producción, se genera una rentabilidad económica. Por tanto, la acción empresarial es retribuida con la ganancia económica.

      En cuanto a la importancia del capital en el proceso productivo, Rothbard (2011) señala lo siguiente: “… la función del capital es adelantar a los hombres en el tiempo hacia su objetivo en la producción de bienes de consumo, sea de nuevos bienes o de más cantidad de bienes ya existentes” (p. 52).

      Rothbard nos explica un concepto ya visto en los economistas clásicos, que consiste en que la inversión tiene como fuente el ahorro, y, a su vez, el ahorro depende del sacrificio de consumo. Los economistas austriacos, partiendo de este principio fundamental, explican que el proceso productivo es inherente a un adelanto de recursos que definen como inversión, y que luego de producidos y vendidos los bienes, se tiene un retorno en dinero, recuperándose así la inversión. En otras palabras, la inversión es el uso de recursos provenientes del ahorro para llevar a cabo el proceso productivo, y la rentabilidad económica se dará cuando se recupere el dinero invertido en la compra de insumos, alquiler de máquinas, pago de salarios y de infraestructura. Con estos conceptos, los economistas austriacos explican las diferentes etapas de los procesos productivos, partiendo de factores productivos originarios, llámense mano de obra y tierra, luego, incluyen el capital, que es elaborado por el ser humano, hasta llegar al bien final, que es aquel que ya no sufre transformación y llega a manos del consumidor.

      Siguiendo la explicación anterior, Rothbard (2011) plantea un interesante ejemplo de la producción de un sándwich de jamón que se sintetiza de la siguiente manera: el sándwich es el bien de consumo que desea Jones para satisfacer una necesidad, que es el hambre. Este es el medio directo que permitirá a Jones satisfacer su necesidad. Los medios indirectos para que se pueda producir el

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