El derecho ya no es lo que era. Группа авторов
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En el mundo de las cadenas globales de valor, la pretensión de cualquier país de revertir unilateralmente la mundialización de la producción, mediante la imposición de medidas arancelarias a los productos extranjeros, resulta impracticable. Ese propósito fue explicitado por Donald Trump en la campaña electoral que le llevó a asumir la presidencia de EE UU en enero de 2017. Trump manifestó específicamente que tenía el propósito de que los productos de marcas norteamericanas destinados al mercado estadounidense se fabricasen en su país. Si pensamos únicamente en la cadena global de valor que produce los iPhones de Apple, ese objetivo exigiría no solo crear plantas de ensamblaje, sino que surgieran las empresas y los capitales precisos para fabricar en EE UU los componentes que ahora producen las 200 empresas de la CGV de Apple y sus 750 subsidiarias en el extranjero y que constituyen la inmensa mayoría de las piezas que lleva el teléfono. Eso es claramente imposible de llevar a cabo por muchos aranceles que se impongan a los productos chinos. Lo que se conseguiría a corto plazo es arruinar a la multinacional de la manzana envenenada80.
EE UU no puede revertir unilateralmente la globalización, pero es cierto que otros países han adoptado también políticas proteccionistas, por lo que se discute si volveremos a un mundo de economías nacionales o regionales. La visión más convincente de la situación actual señala que la globalización manufacturera ha tocado techo, por lo que no seguirán creciendo las cadenas globales de valor en ese ámbito. Sin embargo, en el sector servicios, especialmente los que se prestan en el marco de la economía digital, la globalización sigue desarrollándose a gran velocidad como lo demuestra el aumento exponencial del movimiento transfronterizo de datos. En el «capitalismo de plataformas»81 los grandes negocios son el manejo de datos y la prestación de servicios de software y computación a las empresas a través de Internet (esta es la fuente de beneficios más importante para la compañía Amazon en estos momentos).
Está teniendo también lugar una transformación tecnológica que supone un salto cualitativo respecto de la revolución informática. Se trata del desarrollo de la inteligencia artificial y la robótica, tema que será tratado en otro capítulo de este libro. La OIT publicó un informe sobre el futuro del trabajo en el año de su centenario82. En su texto se manifiesta una gran preocupación acerca de los efectos que estas tecnologías puedan tener sobre el empleo. Existen previsiones muy dispares acerca del número de trabajadores que serán sustituidos por máquinas. En todo caso, no hay que caer en determinismos tecnológicos, pues las formas y consecuencias de la implantación de las nuevas máquinas inteligentes dependerán de las opciones de valor que las guíen y del grado de participación que tengan los trabajadores en el diseño de las políticas consiguientes.
4.4. La pandemia y las cadenas globales de valor
La pandemia del coronavirus ha puesto de manifiesto importantes debilidades del sistema de producción manufacturera estructurado en forma de cadenas globales de valor. Hemos podido constatar cómo puede paralizarse la actividad productiva si se produce la rotura de un eslabón. Lo hemos experimentado a gran escala en el momento en que las fábricas chinas interrumpieron su producción, viéndose afectados en consecuencia sectores tan diferentes como la producción de automóviles en Corea a causa de la carencia de determinados componentes, la de productos farmacéuticos en la India por falta de suministro de los principios activos, o el lanzamiento de un nuevo móvil low cost por parte de Apple. Los medios informaron de que la imposibilidad de comprar paracetamol en las farmacias españolas en los primeros días de la pandemia se debió a que la inmensa mayoría de la producción de este medicamento está concentrada en China y que en España no se fabrica en absoluto este producto (ni en ningún otro país de la UE). Un informe de Dun & Bradstreet proporciona una visión de la dimensión global del problema. Según los analistas de esta compañía estadounidense, señera en el negocio de la información empresarial, 938 empresas incluidas en el ranking Fortune 1000 tienen proveedores de primer o segundo nivel en la zona de China afectada por la pandemia. A nivel mundial, las compañías que pueden ver peligrar sus suministros por el impacto del coronavirus en China podrían alcanzar la cifra de cinco millones83.
A esos problemas relacionados con la rotura de eslabones o la pérdida de control sobre la fabricación de productos estratégicos se suman los derivados de la política de reducir al máximo los stocks. El origen de esta estrategia contraria al almacenamiento de existencias, denominada just in time, se remonta a los años cincuenta y fue desarrollada por Toyota. Esta característica nuclear del llamado «toyotismo» se basa en un mecanismo de retroalimentación muy sencillo mediante el cual desde los concesionarios se comunican a la empresa las variaciones de la demanda, lo que genera un flujo de información desde las fases finales de la producción hacia las etapas previas acerca de la cantidad y clase de suministros que se precisan (por ejemplo, en caso de cambios de los gustos de los consumidores en materia de color o potencia de los automóviles)84. De este modo, los distintos componentes de la cadena pueden ajustar su producción a los requerimientos de la demanda. Esta política de reducción de stocks al mínimo, que se generalizó con la globalización, es la que ha provocado la falta de mascarillas o de respiradores para las UCI durante el desarrollo de la pandemia.
No es posible aventurar en estos momentos (mayo de 2020) cómo van a reaccionar empresas y países frente a estos riesgos y en qué medida se va a reestructurar la producción manufacturera a nivel global. Hay demasiadas incertidumbres y se plantean un gran número de interrogantes acerca de la evolución futura de grandes cuestiones, como la distribución de la riqueza o la respuesta frente al cambio climático como para poder hacer predicciones sobre la configuración de la que ya llaman «nueva normalidad», sin saber todavía si será posible estabilizar algún tipo de regularidad tras la pandemia o si, por el contrario, el actual periodo de excepcionalidad se prolongará de una u otra manera.
1. J. R. Capella, Fruta prohibida. Una aproximación histórico-teorética al estudio del derecho y del estado, Trotta, Madrid, 52008, pp. 279-304.
2. La obra se publicó por vez primera en Nueva York en 1944 (trad. castellana: K. Polanyi, La gran transformación, La Piqueta, Madrid, 1989; reed. en formato digital, Editorial Quipu, 2007).
3. D. Harvey, Breve historia del neoliberalismo, Akal, Madrid, 2007, p. 17.
4. J. R. Capella, Fruta prohibida, cit., pp. 275-278.
5. El último libro de Joaquim Sempere constituye una excelente reflexión sobre este tema: J. Sempere,