La arquitectura religiosa de la improvisación. Jorge Martínez Pérez
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La investigación que aquí presentamos nació como producto de la inquietud por estudiar y visibilizar esas minorías que tradicionalmente han permanecido en segundo plano en una sociedad dominada por la religión católica. Pero a decir verdad, no sabíamos el reto al que nos enfrentábamos, ya que respecto al campo que delimitamos como nuestro objeto no ha sido posible encontrar ningún estudio previo; únicamente los análisis y las estadísticas macro, publicadas a nivel nacional por la Dirección General de Asociaciones Religiosas (DGAR) y los registros de población efectuados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2010).
Cuando iniciamos nuestra labor, acudimos a la Dirección de Asuntos Religiosos del Estado de Zacatecas (DAREZ) con la idea de obtener el registro de todo lo relativo a las religiones no católicas en el estado, y aunque se nos atendió muy amablemente y siempre se tuvo una gran disposición para colaborar con nosotros, únicamente se nos pudo proporcionar un proto-directorio de 450 centros de culto de todo el estado, con múltiples imprecisiones, enormes duplicidades y vacíos de información, que incluía tanto a entes registrados (un puñado de ellos) como no registrados ante la Dirección General de Asuntos Religiosos (s.f.). No obstante, aquella fue la primera pista y la primera impresión que tuvimos del campo en cuestión; a partir de ahí todo fue trabajar ab ovo para presentar lo que exponemos aquí.
El estado de Zacatecas está ubicado en la región centro-norte de la República Mexicana, forma parte de los 31 estados del país, sin contar la Ciudad de México. Tiene una extensión territorial de 75,275 km2, que representa el 3.8% del total de la superficie nacional. Con su población de 1,490,668 habitantes, según cifras del Censo de Población y Vivienda (INEGI, 2010) , ocupa el lugar 25 a nivel nacional, y su aportación al PIB es de las más bajas, no más del 1% del total, solo por encima de cuatro estados: Baja California, Nayarit, Tlaxcala y Colima. Ello nos indica, por tanto, que es de los menos poblados y de los más pobres, económicamente hablando. Posee también el primer lugar en emigración internacional, con el 4.8%. Todo lo anterior nos indica que tiene una economía limitada, con escasas fuentes de empleo y bajos niveles salariales. Quizá por ello existe toda una cultura de emigración poblacional, sobre todo hacia los Estados Unidos.
Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas son los tres municipios más grandes del estado de Zacatecas, las tres localidades más grandes de sus respectivos municipios y los que experimentan mayores niveles de cambio religioso, pero, como se señaló más arriba, el cambio está confinado a una “diversidad” cristiana, ya que fuera de las denominaciones pertenecientes a ese credo sólo existe una ínfima, insignificante minoría no cristiana. El estudio ha versado sobre la visibilización de esa disidencia religiosa no católica, compuesta por 17 denominaciones, de las cuales sólo cinco son no cristianas –y cuyo número de miembros es todavía muchísimo menor, comparativamente hablando, al de las cristianas–, mas contribuye a darle un toque de “credibilidad” a un panorama que, de tan homogéneo, hasta parecería irreal, ya que está totalmente dominado por el credo señalado.
Como municipios, el primero posee 213,139 habitantes, el segundo, 159,991 y el tercero 138,176 (INEGI, 2010), lo que constituye el 34.3% del total de la población del estado. Esto significa que uno de cada tres habitantes de la entidad vive en ellos. Como localidades, Fresnillo tiene 120,944 habitantes, Guadalupe, 124,623 y Zacatecas 129,011 (INEGI, 2010), que representan, en conjunto, el 25.23% de la población estatal. Es decir, en éstas vive uno de cada cuatro habitantes del estado. En síntesis, un tercio de la población total del estado vive en estos tres municipios y un cuarto de dicha población habita en estas tres localidades.
Las confesiones cristianas no católicas son las únicas disidencias religiosas significativas que hacen frente a un catolicismo históricamente predominante. Están ahí, entre lo visible y lo invisible, lo público y lo privado, lo aceptado y lo prohibido, lo propio y lo ajeno, en los límites y márgenes de una sociedad y una cotidianidad que por momentos permite y por momentos niega el derecho a la existencia y expresión de religiones y creyentes diferentes al catolicismo. Hemos querido exponer la existencia de todo este espectro religioso no católico, mostrar su ubicación, su número, sus principales características, sus problemas, sus retos y algunos otros elementos que nos ayuden a verlos y a comprenderlos mejor.
El trabajo no ha sido fácil y ha requerido de todo nuestro tiempo, esfuerzo, dedicación, cuidado y minuciosidad; pero el campo es muy volátil y cambiante, de manera que lo que se retrata hoy sólo es un momento en el espacio-tiempo de este universo. Para hacerlo más comprensible y fundamentar la obra, hemos incluido cuadros y fotografías a lo largo de la exposición, misma que esperamos resulte de interés para el lector.
Por último, las preguntas que la investigación nos ha suscitado y quedan aún para el análisis son: ¿qué papel están llamadas a jugar las confesiones cristianas no católicas en los tiempos futuros? ¿Qué dinámicas y repercusiones tendrá el cambio religioso en la sociedad zacatecana del porvenir? ¿Existirá espacio para los credos no católicos en la entidad? ¿Seguirá la Iglesia Católica perdiendo feligresía ante la competencia religiosa o podrá reaccionar a ella?
Justificación y objeto de estudio
El presente análisis nace de la inquietud por estudiar, conocer y publicar el fenómeno de las minorías religiosas. Decimos publicar en uno de los varios sentidos que, sobre el término, señala el diccionario de la RAE (s.f.); en el sentido de hacer patente y manifiesto algo al público. Y lo que se quiere hacer patente y manifiesto es aquello que se presume oculto, privado, velado, a veces hasta clandestino. Porque hay ciertas palabras, como la que nos ocupa, que son prisioneras de sus connotaciones, lo que impide ver o expresar su riqueza significativa o el sentido primigenio, original, de la significación. Y aunque existe otro vocablo para hablar de la publicidad, no queríamos dejar de señalar tal término y su intencionalidad, ya que expresa parte del objetivo del presente trabajo. Dicho lo anterior, nos ceñimos al vocablo “visibilizar” y sus flexiones. Vocablo ya totalmente aceptado y adaptado para el campo semántico en cuestión y que implica una actitud de dirigir la mirada hacia una dirección, no de manera casual o indiferente, sino de forma que se busca algo con la intención de conocerlo, de iluminarlo y hacerlo público.
Para el caso de México, no existe ni la cantidad de obras ni los organismos con capacidades económico-jurídicas suficientes que propicien y fomenten el análisis y producción de textos del fenómeno religioso ni, mucho menos, de sus minorías. Salvo excepciones, como la Red Nacional de Investigadores Sobre Religión, Sociedad y Política, la Asociación Latinoamericana Para el Estudio de las Religiones (ALER) y la Revista Académica para el Estudio de las Religiones (RAER). Otras instituciones que contribuyen al campo, aunque de manera no exclusiva, son: El Colegio de México (COLMEX) y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS).
En México, pues, los estudios estadísticos y sociodemográficos más importantes y recientes que se han hecho relacionados con el tema específico que nos ocupa o que lo tratan de alguna manera son:
La diversidad religiosa en México, a cargo del INEGI (2005), basado en las estadísticas obtenidas por la misma institución, a través del XII Censo General de Población y Vivienda 2000.
Transformaciones sociales y cambio religioso en la frontera norte de México. Memoria de Alberto Hernández (2005), para optar por el grado de doctor, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología