Del Edén al parque público. Juan Sebastián Bustamante Fernández

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Del Edén al parque público - Juan Sebastián Bustamante Fernández

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y a pesar de que el Nuevo Norte es el ejemplo más potente de la transformación de la ciudad en los últimos años, sorprende que no se haya abordado aún como temática central, ni se mencionen los valores históricos de este sector de la ciudad. Es evidente, por tanto, la necesidad de una investigación al respecto, teniendo como caso de estudio el primer proyecto que se plantea en la historia de este sector con un uso de parque, el BCIA, a partir del cual se ha consolidado el carácter público de este lugar desde finales del siglo XIX hasta el día de hoy.

      Historia cultural, paisaje y el Bosque Centenario de la Independencia de Antioquia

      El enfoque de esta investigación es “culturalista”, parte de una concepción de paisaje centrada en su carácter de representación, construida social e históricamente, en donde las imágenes –algunas muy representativas– desempeñan un papel fundamental. Para lograr lo anterior, y con el fin de tener una visión integral de este sector de la ciudad, se omitirá la historia de la disciplina arquitectónica, urbana o paisajística, que generalmente se ciñe a los proyectos y sus resultados, y centrará la mirada en el paisaje a partir de la historia cultural. De esta forma, podrá lograrse un estudio más amplio de las diferentes representaciones encontradas en los planes urbanos, la literatura, las postales, fotos, revistas, guías y álbumes.

      Gracias a los fotógrafos, Medellín tiene su memoria registrada en imágenes desde 1849, allí se pueden apreciar las transformaciones de la ciudad, las representaciones culturales en la configuración del BCIA en el imaginario colectivo y las prácticas urbanas de los habitantes de Medellín entre 1913 y 1969. Estas fechas concuerdan con el momento de la inauguración del BCIA hasta su cierre, cuando se convierte en Jardín Botánico.

      El derrotero que ha de guiar esta investigación inicia con las preguntas de cómo se ha configurado el parque público alrededor del mundo hasta llegar a Colombia, no solo como proyecto urbano-paisajístico, sino también como fuente de una nueva sociabilidad y de educación estética; y qué papel juega la noción de paisaje, especialmente las imágenes fotográficas, en dicha configuración.

      El capítulo siguiente indaga por el imaginario colectivo y las prácticas urbanas de los habitantes de la ciudad alrededor del parque público mediante una descripción histórico-cultural guiada por los planes urbanos elaborados para Medellín y el análisis de los proyectos e ideas principales que de allí se derivan.

      La última parte se focaliza en la construcción histórica del sector que hoy se conoce como el Nuevo Norte y en los actores y discursos que participaron en su surgimiento, a partir de las representaciones literarias y visuales (especialmente fotográficas) del mismo.

       El parque público como dispositivo político y estético Contexto internacional y colombiano

      El jardín, desde las antiguas civilizaciones, casi siempre está asociado a la idea del Paraíso.5 En su origen, su significado fue mágico y religioso, por ello, es normal que en casi todas las religiones antiguas se encuentre un vergel mítico, por ejemplo, el Edén de los israelitas, el Eridu de los asirios, el Ida-Varsha de los hindúes o el bosque sagrado de los primeros itálicos.6

      Igualmente, Rodríguez afirma que desde tiempos inmemorables los egipcios, chinos, asirios, griegos y romanos, así como las culturas americanas precolombinas, se rodearon de vastos jardines para, mediante la exaltación de la belleza y la buena disposición, brindar bienestar y calidad de vida a quienes los frecuentaban, en su mayoría pertenecientes a las altas esferas de la sociedad. En el Renacimiento los jardines italianos se caracterizaron por utilizar la geometría con líneas rectas, ángulos, círculos y elipses correctamente trazados por los jardineros con el fin de domesticar la naturaleza. Cuando Italia pierde su primacía en la creación de estos espacios verdes, Francia la domina, incluyéndolos en los grandes palacios, entre los cuales se destacan los jardines de Versalles.7

      La transformación de los jardines en parques públicos urbanos se da a partir de los procesos de la industrialización, cuando las ciudades se empiezan a consolidar y los jardines se abren para dar lugar al parque público. Este proceso comienza en los inicios del siglo XIX, producto del cambio físico de las ciudades en Europa y del desarrollo de sus sistemas de sociabilidad independientes del control real, es decir, de ruptura con la vida cortesana del jardín palaciego. Se convierten estos en pulmones de una ciudad en creciente congestión y en pilares de una ciudad burguesa moderna.8

      Silvestri y Aliata señalan: “La gran novedad del siglo XIX es el parque público articulado con la ciudad, en función de mejorar sus condiciones de habitabilidad. En este camino, la jardinería se convierte en arte urbano, antecedente inmediato del urbanismo”.9

      Factor esencial para el desarrollo del parque público en el mundo fue la consigna de que la higiene, la salud y el placer solo podían obtenerse en un medio natural, es decir, en los parques. Este tópico proviene del viejo repertorio clásico que identificaba lo enfermo con la molicie de la vida urbana y ponía en contracara la sana vida del pastor; además de la larga tradición hipocrática. Para los cultores de la reforma de principios de siglo XIX, placer y salud estaban íntimamente asociados y la clave para lograrlos estaba en el uso y disfrute del verde.10

      Según Fariello, Inglaterra fue la primera en construir grandes parques al servicio de los habitantes de la ciudad, de tal manera que para mediados del siglo XIX Londres disponía de una extensión de jardines y parques públicos cercana a las 600 hectáreas. Están, por ejemplo, el conjunto de St. James’s Park, Green Park, Hyde Park y Kensington Gardens, que forman una cadena permanente de espacios verdes con una longitud de más de cuatro kilómetros, situados en el centro de la ciudad y Regent’s Park, Victoria Park, Battersea Park, localizados en la periferia. Cada uno de estos espacios tiene sus propias características, pero todos responden a una concepción común que refleja las transformaciones en el gusto y el consumo de la época: recordar la visión de la naturaleza pura y simple, preferencias del pueblo inglés, amante de la diversión y el recreo al aire libre en un marco de un paisaje arcádico y de vida pastoril. Hyde Park es el ejemplo más típico, pues aunque inmerso en la masa urbana, semeja un gran territorio rural que se alarga hasta el centro mismo de la ciudad; es una campiña idealizada, presentada con naturalidad.11

      A partir de los primeros parques públicos que se formaron en Inglaterra, St. James en Newcastle (1828) y Victoria Park en Manchester (1830), como iniciativas privadas de valorización de la tierra suburbana, posteriormente, en 1844, se define el “Movimiento de los horticulturistas”, liderado por Joseph Paxton, quien propone para el Birkenhead Park de Liverpool, de manera anticipada, todos los componentes del parque público, como por ejemplo el modelo de gestión.12

      Este movimiento genera un diseño que va más allá de los trazados pintorescos e inicia un programa de complejas vinculaciones con los problemas de tráfico metropolitano y con servicios novedosos, como equipamientos deportivos y de uso del tiempo libre, que sirven de modelo para el desarrollo del Park Movement americano.13

      De esta manera las disquisiciones sobre el parque público, para construir la ciudad moderna, exceden la paisajística en sí misma y se ubican en la urbanística. Así, para principios del siglo XIX, los escultores del jardín ya no son pintores o poetas, sino profesionales que intentan reformular su disciplina con estatus amplio e independiente. Aparece

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