Comprendiendo las parábolas de Jesús. Klyne Snodgrass

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Comprendiendo las parábolas de Jesús - Klyne Snodgrass

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En 5.29-30 Jesús se sienta en un banquete con los cobradores de impuestos y los pecadores, lo cual resulta en la murmuración de los fariseos y los escribas. En el 7.38-39 Jesús se sienta a la mesa de un fariseo, y su contacto con una mujer pecadora resulta encavilaciones inquisitivas.

      En 11.37-54 y 14.1-24, Jesús también está invitado a comer con los fariseos, y también resulta en conflicto.88 Otros pasajes también tienen parábolas que se emplean en un contexto de conflicto (10.25-37; 12.13-21, aunque aquí el conflicto es entre hermanos, no con Jesús; 15.1-32; 20.1-19).

      Alguna similitud de forma existe entre esta parábola y la del buen samaritano. En 7.42 y 10.36 Jesús pregunta a su oyente “cuál de ellos”, y en 7.43 y 10.37 el oyente contesta con la respuesta obvia, y Jesús deduce una conclusión de la respuesta.

      La Parábola del fariseo y el publicano en 18.9-14 es paralela a 7.36-50 porque se contrasta un fariseo y un pecador, y en ambos casos el fariseo resulta inferior.

      En Lucas se presenta a Jesús como profeta claramente definido como en todas partes.89 El Códice Vaticano y Zacyntio tienen ho prophētēs (“el profeta”) en el versículo 39 en vez de solamente prophētēs. La lectura con el artículo podría señalar al profeta escatológico, un libertador de los tiempos del fin, pero la lectura sin el artículo está fuertemente probada y claramente correcta.90

      Información cultural

      El fariseo no estaba obligado a lavar los pies de Jesús, ungirlo con aceite, y saludarlo con un beso, pero debía proveer agua para que Jesús pudiera lavarse los pies. Un beso sería el saludo apropiado y una manera de honrar al huésped.91

      Besar los pies era un modo esencial para expresar honra, gratitud, y sumisión,92 pero era además un acto de profunda humildad.93

      Ungir con aceite era un procedimiento común (cf. Dt 28.40; Rt 3.3; Sal 23.5), pero ungir con perfume costoso (myron, la palabra que se usa en Lc 7:37) era inusual.94 La LXX en Éxodo 30:25-28 usa hagion myron para describir el aceite aromático para ungir los muebles y utensilios del tabernáculo, Sal. 133:2 habla del ungimiento de la cabeza con el óleo precioso (LXX myron), y Cantares 1:3 habla de la fragancia del ungüento del amante varón. Josefo, Ant. 19.239 informa que Claudio Agripa, convocado en el senado romano, ungió su cabeza con perfumes (myrois) como si llegara de un banquete, lo cual sugiere que tal ungimiento habría sido una costumbre en los banquetes de lujo en Roma,95 pero sería riesgoso transferir dicha costumbre a la Palestina del primer siglo.96

      Ungir los pies habría sido muy inusual,97 y hacerlos con perfume hubiera sido un acto muy extravagante y claramente ofensivo, especialmente proveniente de una mujer pecadora. Si la mujer era una prostituta, lo cual es probable aunque no es la única posibilidad,98 el perfume habría sido usado en su profesión.99 La actitud de Jesús hacia las prostitutas indica un marcado contraste con Sir. 26.22: “Se considera una prostituta como un escupitajo…”

      Que una mujer tuviera el cabello al descubierto en público era considerado un acto vergonzoso y seductivo, algo que una mujer respetable no haría.100 Ungir los pies de Jesús, besarlos repetidamente,101 y secarlos con su cabello todo habría sido considerado como actos eróticos y vergonzosos, si no hubiera sido por sus lágrimas, y claramente la mujer no tenía la intención que su acción fuera erótica.102 Las mujeres a veces dejan su cabello al descubierto por otras razones, especialmente para mostrar devoción religiosa/gratitud o pena, cualquiera de los cuales hubiera sido manifiesto aquí.103

      Las comidas siempre han sido ocasiones importantes para la conversación. En el mundo greco-romano una tradición establecida de banquetes como lugar de intercambio filosófico (e intercambios menos sobrios) se evidencia en varios escritos.104 Los eruditos con frecuencia sugieren que Lucas refleja el banquete greco-romano en el ambiente de una comida,105 pero a medida que uno lee sobre los banquetes menos probable parece que ello sea verdadero.106 Los relatos de banquetes por lo general son narrativas extensas con la expectación de que todos los asistentes ofrezcan un discurso sobre el tópico del momento, y se describen con frecuencia como fiestas vulgares para beber.107 Ninguna de estas fiestas indica ser las comidas a las que Jesús asistió. No todas las comidas eran un banquete, y los verbos usado para reclinarse (anaklino, kataklino, katakeimai) por sí mismos no refieren a un banquete de comida. Estos verbos, no verbos para sentarse, se usaban para las comidas en general, incluido la alimentación de los cinco mil (Mt. 14.19; Mr. 6.39; Lc. 9:14). Además, las únicas dos veces que simposio aparece en el NT son en Marcos 6:39, donde no es posible que tenga una relación con el banquete helénico. Lucas 5.29-32, un relato paralelo de la comida de Jesús con los pecadores, ciertamente no debe considerarse que refleje un simposio.

      Particularmente dentro de un contexto judío, si no un acto meritorio, era al menos un honor tener un maestro respetado como huésped de una comida. Al llamar a Jesús maestro el fariseo le otorgaba el título de respeto y honor, según está claro en Mt. 23.8-10 y otros textos. Los fariseos consideraban las comidas como una oportunidad para estudiar con haberim (compañeros en pureza), si “fariseo” y “haber” son sinónimos. Ellos se preocupaban en extremo con la pureza ritual en las comidas.108 Esto solo intensificó en el anfitrión de Jesús el carácter ofensivo de las acciones de la mujer. La impureza era un asunto mucho más serio entre los antiguos judíos de lo que pensamos. T. Yoma 1:12 arguye que la impureza es peor que el derramamiento de sangre. (Note que 2 S 11.4 hay una preocupación por la pureza en medio del adulterio cometido por David.)

      Que la gente se reclinara en las comidas indica que era una ocasión relativamente formal. Las mujeres por lo general no comían con los varones en un banquete, pero la presencia de las mujeres no estaba completamente fuera de lo ordinario, especialmente en las narrativas acerca de Jesús.109 En el Medio Oriente los banquetes tenían la tendencia de ser menos privados de lo que podríamos esperar. Las casas eran más abiertas, y los no invitados podían llegar y observar desde los lados y entre los siervos.110 Los invitados podían reclinarse junto a la mesa apartados de la comida de modo que sus pies quedaran fuera de los perímetros de la configuración de los alimentos. Las mujeres esclavas o los observadores no invitados se paraban fuera del círculo y cerca de los pies de los invitados.

      Un denario es un día de salario para el obrero común. Por consiguiente, el primer deudor en la parábola debe un poco más de un año y medio en salario, y el segundo debe aproximadamente dos meses de salario. La deuda era un terrible problema social en el mundo antiguo. Cuando se invadió el templo durante la revuelta contra Roma, el primer acto fue destruir los registros de las deudas.111

      Explicación de la parábola112

      No necesitamos citar las opciones para la interpretación de esta parábola, porque, aunque existan diferencias de interpretación, la parábola es clara y más bien directa. Existen interrogantes sobre teorías de redacción y de matices, pero el mensaje de la parábola de gracia y perdón es poderoso y obvio.

       Decisiones acerca de las imprecisiones

      1. La relación de este relato con las historias de ungimiento en los otros Evangelios ya se ha tratado en la sección de comparación de los relatos.

       2. ¿El relato de esta parábola fueoriginalmente en el contexto de una comida con un fariseo o era la parábola y la narrativa unidades independientes que se unieron después?

      Aparentes áreas de desigualdad entre la parábola y la narrativa de la comida sugiere para algunos que la parábola era originalmente independiente de la narrativa. La evidencia de esta opinión incluye: la historia de la comida habla del perdón de los pecados, la parábola acerca de la remisión de las deudas; la historia contrasta todo y nada, pero la parábola contrasta mucho y poco; y en la historia de la comida el

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