Hijas del futuro. Carmen Romero Lorenzo

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Hijas del futuro - Carmen Romero Lorenzo страница 7

Hijas del futuro - Carmen Romero Lorenzo El origen del mundo

Скачать книгу

un temor que va en aumento en cada nuevo viaje.

      La literatura de lo maravilloso o fantasía ha tenido, con frecuencia, una intención didáctica: por ejemplo, los cuentos de hadas adaptados para público infantil. Angela Carter ya lo demostró al subvertir su contenido en el libro de relatos La cámara sangrienta (1979), donde queda muy claro cómo estas narraciones han sido utilizadas sobre todo para la formación moral de las niñas y adolescentes, a fin de que se conviertan en mujeres «como Dios manda». La fantasía épica también ha abundado en estereotipos, empezando por El señor de los anillos (1954), donde la práctica mayoría de los protagonistas son varones. Por supuesto, hay alternativas muy interesantes, como la serie de Terramar (1964-2001) de Ursula K. Le Guin.

       Conclusiones

      Para concluir, solo diré que este artículo ha sido una breve introducción, muy básica, a un tema mucho más amplio y complejo. Añado una bibliografía final. No siempre resulta fácil reconocer nuestros propios sesgos y prejuicios sexistas, que todas y todos tenemos, ya que el sexismo está profundamente arraigado en nuestras vidas y relaciones. Pero es el único modo de transformarlos.

       Bibliografía

       Estudios

      Freixas, Laura, Literatura y mujeres, Barcelona, Destino, 2000.

      Moi, Toril, Teoría literaria feminista, Madrid, Cátedra, 1995.

      Navas Ocaña, Isabel, La literatura española y la crítica feminista, Madrid, Fundamentos, 2009.

      Robles, Lola, En regiones extrañas: un mapa de la ciencia ficción, lo fantástico y lo maravilloso, Cádiz, Cazador de Ratas, 2018.

      —, «Transmonstruxs: transexualidad, transgenerismo y androginia en la literatura fantástica», en El monstruo fantástico: Visiones y perspectivas, Madrid, Aluvión, 2016, págs. 173-197.

      Varela, Nuria, Feminismo para principiantes, Barcelona, Zeta bolsillo, 2013.

      VV. AA., Análisis feministas de la literatura. De las teorías a las prácticas literarias, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba, 2008.

      Woolf, Virginia, Una habitación propia, Barcelona, Seix Barral, 2016.

      —, Tres guineas, Barcelona, Lumen, 1999

       Obras literarias

      Atwood, Margaret, El cuento de la criada, Barcelona, Salamandra, 2017.

      Carter, Angela, La cámara sangrienta, Madrid, Sexto Piso, 2014.

      —, La pasión de la nueva Eva, Barcelona, Minotauro, 1982.

      De Burgos, Carmen, «El perseguidor», en La mujer fría, Madrid, Torremozas, 2012, págs. 103-139.

      Delgado, Nieves, 36, Cádiz, Cerbero, 2017.

      Du Maurier, Daphne, Rebeca, Madrid, Santillana, 2004.

      García Morales, Adelaida, La lógica del vampiro, Barcelona, Anagrama, 1990.

      Gilman, Charlotte Perkins, «El empapelado amarillo», en Venus en las tinieblas: relatos de horror escritos por mujeres, edición de Antonio José Navarro, Madrid, Valdemar, 2007, págs. 127-150.

      Le Guin, Ursula K., Historias de Terramar, 2 vols., Barcelona, Minotauro, 2003.

      —, La mano izquierda de la oscuridad, Barcelona, Planeta, 2009.

      Miéville, China, La estación de la calle Perdido, Barcelona, Ediciones B, 2017.

      —, La cicatriz, Barcelona, Ediciones B, 2017.

      —, El consejo de hierro, Arganda del Rey, Madrid, La Factoría de Ideas, 2005.

      Rowling, J. K., serie Harry Potter, Barcelona, Salamandra, 2000-2008. Esta serie contiene los siguientes libros: Harry Potter y la piedra filosofal; Harry Potter y la cámara secreta; Harry Potter y el prisionero de Azkaban; Harry Potter y la Orden del Fénix; Harry Potter y el misterio de príncipe; Harry Potter y las reliquias de la Muerte.

      Tolkien, J. R. R., El señor de los anillos, Barcelona, Minotauro, 1988.

       Adenda: sobre la cultura de la cancelación.

      A fecha 11 de mayo de 2021, me decido a añadir unas breves reflexiones que creo que pueden complementar este artículo introductorio. Pretendo ir un poco más allá de la presentación básica que he hecho, agregando un tema muy reciente. Es una cuestión sobre la que, como me suele ocurrir, tengo más dudas que respuestas y en la que voy a implicarme de manera más personal que en las páginas anteriores. No corren buenos tiempos para las dudas, porque ahora acostumbramos a opinar con rotundidad sobre casi todo, como si supiéramos de casi todo, y a eludir los matices que, sin embargo, para mí aportan mucho más que las frases lapidarias.

      La cultura de la cancelación ha surgido y se ha extendido de forma más intensa en los últimos años. Consiste en una actuación reprobatoria frente a determinadas personas y obras literarias y artísticas, por motivos ideológicos, al considerar que realizan comportamientos o incluyen contenidos machistas o patriarcales, racistas, homófobos o tránsfobos, por ejemplo. La actuación puede ir desde la crítica al boicot expreso a esas obras y personas. Este fenómeno ha sido reivindicado y usado por algunos sectores sociales, mientras se rechaza por otros como una forma inadmisible de censura contra la libertad de expresión artística y como una dictadura de lo políticamente correcto.

      No puede olvidarse que, en la posmodernidad, ya no se acepta el estatus sagrado e intocable que han podido tener los artistas.

      Hay muchos ejemplos: al tenor español Plácido Domingo se le ha acusado, por parte de varias mujeres que habían estado vinculadas con él profesionalmente, de acoso sexual. Algunos conciertos del tenor en Estados Unidos se suspendieron por esta causa. Estos hechos fueron posteriores al caso de Harvey Weinstein, productor de cine estadounidense, denunciado públicamente por graves delitos sexuales. No pretendo entrar en la veracidad o no de las acusaciones, y mucho menos dudar de ellas ni de la gravedad de los delitos. Se ha criticado a estas mujeres por realizar denuncias en medios de comunicación y redes sociales, en vez de en tribunales de justicia. Pero ha podido ocurrir que se trate de hechos antiguos, ya prescritos, a lo que se añade que la Justicia no se ha distinguido, precisamente, por su apoyo a las víctimas: muchos agresores han quedado impunes, después de servirse de una posición de poder para realizar sus actos y para que esas mujeres no hablaran. Durante largo tiempo, estos comportamientos por parte de determinados varones en el mundo artístico se consideraban «normales»: para ascender, las mujeres tenían que someterse a ese derecho de pernada. Que ahora ellas hablen, que la sociedad actual sea mucho menos tolerante, que las generaciones más jóvenes prefieran no tener ninguna relación con los agresores y que estos sean sancionados de alguna manera, si no puede hacerlo la justicia, me parece muy comprensible.

      Entiendo que muchas personas quieran ir a un festival de

Скачать книгу