Depresión. Juan Moisés De La Serna
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Aunque el estudio no entra en valoraciones teóricas sobre las explicaciones al respecto, parece lógico pensar que la preocupación por la carencia de dinero puede ser determinante, asà como el acceso a una mayor y mejor cantidad de recursos que podrÃan prevenir y paliar la aparición de los primeros sÃntomas de la depresión antes de que esta se cronifique.
Cuando uno piensa en dinero y la depresión no suele hacerlo en el coste para la sociedad en la que vive, sino más bien en la persona que lo sufre, pero no es ese el planteamiento que se hacen desde las administraciones públicas que buscan optimizar sus recursos priorizando sobre dónde van destinados el dinero entre los distintos servicios y departamentos que se encuentran a su cargo, ya sea en inversión de materiales como de personal para poder dispensar con mayor eficacia sus servicios.
El trastorno de depresión mayor afecta principalmente a la salud psicológica del paciente, pero también al resto de sus actividades diarias, la gana de comer, o la capacidad de tener un sueño reparador, pero sus efectos se extienden también a sus familiares, compañeros y amigos.
Lo normal es observar una disminución en el rendimiento académico o laboral, que en el caso de una mayor severidad de este trastorno puede llevar a la persona a perder su puesto de trabajo, sus amigos e incluso su pareja.
Actualmente existen diversos métodos de intervención terapéutica desde la psicoterapia, hasta la farmacológica pasando por la terapia electro convulsiva, cuando no responde adecuadamente a la farmacológica.
Cada una de estas intervenciones requiere de un personal especializado, el desarrollo de una tecnologÃa y un centro donde se administra, lo que va sumando "gastos" para la administración, pero ¿Cuál es el coste de la depresión en el primer mundo?
Esto es precisamente lo que ha tratado de averiguar desde la Escuela de Medicina de Hannover, junto con la Universidad Goethe de Frankfurt y la Universidad Jena Friedrich-Schiller (Alemania) cuyos resultados han sido publicados en el 2014 en la revista cientÃfica Depression Research and Treatment.
En el estudio intervinieron setenta médicos de la red sanitaria alemana, los cuales realizaron una reevaluación de sus pacientes diagnosticados con depresión, a la vez que les informaban del estudio y recogÃan su consentimiento para participar, al final fueron seiscientos veintiséis pacientes, siendo el 75,7% mujeres, a los que se les tomó medidas en tres momentos, en el momento de preguntar sobre su participación, a los 6 meses y al año.
De cada participante se recogieron cinco datos, la medicación que recibÃan, las visitas al médico general, las visitas al especialista, la psicoterapia que recibÃan y el número de hospitalizaciones, siendo su coste extraÃdo de unas tablas estandarizadas estimadas por la Oficina de EstadÃstica Federal de Alemania.
Los resultados muestran que el coste medio por paciente con depresión mayor durante un año es de 3813â¬, no existiendo diferencias significativas en el coste entre hombres y mujeres.
Lo que en cifras macroeconómicas supone un gasto anual en Alemania en pacientes con depresión mayor de 15.6 billones de euros.
Cantidad que a los autores les parece excesiva, a pesar de ser el trastorno psicológico más frecuente entre los pacientes que acuden a consulta. De ahà que los autores del estudio sugieran realizar mayores intervenciones tanto en la detección temprana de la enfermedad como de búsqueda de nuevas y mejores técnicas y terapias con los que reducir el número de consultas, y sobre todo el coste total de la atención recibida por los pacientes con depresión mayor.
Aunque los resultados son reveladores, no informan sobre si son más o menos costosos que otras enfermedades mentales, e incluso que otras afecciones fÃsicas que se atienden, con lo que no se puede estimar si se trata de un gasto excesivo o no para las administraciones, ni si se tiene que priorizar sobre otras enfermedades debido a su elevado gasto.
Todo lo anterior muestra cómo no se trata de un problema menor, por sus implicaciones tanto en lo que respecta al paciente, y su salud, como en el aspecto económico.
Pero para poder establecer un diagnóstico y su posterior tratamiento, lo primero que hay que hacer es distinguirlo de otros fenómenos emocionales en donde existe una tristeza, pero que no llega a desencadenar la Depresión Mayor.
CapÃtulo 2. Duelo
Se denomina duelo a la reacción de tristeza tras la pérdida de un ser querido y el decaimiento del ánimo, este se entiende como un paso ânormalâ en las personas que tienen un vÃnculo afectivo con el fallecido.
Una de las discusiones más encendidas entre los profesionales de la Salud Mental a la hora de afrontar la reforma del manual de referencia para el diagnóstico y tratamiento (D.S.M.-V) ha sido con respecto a la forma de abordar la temática del duelo.
El D.S.M.-V va siendo periódicamente revisado por los expertos, realizando inclusiones de nuevas psicopatologÃas y excluyendo otras.
En la última versión, la quinta, han sido pocos los cambios realizados pero muy polémicos. Uno de los más destacados fue con respecto a la consideración del duelo, como ente propio o como parte de la depresión.
El duelo es una etapa, que pasa la persona cuando pierde a un ser querido, con anterioridad en algunos paÃses este se ve reflejado en una vestimenta distinta y en actos como el velatorio.
El duelo tiene una parte importante de vivencia personal, pero también social, donde se recibe el apoyo y consuelo de los familiares y allegados, asà como su pésame.
Cuando una persona experimenta el duelo, va a sentirse decaÃda, triste, sin ganas de hacer nada, perdiendo incluso el sentido de lo que hace... algo lógico y normal dentro de la sociedad.
El problema es que estos también son sÃntomas de la depresión o, como en psicopatologÃa se denomina, Trastorno de Depresión Mayor.
Algunos expertos han señalado que, si comparten los mismos sÃntomas, es porque se trata del mismo problema de salud. Otros, en cambio, lo diferencian debido a que existe una "causa que lo justifica".
Otra de las polémicas al respecto es sobre cuánto debe durar el duelo. En algunas tradiciones, se establece que el luto sea por un periodo de un año, en otras sociedades es de escasamente siete dÃas; pero una cosa es el duelo y otra el luto.
El primero hace referencia al estado de ánimo del familiar, mientras que el luto es una muestra social, que varÃa de paÃs en paÃs, y que puede llegar a durar años. El luto de por sà no va a implicar ningún riesgo a la salud de la persona, por lo que la extensión del mismo no supone ningún problema, siempre que se sigan los convencionalismos sociales.
Con anterioridad al D.S.M.V, se establecÃa que, si el duelo excede los dos meses, debe ser atendido clÃnicamente como Depresión Mayor. Actualmente no se respeta ese periodo mÃnimo de dos meses, por lo que puede ser diagnosticado y tratado desde el momento en que aparezca la sintomatologÃa recogida para la Depresión Mayor.
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