Arte y arqueología en el altiplano central de México. María Teresa Uriarte

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Arte y arqueología en el altiplano central de México - María Teresa Uriarte страница 3

Автор:
Серия:
Издательство:
Arte y arqueología en el altiplano central de México - María Teresa Uriarte

Скачать книгу

a la herencia y las fuentes, tomando como tales a los diversos códices tanto prehispánicos como coloniales además de mencionar a cronistas como Sahagún, Durán, Torquemada y otros que por medio de sus obras nos permiten adentrarnos en el mundo prehispánico. Esta parte final más bien es como una especie de apéndice en el que el lector podrá encontrar algunas referencias de autores, crónicas y pictografías en las que se puede abrevar para un mejor conocimiento de lo tratado.

      En términos generales, podemos considerar el libro como una introducción a las culturas mesoamericanas del altiplano central de México. espero que quien lea sus páginas encuentre los incentivos necesarios para tratar de profundizar en el pasado de nuestro país, pues resulta relevante conocer lo que fuimos para entender lo que somos.

      Introducción

      Renato González Mello

      La historia y el arte precolombinos del altiplano central de México han sido estudiados en forma sistemática por la arqueología, la antropología, la historia y la historia del arte. A lo largo del siglo XX, en esos estudios predominaron las historias políticas y sociales. El motivo de ese punto de vista privilegiado fue la percepción, muy longeva, de que el origen del Estado mexicano moderno podía (o debía) encontrarse en las estructuras de autoridad de los pueblos que fueron dominados por los españoles a partir del siglo XVI, y en particular los del Valle de México y el actual estado de Michoacán. La noción de "Mesoamérica", aunque originalmente pudo haber tenido otros propósitos, tuvo una evolución convergente con esta longeva tradición de pensamiento político que está atenta a las características del pasado remoto para formular ideas sobre el presente.

      Este libro de María Teresa Uriarte propone una serie de interpretaciones sobre el arte de los pueblos del altiplano central. Toma una parte de la tradición, pero también articula una crítica de la misma. Al mismo tiempo, incorpora a la reflexión una variedad de monumentos arqueológicos de hallazgo reciente. Desarrolla interpretaciones y explicaciones sobre los mismos, haciendo énfasis en algunos de ellos —sobre todo en la medida en que han sido objeto de debate académico en otras disciplinas, como la propia arqueología. Ante todo, se aboca a establecer el sentido de las formas y los símbolos en un espacio social que tenía, en tiempos antiguos, características que generalmente han permitido una reflexión enriquecida sobre los espacios sociales. este ejercicio de analogía se somete aquí al rigor de la investigación especializada, que obliga a ver el arte antiguo en sus propios términos.

      Al participar en esta coedición, el Instituto de Investigaciones Estéticas refrenda su compromiso con el estudio del pasado antiguo de México, que es una de las líneas de investigación que le dieron origen.

      Mesoamérica

      Dotar de significado a un nombre o darle nombre a un conjunto de conceptos no ha sido nunca una tarea fácil. El término Mesoamérica ha sido usado para referirnos a un área cultural cuya delimitación es una invención, ya que no existe en la realidad física. Este término fue acuñado por Paul Kirchhoff en 1943. Mesoamérica ha sido desde su origen una noción útil que nos permite a quienes estudiamos el mundo prehispánico referirnos a ese territorio y a esta idea de forma directa y unívoca.

      A lo largo de los años fueron diversos los intentos por definir sus áreas culturales y su cronología. Kirchhoff propuso una terminología que en el transcurso del tiempo se ha convertido en un conocimiento aceptado y común; sin embargo, resulta evidente que el término no puede emplearse para señalar un conjunto de regiones porque en ninguna de éstas hubo a lo largo del tiempo una cultura homogénea. Tampoco es posible establecer una línea de tiempo fija porque los mismos límites de Mesoamérica son diferentes de acuerdo con la época que se estudie.

      Lo que se ha aceptado en general es que el periodo Arcaico comprende las sociedades de cazadores-recolectores que tuvieron un sistema social, económico, político y religioso completamente distinto de lo que encontraremos en los territorios que denominamos Mesoamérica. Me ocuparé más tarde de un somero análisis de la sociedad de cazadores-recolectores y de la evolución de las sociedades mesoamericanas.

      La etapa posterior al Arcaico se denomina Formativo o Preclásico (2 500 a. C.- 200 d. C.), ambos conceptos inexactos por diversas razones. La primera porque pareciera que las culturas que florecieron en esta época se están formando o son incipientes, o no tienen un grado de madurez social que corresponda a los parámetros establecidos por nuestra cultura como ideales y por lo tanto clásicos. Me pregunto, sin embargo, si las mascaritas de Arroyo Pesquero, las cabezas colosales o los tronos como el Monumento 4 de La venta, o las pinturas de San Bartolo, por mencionar sólo algunos ejemplos, son una etapa embrionaria en relación con una máscara, con una escultura monumental o con la pintura teotihuacanas. ¿Cómo clasificar dentro de una etapa formativa a los incontables objetos de jade olmecas?

      Otro ejemplo ilustrativo de lo que puede ser una definición inexacta son las esculturas en barro de occidente, pues se agrupan en una región y no se hace una distinción cronológica en la cultura, pero en el área de occidente coexisten en realidad varias culturas, además de que el periodo de existencia de manifestaciones culturales prácticamente idénticas abarca desde el año 1800 a. C. hasta el 600 d. C. aproximadamente, o sea, desde el Formativo temprano hasta el Clásico tardío, con lo cual la división cronológica es inútil. no obstante, los antecedentes que surgieron para tratar de definir las culturas y la cronología de esta área, respecto a la denominación de Kirchhoff, tienen otras deficiencias y en la actualidad, para quienes estudiamos el pasado precolombino de México y Centroamérica, es más fácil usar como referencia las denominaciones de Kirchhoff, al menos hasta que tengamos alguna nueva que nos sirva a todos de referente.

      El periodo Clásico (200-900) se concibe como la época en la cual las sociedades mesoamericanas llegaron a su punto de perfección en las diferentes zonas. En el altiplano, sin duda Teotihuacán fue la metrópolis por excelencia, el altépetl, la tollan, origen y destino, que tuvo una compleja organización social para la cual no hay definiciones muy claras. Fue un Estado en un sentido laxo, ya que tuvo una organización constreñida a un territorio, con sus leyes, un ejército, o al menos grupos militares- omerciales, es decir, que la producción y distribución de bienes manufacturados y materias primas estuvieron dirigidas centralmente; sin embargo, no conocemos a ciencia cierta cómo fue su organización gubernamental porque, a diferencia de las culturas mayas, no existe la figura de un gobernante, por lo cual se ha propuesto que tal vez tuvo un gobierno colectivo.

      En la costa del Golfo surgieron centros como Remojadas y hacia el final del período, El Tajín, mientras que hacia el norte de Veracruz y sur de Tamaulipas se desarrolló la cultura huasteca, que tiene características formales y culturales diferentes de las que prosperaron en

Скачать книгу