Investigando las migraciones en Chile. Walter Alejandro Imilan
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Investigando las migraciones en Chile - Walter Alejandro Imilan страница 9
Otras visiones han puesto más énfasis en las fricciones de convivencia, como producto de disputas en espacios delimitados por la residencia o actividades comerciales. El trabajo de Vicencio (2015) indaga en las tensiones cotidianas entre vecinos migrantes y no migrantes por usos diferenciados del espacio público y estilos de vida en un cité del centro de Santiago. De una forma similar, el texto de Pérez (2020) expone la disputa por espacio entre vendedores en un barrio comercial de Santiago, disputa que precariza el derecho al trabajo de personas migradas. En estos trabajos se pone énfasis en las formas de construcción del otro migrante en clave de racialización y discriminación por sobre una de solidaridad de clase. Si bien estos textos se centran específicamente en la conformación de conflictos socioespaciales, relatos similares surgen en numerosas entrevistas con personas migradas presentes en la mayoría de los estudios que se realizan en Santiago.
La emergencia y desarrollo de la venta de comida, ya sea producida por personas migrantes y/o promocionada como de origen nacional, ha jugado un rol relevante en la producción del espacio público de la ciudad de Santiago en años recientes. Hace veinte años la venta y consumo de comida en la calle no era masiva en la ciudad. Esta situación empieza a cambiar a mediados del 2000 con el desarrollo de nuevas prácticas de comercio callejero iniciada por personas de origen peruano que ofrecen sus productos en las cercanías de la Plaza de Armas. La aparición de estas nuevas prácticas transformó el espacio público acompañado de un intenso debate público, con fuertes planteamientos racistas y discriminadores por parte de autoridades políticas que observan como nocivas la introducción de estas nuevas prácticas en el espacio público. Garcés (2012, 2014) identifica el inicio de esta transformación y sus debates, que en la actualidad se impone como una práctica masiva e integrada al estilo de vida de los habitantes de Santiago, reconfigurando espacios públicos en calles, ferias libres, paraderos de transporte público y accesos a estaciones de metro. El paisaje de la ciudad se transforma en virtud de nuevas prácticas económicas y de alimentación, permitiendo el reconocimiento de saberes de personas migradas y el intercambio de experiencias entre los diversos habitantes de la ciudad (Imilan, 2014).
4.3. La transformación de barrios
La investigación de los denominados barrios migrantes, multiculturales o cosmopolitas (Gómez y Torres, 2020; Hannerz, 1998) se ha centrado prioritariamente en la distribución territorial, en base a pautas de segregación residencial de la población inmigrante, a partir de la localización del lugar de residencia de los individuos (Bayona-i-Carrasco y Ajenjo, 2018).
En este contexto, se ha comprendido estos barrios como aquellos lugares conformados por el espacio construido, las prácticas sociales que se desarrollan y las imágenes a él asociadas, tanto por quienes lo habitan como por las imágenes externas generadas a partir de las características físicas de degradación urbana expresadas por una parte en las calles, equipamiento urbano y viviendas deterioradas (Gómez y Torres, 2020), y por otra en las prácticas cotidianas que allí se despliegan, asociadas en muchas ocasiones a la delincuencia y actos ilícitos (Bauman, 2006), pero también por las sociabilidades públicas de los colectivos en el barrio, las relaciones en el espacio público con el comercio establecido y las disputas por los diferentes usos del espacio que configuran tensiones (por los distintos procesos que afectan a los barrios), expresadas en resistencias y nuevas dinámicas de convivencia, que apuntan a una transformación generada por el urbanismo neoliberal, sea en términos de gentrificación y/o de segregación (Gómez y Torres, 2020).
De este modo los paisajes barriales al interior de las ciudades que concentran mayoritariamente población residente de origen migrante han conformado paisajes urbanos heterogéneos, un mosaico socio- espacial dinámico, en transformación tanto residencial como cultural, comercial y social (Contreras, 2017). En estos espacios barriales las desigualdades sociales, culturales y económicas se han exteriorizado en una ocupación desigual del espacio, generándose representaciones socioespaciales de los colectivos de inmigrantes, que por una parte cristalizan focos de conflicto en la relación entre vecinos, surgiendo una nueva expresión de vulnerabilidad urbana y fracturas en la convivencia ciudadana (Margarit y Galaz 2018; Margarit y Bijit, 2014), y por otra generan expresiones de revitalización de los barrios.
En cuanto a las expresiones de vulnerabilidad urbana, cabe señalar que, en la comuna de Santiago, en los últimos veinte años se produce un cambio en la composición social de sus barrios, debido a ciertas concentraciones de población inmigrada que reside en espacios territoriales específicos. Esto ha llevado a la evidencia de cierta conflictividad respecto de la convivencia intercultural, producto muchas veces de la consideración de «extranjeridad social», fundamentada en prejuicios y estereotipos sobre la población extranjera residente (Galaz y Yufra, 2016). No obstante, Preis y Razmilic (2020) señalan que a partir de sus investigaciones en barrios no se ha encontrado evidencia de fuga de residentes locales o de estancamiento en los precios producto de la llegada de inmigrantes. Sin embargo, señalan que de igual modo es preocupante la concentración de grupos desaventajados en barrios deteriorados, por cuanto la radicación de inmigrantes en zonas especialmente degradadas (y por lo mismo asequibles) supone desafíos muy complejos de políticas públicas. Lo mismo ocurre con quienes se han radicado en áreas antiguas del centro de Santiago a través de estrategias de cohabitación precaria con altos niveles de hacinamiento, concluyendo que, si bien la ciudad ofrece oportunidades, la segregación, desconexión y estigmatización de ciertos barrios la tienden a coartar.
5. Conclusiones
La Región Metropolitana de Santiago concentra el mayor número de personas migrantes en Chile. Su presencia en la última década ha ido en aumento, y con ello Santiago se ha transformado en una ciudad mucho más cosmopolita en tan solo una década. La presencia de la migración ya no sólo se visibiliza en barrios centrales, como fue hacia el cambio de siglo, sino que se despliega por todo el territorio metropolitano.
Los estudios de migración y ciudad son un campo en formación en Chile, y si bien la mayoría de los estudios de migración se llevan a cabo «en» la ciudad de Santiago, son pocos aun los que dialogan con la conformación de una sociedad urbana y con procesos de urbanización.
La síntesis que hemos presentado delinea los avances en este campo y, por sobre todo, abre preguntas necesarias de indagación en los próximos años. En este sentido, los análisis de datos de distribución espacial, de personas y actividades, presentan una imagen que aporta a la toma de decisiones en el corto plazo, pero no pasan de ser fotografías de una dinámica en permanente movimiento. Por ello, no hemos puesto énfasis en datos espaciales.
De la Escuela de Chicago aprendemos la necesidad de comprender la vida cotidiana de las personas, y cómo en ellas se despliegan estrategias individuales y colectivas, se expresan aspiraciones y consolidan significaciones, para comprender de mejor manera cómo habitan los nuevos residentes de la ciudad. El trabajo fundante de esta Escuela remarca la importancia de la investigación cualitativa de procesos en permanente transformación. De forma similar, el debate en torno a los enclaves étnicos invita a analizar la concentración espacial de la migración, interrelacionando condiciones culturales y contextuales, cuyo peso en cada situación debe ser motivo de análisis empírico. De esta forma, el modelo de desarrollo urbano imperante, así como las políticas y acciones llevadas a cabo por diferentes agencias y escalas de la administración del Estado, que por acción u omisión configuran áreas de alta concentración de personas migradas, conforman nuevas geografías de oportunidades, que, sin embargo, en el tiempo pueden devenir en territorios de confinamiento y estigmatización.
En los estudios sobre Santiago emerge con fuerza el acceso excluyente a la vivienda, marcada por condiciones interseccionales como el estatus de regularización migratoria, nacionalidad y raza. Las precarias condiciones de habitabilidad a las que accede un número importante de personas migradas han puesto en evidencia la expansión del arriendo abusivo, que menoscaba su dignidad y las somete a condiciones precarias