Juramento Vaquero: Parte Dos. L.G. Castillo

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Juramento Vaquero: Parte Dos - L.G.  Castillo

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se volvió hacia mí con una sonrisa increíble. —Ah, progreso —Luego trotó detrás de ella, gritando —¡Te recogeré mañana a las ocho!

      Sacudí mi cabeza. Mandi y Nic estaban hechos el uno para el otro.

      Todos comenzaron a irse ahora que la escena había terminado, dejándonos solos a Cody y a mí. Mirando a sus ojos, mi estómago entró en caída libre. Sus pestañas estaban mojadas, haciéndolas más oscuras, delineando la intensidad de los ojos azules escondiendo un secreto que deseaba ser contado.

      Mi corazón palpitó sobre mi pecho, volviéndose más rápido con cada minuto que pasaba. Mis ojos cayeron sobre sus labios. Ellos se separaron ligeramente, mientras su respiración se volvía frenética.

      —¿Estás bien? —Una gota de agua se deslizó por su mejilla. Sin pensarlo, me acerqué, quitándosela. De alguna manera, encontré mi mano sosteniendo tiernamente su mejilla sin afeitar, hipnotizada por la expresión de su bella cara.

      Luego de un momento, su mentón tembló y se estremeció.

      —Estas frío —Me saqué mi sweater, entregándoselo.

      Él sacudió su cabeza. —Quédatelo. Lo mojaré.

      —No te preocupes por eso —Tomé su mano, mi estómago revoloteó otra vez, y coloqué mi suéter en ella—. Puedes devolvermelo después.

      —Gracias, Cassie —Su voz era baja y ronca.

      Pensé que me desmayaría por la manera en que su sexy voz acarició mi nombre. Lo había escuchado decirlo una docena de veces, pero esta vez era diferente. Tal vez Mandi tenía razón. Tal vez no estaba saliendo con Lynette.

      Mi corazón tronó cuando él se inclinó más cerca. Su dedo acarició el ojo de tigre que colgaba de mi cuello. Sonrió. —Lo estás usando.

      —Si —Mi voz era jadeante —Lo uso todos los días. Me recuerda a… —Tragué densamente —ti.

      Su mano se movió hacia mi cuello, acariciándolo. —Cassie, yo... Yo desearía...

      —¡Cassie! ¡Vamos! —chilló Mandi.

      ¡Hija de una galleta! Salté, sorprendida por la serie de ruidosos bocinazos y luces que parpadeaban desde su auto.

      —¡Ya voy! —Mandi debía de estar realmente fuera de sí. Ella nunca había sonado así antes. —Lo siento, Cody. ¿Qué ibas a decir?

      Cody dejó caer su mano, poniéndola en uno de los bolsillos de sus vaqueros azules. —Nada. Solo que estoy contento de que hayas vuelto. Es bueno verte otra vez.

      Gruñí. El momento había pasado.

      —¡Cassie!

      —¡Ya voy! —Juro que voy a matar a Mandi —Tengo que irme. Mandi está teniendo uno de sus ataques de histeria.

      Se rió. —Nic va a tener sus manos llenas con ella, ¿no es así?

      —Puedes apostarlo —Me reí, pero mi corazón no estaba en ello. ¿Cómo podía haberlo entendido tan mal? Tal vez fue solo una ilusión. Cody quería que seamos amigos y eso era todo.

      En el camino a casa, mi cabeza latía mientras Mandi farfullaba, fingiendo estar irritada por haber sido estafada a otra cita con Nic. Sabía que estaba totalmente emocionada por la cita, no importa cuán desesperadamente quisiese esconderlo. Iba y venía entre estar feliz por ella y celosa de que tuviera a alguien dispuesto a arriesgar su ira sólo por tener un beso de ella.

      ¿Y yo? Bueno, mi amistad con Cody seguía siendo sólida. Tal vez podía aprender a ser feliz solo con eso.

      Capítulo 2

      Cody

      El pequeño y destartalado tráiler que mi tío y yo compartíamos, estaba oscuro cuando finalmente llegué al patio. Era algo bueno, porque significaba que ya estaba dormido y realmente no quería decirle por qué mi ropa estaba mojada. Aunque todo lo que tenía que hacer era mencionar el nombre de Seth Baker y él ya sabría qué pasó sin necesidad de escuchar otra palabra.

      Me senté en los escalones de la puerta delantera, apoyándome sobre la puerta. Mira hacia abajo, al suéter de Cassie. Mis manos ásperas, callosas por realizar trabajos extraños en los ranchos de los alrededores, lo sostuvieron con ternura. Era tan suave, justo como ella.

      Acaricié el suéter, recordando la sensación de la piel cálida y aterciopelada de Cassie contra mi mano. No sé qué me poseyó cuando toqué su cuello de esa manera. Tal vez había sido toda la cerveza que bebí. Tal vez había sido ver a Nic ir por la chica que quería. Lo que sea que fuese, ver a Cassie a la luz de la luna, su cabello oscuro viéndose tan suave y ondulado alrededor de sus hombros, sus labios rosados y brillantes, sólo me dieron ganas de besarla en ese mismo momento.

      Y si lo hubiese hecho, hubiese sido la peor cosa que podría haber hecho.

      Gruñí, inclinando mi cabeza hacia arriba. «No sé cuánto más pueda aguantar, papá.»

      Las estrellas brillantes iluminando el cielo negro no me dieron una respuesta. Bueno, no la respuesta que quería oír. Quería oír que debía estar con Cassie. Quería oír que a Seth no le iba a importar si estaba con la chica que me prefirió a mí sobre él. Quería oír que Seth era lo suficientemente maduro como para mirar más allá de todo eso y que nos dejaría en paz.

      Cierto.

      Me reí con dureza en el silencio de la noche. Seth solo estaba esperando su jugada para vengarse de Cassie por haberlo abofeteado en frente de toda la escuela. Cualquier interés que yo demostrase por ella, solo iba a hacerlo más determinado a castigarla por lo que había hecho. Tal vez, solo tal vez, si yo me mantenía alejado, él perdería interés o hasta se olvidaría de Cassie avergonzándolo.

      Levanté el suéter, inhalando profundamente. El delicado aroma de cupcakes de vainilla y algo floral llenó mis sentidos. Cerré mis ojos, tratando de borrarla de mi mente; borrar esos conmovedores ojos marrones, la manera en la que su dulce voz decía mi nombre, y la manera en que su pequeña mano acarició mi mejilla. Borrar todo antes de que pensamientos sobre ella se deslizaran hacia mi corazón y se quedaran allí.

      Hombre, esto iba a ser difícil.

      Justo cuando me iba a levantar y a escabullirme a mi habitación, una luz brilló desde el interior del tráiler y la puerta se abrió. Me caí de espaldas con un golpe.

      —Ey, Mike.

      —¿Qué estás haciendo en el piso, hijo? ¿Y por qué estás todo mojado?

      —Estaba en la fiesta del puente de Koppe y bueno...Las cosas se pusieron un poco locas.

      —¿Baker estaba ahí? —Mike extendió una mano, ayudándome a levantarme.

      —Sí.

      —¿No estás en ningún problema, verdad?

      —No. Nada como eso.

      —Bueno, mejor que te metas adentro

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