Rostros de Santa Marta. Martiniano Acosta
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Lina Johani: ¿Cuáles son los aspectos o situaciones más transcendentales en su carrera como periodista?
Annabell: He tenido momentos en mi carrera que han afianzado mi confianza como profesional y como artista: los viajes, los premios, los reconocimientos; sin embargo, no podría hablar aún de casos transcendentales.
Luz Myriam: ¿En qué punto se relacionan sus trabajos periodísticos con sus poemas?, ¿o los maneja de forma independiente?
Annabell: Los géneros periodísticos y los literarios se distinguen porque los primeros son de no ficción y los segundos, sí. Es bueno tener eso claro en la labor periodística. No se puede “ficcionar” o poetizar demasiado en un reportaje, por ejemplo. Sin embargo, los géneros (crónica, reportaje, cuento, poesía…) convergen en la forma de presentar un texto periodístico, en su estructura. Grandes periodistas como Gay Talase y Tom Wolfe han utilizado las técnicas novelísticas para contar historias de personas y hechos reales.
Lina Johani: ¿En algún momento de su carrera profesional se sintió estigmatizada o afectada por su lugar de origen y su nacionalidad?
Annabell: No, eso no me ha sucedido aún.
Luz Myriam: ¿Por qué y cómo surgió la idea de involucrarse en la docencia?
Annabell: He tenido la fortuna de ir logrando sueños que engendré en mi época universitaria. Con mucha tranquilidad asumí que algún día sería docente en una universidad. Tres años después de graduarme como periodista, me especialicé en investigación y docencia universitaria, motivada por ese deseo, pero también por requisito para ser auxiliar de investigación de un proyecto en el que estuve vinculada. Al año siguiente trabajé como docente en la CUN; después entré a la Universidad del Magdalena. Ahí voy.
Lina Johani: ¿Qué aspectos de su vida personal intervinieron en su carrera profesional transcendentalmente?
Annabell: Mi deseo por conocer otros lugares y países. Ese anhelo mío por conocer qué hay más allá del Morro de Santa Marta fue lo que me llevó a estudiar una carrera que yo pueda ejercer en cualquier parte.
Luz Myriam: ¿Qué consejo les daría a los futuros poetas del Caribe y de Colombia?
Annabell: Que la constancia es la que hace el camino.
Muestra de su mundo poético:
Selva y origen
Estoy sola en mi selva de mujer
tratando de ahogar
el símbolo
en mi selva inconquistable.
Poblada de bestias vírgenes
y espíritus indomables,
poblada de olores a lluvia
(barro en el aire)
y olores a tigres acechando
a mis hembras celosas.
Dejo crecer mi pelo en silencio
para encontrar quietud, perdón, y brisa
sobre el follaje muerto
de las palabras.
Desde esta jungla de deseos
desemboco mis ríos
de sangre
y grito
para ahogar todos los símbolos,
para volver a mí
siempre volver.
Manjarrés
Fundaste el óvulo
de mi eterna feminidad
y luego te fuiste
dejándome el vacío de los abrazos
y ese reflejo de tu rostro en el mío
que aún no he aceptado.
Tienen algo de ti
todos los hombres que he amado
porque después del delirio
solo queda el poema.
Fuimos un solo cuerpo
mi madre y yo
en aquel tiempo
en el que tú perseguías el aroma sexual
de una adolescente
de pocas aspiraciones.
Pero hoy, en el umbral de tu ancianidad
he venido a recordarte
que soy tu única hija,
a la que nunca reemplazarás
en los brazos de ninguna otra.
Himno a Santa Marta
Nadie ha venido a salvar a la ciudad dos veces santa.
Los idiotizó el azul.
Se quedaron sentados en los parques
surfeando los maremotos.
Están cansados de las mismas caras en los cafés,
pero se convierten en lluvia
cuando fingen asombro.
Se tragaron el mar y lo vomitaron.
Heredaron la ciudad de las ventanas.
Y la ciudad de las ventanas
tiene un fondo dibujado:
aves que deambulan como bolsas de rayas azules,
y una marina que les cicatrizó mal el rostro.
Nadie respondió por la ciudad dos veces mártir.
Ya no le hacen el amor después del lucero.
Lleva el pelo marginado hasta las rodillas.
Abrió sus piernas al pirata europeo.
Deberías volverte isla, Santa Marta,
desprenderte de este país sin recuerdos,