Antes De Que Se Lleve . Блейк Пирс
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PRÓLOGO
Esta iba a ser la última vez que promocionaba uno de sus libros en un pueblo ínfimo del que nadie había oído hablar jamás. Tenía que hablar con su director de publicidad y decirle que solo porque un pueblo contara con una librería, eso no lo convertía en una metrópolis. Puede que pedir tal cosa le hiciera parecer una diva llena de exigencias, pero lo cierto es que no le importaba.
Eran las 10:35 de la noche y Delores Manning iba conduciendo por una carretera de doble sentido en algún lugar de Iowa dejado de la mano de Dios. Era perfectamente consciente de que había tomado una curva equivocada unas diez millas atrás porque había sucedido poco tiempo después de que su GPS le hubiera dejado tirada. No había ninguna señal. Por supuesto. Era la guinda en el pastel de lo que había sido un fin de semana terrible.
Delores había permanecido en este tramo de carretera al menos diez minutos. No había visto ninguna señal de parada, ni casas, nada de nada. Solamente árboles y un cielo nocturno sorprendentemente hermoso encima de su cabeza. Estaba pensando seriamente en pararse en medio de la carretera y darse la vuelta. Cuanto más pensaba en ello, mejor idea le parecía.
Estaba a punto de pisar el freno para detenerse cuando el sonido de un reventón invadió el coche. Delores chilló de miedo y sorpresa, pero su grito fue apagado por el repentino paf del coche cuando descendió varias pulgadas y se viró hacia la izquierda bruscamente.
Se las arregló para más o menos enderezar el rumbo del coche pero se dio cuenta de que no podía luchar contra ello—el coche se quedaba atrás. Renunciando a la lucha, se las arregló para dirigir el coche a un lado de la carretera, aparcando más de la mitad del coche fuera del asfalto. Encendió sus luces intermitentes y dejó salir un hondo suspiro.
“Mierda,” dijo.
Eso sonaba como un neumático, pensó para sí. Y si es así… diablos, ni siquiera recuerdo si tengo uno de repuesto en el maletero. Esto me pasa por ir a todas partes en esta trampa mortal de coche. Estás a punto de convertirte en una escritora importante, chica. Puedes gastarte algo de dinero en aviones y coches de alquiler de vez en cuando, ¿no?
Desbloqueó la puerta del maletero, abrió su portezuela, y salió del coche en medio de la noche. Había un frescor en el ambiente, ya que el invierno se cernía sobre el Medio Oeste, entrando a hurtadillas tras el otoño. Se ciñó el abrigo alrededor del cuerpo y después sacó su teléfono móvil. No le sorprendió lo más mínimo encontrarse con que no tenía cobertura; había visto el mismo mensaje durante los últimos veinte minutos más o menos, desde el momento en que su GPS había dejado de funcionar.
Echó una ojeada a sus neumáticos y vio que los neumáticos delantero y trasero del lado del conductor habían pinchado. Es más, estaban aplastados. Divisó algo que centelleaba en el neumático delantero y se agachó para ver de qué se trataba.
Cristal, pensó. ¿En serio? ¿Cómo es posible que un cristal me pinchara los neumáticos?
Miró a la rueda de atrás y vio que había varias esquirlas de cristal sobresaliendo de ella. Volvió la vista hacia la carretera y no vio señales de nada, claro que eso no significaba gran cosa porque la luna estaba más bien oculta detrás de las copas de los árboles y la noche era oscura como el carbón.
Se fue hacia el maletero, sabiendo de sobra que daría igual lo que se pudiera encontrar. Hasta en el caso de que allí atrás hubiera un neumático de reemplazo, necesitaba dos.
Furiosa y un tanto asustada, dio un portazo al maletero, sin molestarse en mirar. Agarró su teléfono y, sintiéndose como una idiota, se encaramó sobre el maletero. Elevó el teléfono con el brazo, con la esperanza de que mostrara al menos una barra de cobertura. Nada.
Que no te entre el pánico, pensó. Es cierto, estás en medio de ninguna parte, pero alguien aparecerá en algún momento. Todos los caminos llevan a algún lugar, ¿no es cierto?
Incapaz de creer cómo había transcurrido este fin de semana, regresó al interior de su coche, donde la calefacción todavía seguía realizando su tarea. Posicionó su espejo retrovisor para poder ver