Religión y política en la 4T. Raúl Méndez Yáñez
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Religiosidades, Iglesias y sistema penitenciario mexicano Carla Vargas Torices
Semblanzas de las/los autoras/es
Introducción: religión y política en la 4T
Carlos Garma* Ariel Corpus** María del Rosario Ramírez Morales***
Dios mismo estaba ahí apretando en su puño la vida, agarrando la tierra entre sus dedos gruesos, entre sus descomunales dedos de encina y de rabia. Hasta un descreído no puede dejar de pensar en Dios. Porque ¿quién si no Él? ¿Quién si no una cosa sin forma, sin principio ni fin, sin medida, puede cerrar las puertas de tal manera? Todas las puertas cerradas en nombre de Dios. Toda la locura y la terquedad del mundo en nombre de Dios. Dios de los ejércitos; Dios de los dientes apretados; Dios fuerte y terrible, hostil y sordo, de piedra ardiendo, de sangre helada.
Dios en la tierra, JOSÉ REVUELTAS.
En lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y en el plan de nación que encabeza para un cambio de régimen, conocido como la Cuarta Transformación (4T), la religión ha sido un tópico presente que ha generado una permanente discusión. Esta apertura a lo religioso en las acciones y discursos del ahora presidente no comenzó con su llegada al poder. Desde su última campaña electoral, en 2018, llamó la atención por utilizar elementos y símbolos religiosos en distintas presentaciones públicas, de modo que la retórica de su discurso e imagen se construyó haciendo alusión a lineamientos morales. En el ámbito de los acuerdos políticos entre partidos, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) estableció una alianza con el entonces Partido Encuentro Social (PES), cuya plataforma se asentaba sobre una postura conservadora. Al abanderar a AMLO, Hugo Éric Flores Cervantes, presidente del PES, lo equiparó con el personaje bíblico Caleb, uno de los sucesores de Moisés, quien según el relato bíblico llevó al pueblo de Dios a la tierra prometida (Rodríguez, 2018).
El 1 de julio de 2018, AMLO obtuvo poco más de 53% de los votos en el nivel federal, cifra histórica que lo colocó como indudable ganador de las elecciones presidenciales. El 1 de diciembre del mismo año, en una ceremonia posterior a su investidura presidencial en el Congreso de la Unión, participó de un ritual neoindígena1 de purificación donde algunos representantes de los 68 pueblos originarios de México le entregaron el bastón de mando con el cual reconocían y consagraban su liderazgo, convirtiéndose así en el primer mandatario en recibir este objeto como símbolo del respaldo moral y reconocimiento de su autoridad presidencial.2
Ya como presidente, en sus conferencias matutinas diarias —las “mañaneras”—, en giras y conferencias, las alusiones a la Biblia han sido frecuentes —incluso ha llegado a citar al papa Francisco—, todo ello bajo una retórica que descansa en la moral, a la que se acusa de constituirse como parte del proyecto de la 4T. Estas alocuciones no han quedado sólo como parte de las líneas discursivas y la elocuencia del presidente, se trasladaron hacia materiales oficiales como la Cartilla moral, un documento redactado en 1944 por el literato neoleonés Alfonso Reyes a petición del entonces secretario de Educación, Jaime Torres Bodet. Este material fue diseñado para la alfabetización, pero le fueron sumados una serie de principios morales por interés del propio Reyes. La 4T, a través de la Secretaría de Educación Pública, retomó y reimprimió en 2018 la Cartilla moral3 como una guía de principios descontextualizando el documento original. En el texto de presentación, firmado por AMLO se lee:
La decadencia que hemos padecido por muchos años se produjo tanto por la corrupción del régimen y la falta de oportunidades de empleo y de satisfactores básicos, como por la pérdida de valores culturales, morales y espirituales. Los seres humanos necesitan bienestar, pero no sólo de pan vive el hombre. Para alcanzar la felicidad se requiere el bienestar material y el bienestar del alma, como decía José Martí. Nuestra propuesta para lograr el renacimiento de México busca hacer realidad el progreso con justicia y promover una manera de vivir sustentada en el amor a la familia, al prójimo, a la naturaleza, a la patria y a la humanidad. La difusión de la Cartilla moral de Alfonso Reyes es un primer paso para iniciar una reflexión nacional sobre los principios y valores que pueden contribuir a que en nuestras comunidades, en nuestro país, haya una convivencia armónica y respeto a la pluralidad y a la diversidad. Te invito a compartir con la familia estos pensamientos y a dialogar entre sus integrantes acerca de la moral, la ética y los valores que necesitamos para construir entre todos una sociedad mejor (López, 2018).
A la par de esta política de moralización que mediáticamente ha sido criticada, se le sumaron algunos actores evangélicos que encontraron eco en la retórica presidencial y vieron la oportunidad de poner su capital social a disposición de la 4T. Mientras el PES perdía su registro por no alcanzar 3% de los votos en la elección de junio de 2018 (cuestión que se refrendó en las elecciones intermedias de 2021), Arturo Farela Gutiérrez, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), emergía como el nuevo interlocutor después de una reunión el 21 de febrero de 2019 que, a decir del líder evangélico, sentó las bases para una posterior cooperación en temas referentes a la reconstrucción del tejido social, así como el acceso a los medios de comunicación. Desde luego, este acercamiento fue duramente criticado, homologando a los distintos grupos que conforman el mosaico evangélico en una misma línea que atentaba contra el Estado laico (Blancarte y Barranco, 2019).
Para sorpresa de muchos, en diciembre de 2019 la senadora por Morena, María Soledad Luévano Cantú, propuso una iniciativa de reforma a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, misma que implicaba la apertura y participación de las iglesias en el ámbito público, contraviniendo, así, la histórica separación entre el Estado y las iglesias. Estas reformas habilitaban la incursión de las asociaciones religiosas en la radio y la televisión, la capellanía espiritual al interior