El ocaso del antiguo régimen en los imperios ibéricos. Margarita Rodríguez
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Especialmente durante la segunda mitad del siglo XVIII, todos ellos —al igual que otros imperios atlánticos— experimentaron el impacto de las reformas metropolitanas, destinadas en gran medida a extraer mayores recursos de los territorios ultramarinos para financiar las guerras entre los diferentes poderes europeos o rentabilizar el comercio. Ello supuso transformaciones importantes en la relación que mantenían estos dominios extraeuropeos con las metrópolis ibéricas. La centuria introdujo en América Latina novedades y alteraciones sustanciales, entre las más evidentes de las cuales se encontraban las transformaciones en las relaciones comerciales a nivel internacional, el estallido de revueltas y levantamientos —que en ocasiones llegaron a cuestionar las bases del dominio colonial— y el impacto de la Ilustración sobre el pensamiento, la ciencia o la política. Este movimiento intelectual y cultural será adaptado y reformulado en su recorrido por las Américas.
Las independencias estuvieron precedidas, tanto en la América española como en el Brasil, por la crisis provocada por las guerras europeas napoleónicas y la invasión de la Península Ibérica a partir de 1807. Y la ruptura estuvo también marcada en todos estos territorios por debates filosóficos que en buena parte provenían de ese ideario ilustrado, adaptado a las circunstancias locales. No sin conflicto —en la medida en que se trataba de sociedades en las que existía la esclavitud, grandes poblaciones indígenas y un origen que se remontaba a la conquista, como bien ha subrayado la historiografía—1, a lo largo de toda América Latina se debatió la igualdad legal de los ciudadanos, el tipo de representación que debían tener y la identidad común.
Con todas estas cuestiones presentes, el grupo de historiadores provenientes de las citadas universidades decidió agrupar sus trabajos para reflexionar, junto a otros colegas, y analizar cuestiones similares en ambas Américas —conectadas o parte de un mismo debate historiográfico— con un objetivo común: ofrecer un relato novedoso del ocaso del antiguo régimen en los imperios ibéricos, menos condicionado por las fronteras nacionales.
En 2013 realizamos un encuentro en Lisboa, en el CHAM, que reunió a la mayor parte de los investigadores que participan en el proyecto, permitió presentar algunos resultados y, sobre todo, establecer un diálogo entre todos. Contamos entonces con el apoyo de Pilar Pérez Cantó, quien amablemente aceptó comentar las diferentes comunicaciones, poniendo sobre la mesa varias cuestiones relevantes. A partir de ello se fue incorporando el resto de los historiadores que participan en este volumen, cuyos aportes y líneas de investigación nos parecían de gran significación para los objetivos del proyecto.
Encabezan el volumen dos artículos dedicados al proyecto misional de los jesuitas en ambas Américas y a su desaparición tras la expulsión de los miembros de la Compañía en 1759 y 1767.
El primero de ellos —a cuyo autor, el desaparecido padre Jeffrey Klaiber, rendimos homenaje en este volumen— establece comparaciones entre las misiones jesuitas de Nueva España, Maynas, en el Perú, y el Paraguay, situando en el centro de la escena a las poblaciones indígenas. Al hacerlo, ilumina la forma en que proyectos evangelizadores muy parecidos —conducidos por religiosos que habían recibido una formación similar— se vieron condicionados, no tanto porque se desarrollaran en territorios bajo la soberanía de una u otra corona ibérica, como por el tipo de poblaciones indígenas que los habitaban y la presión que pudieran ejercer otros grupos europeos para acceder a esas mismas poblaciones y emplearlas como mano de obra. Las ventajas que la misión podía representar o no para las poblaciones nativas, frente a los colonizadores europeos, son algunos de los aspectos contemplados en este artículo que dedica, en su parte final, una mayor atención al caso de las misiones paraguayas y al período de las expulsiones.
El segundo de los artículos, autoría de María del Mar García Arenas, tras describir algunas de las características de las misiones portuguesas y completar así el cuadro trazado por el padre Klaiber, ofrece un relato comparado, pero también conectado, del período de la expulsión de los jesuitas de los territorios americanos, analizando la circulación de ideas entre ambos imperios en los años inmediatamente anteriores.
Mientras algunos de los escritos incendiarios del antijesuitismo pombalino se traducían casi al mismo tiempo en que eran publicados en Lisboa, desempeñaron también un papel determinante en esa circulación de ideas los particulares que, por diferentes motivos, transitaban entre ambos dominios americanos, al igual que los círculos diplomáticos a los que la autora, especialista en este campo, dedica una mayor atención. El artículo establece también algunas comparaciones entre los procesos de expulsión en ambos espacios ibéricos, así como entre las políticas que, en relación a los jesuitas, adoptaron posteriormente los primeros gobiernos liberales en la Península.
Los trabajos de Scarlett O’Phelan Godoy y João Paulo Pimenta suponen un ejercicio de historia conectada entre el Perú y el Brasil en el período que rodeó las independencias de ambos territorios. João Paulo Pimenta, que en trabajos anteriores ya exploró las conexiones entre las dos Américas, nos advierte sobre la necesidad de integrar en los relatos en la zona del Río de la Plata a las llamadas revoluciones atlánticas, como se ha venido haciendo en los últimos tiempos, a la vez de atender a «experiencias específicas» en las que unos espacios se aproximaron más a otros, en momentos puntuales y por diferentes medios. Ambos trabajos nos ofrecen una serie de ejemplos de estas historias conectadas que, por algún tiempo, vincularon algunas partes de los territorios de Perú y de Brasil.
El artículo de Pimenta incide en el papel desempeñado por la prensa y otros impresos que se iban publicando en el Perú y en el Brasil, en la creación de opinión pública sobre los acontecimientos que se desarrollaban en ambos imperios. Su análisis revela como, en un momento de gran indefinición política, lo que sucedía al otro lado de la frontera era conocido también por los testimonios de quienes circulaban a través de ella, ofreciendo la oportunidad de reflexionar sobre las lecciones del pasado reciente y el mejor camino a tomar en el futuro. Si las invasiones napoleónicas generaron una primera corriente de solidaridad en defensa de la monarquía amenazada, el estatuto de las ex colonias, las nuevas instancias representativas o el tipo de gobierno que debía instaurarse se discutían al hilo de acontecimientos como la elevación en 1815 del Brasil a reino unido a los de Portugal y el Algarbe, o la independencia del Perú en 1821. Todos estos debates eran seguidos en ambos territorios con mucho interés.
La circulación de personas a través de la frontera ocupa el centro del análisis de Scarlett O’Phelan Godoy. Esta especialista en el período de las reformas y la Independencia, analiza aquí el contexto en el que se produjo la salida forzada de los realistas del Perú, a partir de 1821, y las implicaciones políticas de su paso por Río de Janeiro.
Tras definir el perfil de los peninsulares que tuvieron que abandonar el Perú, al desatarse en 1821 la campaña antipeninsular encabezada por Bernardo de Monteagudo, ministro de San Martín, la autora estudia al grupo que, entre aquellos, hizo escala en Río de Janeiro, un exilio bastante menos conocido que el de quienes pasaron por Guayaquil rumbo a Panamá.
En sintonía con el artículo de João Paulo Pimenta, la autora destaca la importancia del contexto político que atravesaba el territorio vecino, el de la monarquía constitucional de D. Pedro I, para entender la opción tomada por este grupo. O’Phelan nos recuerda que el régimen monárquico había sido también una de las posibilidades que se contemplaron para el Perú durante el protectorado de San Martín, desechada después ante el ambiente hostil generado frente a España y los españoles, muchos de ellos emparentados con familias criollas, sin olvidar, por otro lado, que en ese momento estaba en vigencia en España el Trienio Liberal, con cuya política los emigrados españoles