Un Rastro de Esperanza . Блейк Пирс
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Un Rastro de Esperanza - Блейк Пирс страница 4
Keri notó que la voz de Susan se había endurecido, como si apagando esa parte de sí misma que tenía emociones pudiera llegar al final. Keri no la culpó. La chica prosiguió.
—Quiero decir, que él puede hacerle cosas a ella, usted sabe. Es solo que no puede golpearla o abofetearla por encima del cuello. Ella tiene que verse bien para el gran evento que viene después. No importa si su máscara se ha corrido porque ha estado llorando. Eso añade drama. Pero nada de moretones.
—¿Qué sucede después?
—El sujeto tiene que haber terminado un poco antes de la medianoche, porque es cuando acontece el sacrificio final. Le ponen un nuevo vestido y la atan bien para que no pueda moverse demasiado. Ella puede forcejear un poco. A ellos eso les gusta. Pero que no sea demasiado.
A pesar de sus ojos cerrados, Keri sintió a su lado que Ray se ponía tenso. Parecía estar aguantando la respiración. Se dio cuenta que ella estaba haciendo lo mismo y se obligó a exhalar cuando escuchó que Susan hacía una pausa para tragar saliva.
—El sujeto se pone una túnica negra y una capucha para ocultar su identidad —continuó—. Eso es porque el asunto es televisado en el salón principal donde están todos los demás. Yo creo que está grabado también. Obviamente ninguno de estos tipos quiere que haya evidencia de un vídeo donde aparezcan ellos asesinando a una adolescente.
—Cuando ambos están preparados, el sujeto entra y se para detrás de ella. Pronuncia una frase preparada, no sé cuál. Entonces le entregan un cuchillo y, a golpe de medianoche, le corta el cuello. Ella muere, frente a la cámara. Todos recitan algo. Luego apagan el televisor y la fiesta continúa. Es más o menos lo que pasa.
Keri finalmente abrió sus ojos. Sintió que una lágrima se deslizaba por su mejilla, pero se rehusó a enjugarla. Le gustaba la manera cómo casi quemaba su piel, como una llama húmeda.
En tanto ella pudiera mantener esa llama de furia justiciera en su corazón, estaba segura que podría mantener a Evie con vida también.
CAPÍTULO DOS
Por un rato largo, nadie habló. Keri no creyó que pudiera. En lugar de ello, dejó que la rabia creciente la llenara, haciendo que hirviera su sangre y sus dedos hormiguearan.
Finalmente Ray aclaró su garganta.
—Susan, soy el compañero de la Detective Locke, Ray Sands. ¿Puedo hacerte una pregunta?
—Por supuesto, Detective.
—¿Cómo sabes todo esto? Quiero decir, ¿estuviste en alguna de estas fiestas?
—Como le dije a la Detective Locke, una vez fui llevada a una Fiesta de la Casa de la Colina cuando tenía alrededor de once. Nunca me llevaron de nuevo pero conozco chicas que han estado. Una de mis amigas fue llevada dos veces. Y puede imaginar cómo se corre la voz. Cualquier chica que haya estado en las calles en Los Ángeles sabe todos los detalles acerca de la Vista. Se ha convertido casi en una leyenda urbana. Los proxenetas la usan para tener a sus chicas bajo control. ‘Sé insolente y podrías ser el Premio de Sangre de este año’. Solo que esta leyenda es en realidad cierta.
Algo en el tono de voz de Susan —una mezcla de miedo y de tristeza— arrancó a Keri de su mutismo. Esta muchacha había progresado tanto en los meses recientes. Pero Keri temía que pidiéndole que regresara, así fuera en los recuerdos, al oscuro lugar que había habitado por años era injusto y cruel. Susan había compartido todo lo que había podido, al costo de su propio bienestar emocional. Era tiempo de dejar que intentara ser una niña de nuevo.
Los adultos tenían ahora que hacerse cargo.
—Susan —dijo—, muchas gracias por decirme todo esto. Sé que no fue fácil para ti. Con la información que nos has dado, creo que tenemos bastante para encontrar a Evie. No quiero que te preocupes más por esto, ¿okey?
—Podría averiguar algo más —insistió la chica.
—No. Has hecho suficiente. Es tiempo de que regreses a tu nueva vida. Prometo contactarte. Pero por ahora necesito que te concentres en tus deberes escolares. Puedes leer un nuevo libro de Nancy Drew sobre el que podamos hablar la semana que viene. A partir de ahora nos encargamos nosotros, pequeña.
Se dijeron adiós y Keri colgó. Miró a Ray.
—¿Crees que tenemos bastante para encontrar a Evie? —preguntó escéptico.
—No, pero no le podía decir eso. Además, quizás no sea bastante. Pero es un comienzo.
*
Keri y Ray estaban sentados en la Cafetería de Ronnie, perdidos ambos en sus pensamientos. El ajetreo matutino en el anodino tugurio de Marina del Rey había finalizado y la mayoría de los comensales en el lugar disfrutaban de un calmado desayuno.
Ray había insistido en que salieran del apartamento y Keri estuvo de acuerdo. Se había vestido de manera más casual de lo ordinario, con una blusa manga larga y jeans desteñidos, además de una chaqueta ligera para protegerse de la fría y despejada mañana de enero.
Tenía puesta una gorra de béisbol, con la visera bajada sobre la mitad superior de su rostro. Dejó suelto su cabello rubio ceniza, que normalmente llevaba recogido hacia atrás en una cola de caballo, a fin de ocultar su cara debido a los moretones que pondrían a los demás a mirarla.
Se encogió en su rincón mientras sorbía café, ocultando aún más su breve figura. Keri, casi llegando a los treinta y seis años, medía un nada imponente uno sesenta y siete. Había optado recientemente por ponerse ropa más ajustada, al tiempo que había dejado de beber y recuperado su excelente forma. Pero no hoy. Esta mañana, esperaba pasar desapercibida.
Era agradable simplemente levantarse para salir al cabo de dos días de cama por orden médica. Pero Keri también esperaba que un cambio de escenario le diera una fresca perspectiva sobre cómo encontrar a Evie. Y había funcionado hasta cierto punto.
Para cuando les trajeron la comida habían acordado no involucrar de manera formal en la búsqueda a su equipo, la Unidad de Personas Desaparecidas del Departamento de Policía de Los Ángeles, División Pacífico Los Ángeles Oeste. La unidad había estado ayudando a Keri, de manera intermitente y a lo largo de los años, a buscar a su hija, pero había sido en vano. No había razón para presumir que el resultado sería diferente sin ninguna evidencia para continuar.
Pero había otra razón para mantener el bajo perfil. Esta era verdaderamente la última oportunidad de Keri de encontrar a su hija. Sabía el momento exacto en el que Evie estaría en cierta parte de Los Ángeles —Hollywood Hills a la medianoche de mañana— aunque todavía no tuviera la ubicación precisa.
Pero si el equipo empezaba a husmear y se corría el dato de que ellos estaban al tanto del evento Vista, la gente que tenía a Evie podría cancelar el evento o simplemente matarla antes para evitar complicaciones. Keri necesitaba mantener las cosas calladas.
Implícito pero compartido por los compañeros que ahora formaban pareja estaba otro asunto. No podían asegurar que no estaban siendo vigilados por la persona