El rostro de los diarios digitales en el Perú. María Mendoza Michilot

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periodo seleccionado para el análisis, junio del 2012 y diciembre del 2013, fue significativo. En primer lugar, porque se buscaba aportar información complementaria a los estudios realizados en años anteriores sobre la prensa digital peruana. En segundo lugar, porque como en el resto del mundo, aquellos años significaron la consolidación del ciberperiodismo y el surgimiento de nuevas experiencias nacidas en el mundo virtual. Y en tercer lugar, porque se trataba de cubrir un tiempo previo a las modificaciones que ocurrieron en varias redacciones web de Lima por dentro –o por fuera– de la llamada convergencia de plataformas. Podría decirse que fueron años de una transición –una más, en realidad– en el imparable desarrollo de los espacios virtuales.

      La investigación tiene un componente histórico, con lo cual se suma a los esfuerzos desplegados hasta la fecha para estudiar la evolución del ciberperiodismo (Salaverría, 2015). Si bien el análisis se circunscribe a lo sucedido en el bienio 2012-2013, se recogieron antecedentes previos de cada ciberperiódico y, al mismo tiempo, algunas innovaciones relevantes producidas hasta el 2014. Este estudio no aborda en detalle el proceso de la convergencia digital, de Epensa (2012) y del Grupo El Comercio (2013-2014), que merece una investigación aparte que dé cuenta de sus etapas, pero menciona algunos de sus alcances en el registro evolutivo que han tenido esos periódicos online.

      Contextualmente, se observa que en la prensa digital –como en la convencional– no existe una única forma de difundir noticias; los sitios web informan, crean corrientes de opinión o entretienen de manera diferente acorde con sus particulares orientaciones y lo que consideran o prefieren sus usuarios. Sin embargo, uno de los supuestos de esta investigación fue que los ciberperiódicos se inclinaban hacia prácticas comunes en la producción y difusión de las noticias, con base en un mismo lenguaje digital (hipertextualidad, interactividad, multimedialidad, actualización y usabilidad) en constante evolución. Por ello, uno de los objetivos en este trabajo fue identificar dichos recursos, su aplicación en cada medio y las ventajas que ofrecían al usuario para acceder a la información.

      Esta aproximación analítica se ajusta a lo que Marcos Palacios y Javier Díaz Noci reconocen como el estudio de los cibermedios a partir de las acciones que desarrollan, una de las cuatro tipologías más destacadas recomendadas para clasificar a los sitios web. La tipología permite evaluar el nivel de dinamismo y el grado de adecuación del ciberperiódico al lenguaje digital. Se entiende por nivel de dinamismo, “el aprovechamiento que los nuevos medios hacen de las posibilidades que ofrece el soporte en línea (aplicación de técnicas hipertextuales, multimedia e interactivas y frecuente actualización)”; y por grado de adecuación, el acomodamiento de las piezas potenciales del ciberespacio (hipertextualidad, multimedialidad, interactividad y frecuencia de actualización) “al molde que configuran los contenidos y el usuario de un determinado medio en línea. A mayor grado de adecuación, mayor será el nivel de dinamismo del cibermedio (2007, p. 19).

      Asociado a estos recursos, se analizaron los criterios vinculados al tratamiento de las noticias, como la identificación de los temas y técnicas de redacción predominantes; la tendencia hacia la ‘seccionalización’, la identificación de los géneros periodísticos más frecuentes y de las fuentes de información desde la perspectiva del lenguaje digital. En otras palabras, cómo se articularon estos elementos en la estructura de los ciberperiódicos.

      Se halló que, si bien todos los medios analizados aprovecharon las mismas posibilidades técnicas del lenguaje online, su dinamismo no siempre fue el mismo, como lo revelan sus portadas y secciones, los géneros que utilizaron, las temáticas que abordaron y la calidad de los contenidos que ofrecieron a sus usuarios.

      El segundo objetivo es, precisamente, evaluar la presencia del usuario en el ciberperiódico, es decir, de “la gente antiguamente conocida como la audiencia”, como la definió Jay Rosen (Briggs, 2007). Se buscó identificar las herramientas interactivas que los periodistas estaban utilizando para generar lo que el profesor de periodismo de la Universidad de Columbia, James Carey, denominaría los espacios de conversación (Jarvis, 2011) del medio con el público, del público con el medio y del público entre sí, que han redefinido las relaciones con la audiencia (Pavlik, 2005).

      Si los medios han debido aprender a escuchar a sus usuarios (Salaverría, 2005) o a conversar con ellos, sobre todo con los nativos digitales para ofrecerles los temas que les interesa (Orihuela, 2011), ello ha sido posible gracias a la creación de espacios que han contribuido a mejorar la comunicación, la participación, la cooperación, el acceso al contenido y la socialización (Rodríguez-Martínez, Codina y Pedraza-Jiménez, 2012) en los sitios web noticiosos.

      Otro de los supuestos de esta investigación era que, si bien los ciberperiódicos peruanos habían incorporado más espacios interactivos, ello no implicaba que fueran una web 2.0, es decir, webs que obtenían parte de su valor a través de las acciones que promovían de los usuarios (Briggs, 2007), cosa que fue evidentemente cierta en el periodo analizado. Se confirmaron los estudios previos (Zeta, 2002; Yezers’ka, 2008a; Yezers’ka 2012) que dieron cuenta del ingreso paulatino de las audiencias en la producción informativa.

      Sin embargo, también se halló que, con algunas excepciones, las organizaciones periodísticas han marchado lentamente en este proceso de ceder espacio a sus usuarios. De todos los campos que podían im-pulsar para generar mayor interactividad, se notó una mayor apertura en dos: en el acceso brindado a la información de las portadas y las secciones (acceso al contenido) y en la vinculación con las plataformas externas de la web 2.0, como las redes sociales (socialización). Menos frecuentes fueron las iniciativas orientadas a promover la comunicación con y entre los usuarios, su participación y cooperación en la creación de contenidos.

      El tercer objetivo se refiere al periodista digital, al reconocimiento de sus rutinas laborales en la redacción web, los condicionantes que afectan su trabajo y los contenidos que produce. Según Boczkowski, las prácticas y las consideraciones relacionadas con la tecnología resultan fundamentales para el trabajo editorial que implica la construcción de contenido informativo en las redacciones online, por lo que es esencial observarlas para entender las formas alternativas que pueden adquirir los nuevos productos mediáticos. Sus estudios, realizados en medios digitales de Estados Unidos, indicaron que el trabajo que realizan los periodistas en el entorno offline permite generar los contenidos y aparatos mediáticos que garantizan la experiencia online. Por último, esta información es medular si se quiere comprender los alcances que luego ha tenido la convergencia de plataformas (Boczkowski, 2006).

      Esta propuesta se cumple en el caso de los ciberperiódicos analizados. De un lado, la producción de los contenidos que generan se explica en las condiciones de su elaboración por parte de periodistas polivalentes y multitasking (Salaverría y Negredo, 2008; Scolari, Micó, Navarro y Pardo, 2008), o ‘periodistas orquesta’ –más que gestores, orientadores o filtros– (Pérez y Giraldo, 2010), capaces de cumplir todas las tareas que se les encomiende realizar, desde curador de contenidos hasta community manager, en cualquiera de los formatos disponibles. Sin embargo, también confiesan que han renunciado al reporterismo (antes inherente a la función misma de dar a conocer noticias con rostro humano) y lo que más valoran es la redacción de textos (una de las más importantes tareas en la profesión, además de la investigación).

      Del otro lado, ellos forman parte de redacciones muy jóvenes, predominantemente masculinas, integradas por periodistas que empezaron tempranamente en el ejercicio de informar, y en las cuales se está extendiendo la profesionalización, lo cual es una buena noticia. Hace algunos años, el periodista y escritor David Simon dijo que “el periodismo no es un hobby, sino una profesión” (El País, 2009), al cuestionar la participación de millones de personas en la web para, aparentemente, reemplazar al periodista.

      Estos resultados nos confrontan con la realidad del periodismo digital, su futuro y sus problemas, los que deberían pensarse tal vez “fuera de la web” (Orihuela, 2012, p. 58). Los editores consultados

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