Arte y arqueología en el altiplano central de México. María Teresa Uriarte
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La zona maya en este periodo tuvo varios centros importantes que estuvieron en continuas disputas desde el llamado Formativo. Con certeza diversos autores coinciden en que no puede hablarse de lo maya. A su escala, repiten los problemas de comprensión que nos plantea Mesoamérica; tienen rasgos comunes pero no puede hablarse del "pueblo maya", sino de los pueblos mayas, como sucede hasta nuestros días.
La cronología de la zona maya tiene un referente geográfico porque si bien hubo asentamientos humanos en distintas áreas de manera simultánea, se puede afirmar que en el Formativo, es decir, antes de la era cristiana y sus inicios, así como durante el periodo Clásico, las ciudades se desarrollaron fundamentalmente en el sur del territorio, en tanto que a partir del Clásico tardío su presencia está fundamentalmente en la península de Yucatán. Al final de este periodo se abandona el sistema escritural que se había usado hasta entonces y se adoptan modificaciones introducidas tal vez desde el altiplano.
Se sabe que Teotihuacán tuvo una importante presencia en la zona maya, aunque hasta el momento no se ha establecido claramente la naturaleza de tal relación con los mayas. Lo que resulta evidente es que el abandono de la gran metrópoli del altiplano tuvo repercusiones de toda índole en el resto de Mesoamérica y, como veremos, el llamado Epiclásico (600-900 d. C.) es un periodo de gran inestabilidad en todos los aspectos que mencioné.
El llamado Clásico tardío en el área maya y epiclásico en el altiplano central se caracteriza por cambios constantes, con un militarismo creciente que se evidencia en su arte y además combina elementos de diversas culturas, por lo cual sus manifestaciones plásticas son eclécticas. En esta época nacen ciudades como Tula y Chichén Itzá, sobre las cuales se ha propuesto que fueron ciudades gemelas o al menos con elementos iconográficos muy similares.3 Surgen también Cholula, Xochicalco y Cacaxtla, y esta última, según se ha comprobado, tuvo vinculaciones iconográficas muy cercanas con las ciudades de la cuenca del Usumacinta.4 En la costa del Golfo, El Tajín tiene su apogeo durante este periodo.
El Posclásico es la etapa del esplendor mexica con la conquista y dominio de numerosos pueblos del territorio mesoamericano, y corresponde al periodo inmediatamente anterior a la llegada de los españoles. En la costa del Golfo, sitios como Cempoala tienen su apogeo en esta época, mientras que en Oaxaca destaca Mitla, un importante centro ceremonial y señorío zapoteco. En la zona del occidente se da el florecimiento de la cultura purépecha o tarasca, con importantes centros como Tzin Tzun Tzan, Pátzcuaro e Ihuatzío. Finalmente, algunos de los sitios importantes en el área maya durante este periodo incluyen Chichén Itzá, Mayapán, Tulum y San Gervasio.
Es necesario analizar algunos de los problemas que enfrentamos al estudiar Mesoamérica a través de sus áreas culturales. De acuerdo con Kirchhoff éstas son: el altiplano central, el occidente, Oaxaca, la zona maya, la costa del Golfo y el norte (figura 1.1). en cada una encontramos diferentes desarrollos a lo largo del tiempo, pero tienen rasgos comunes, que fue lo que decidió a Kirchhoff configurar el concepto de Mesoamérica con base en estas regiones culturales.
Iniciaré por un análisis de la costa del Golfo para ilustrar cómo, desde mi punto de vista, la regionalización geográfica resulta tan inexacta como las divisiones cronológicas. Empezaremos con la cultura olmeca, de la cual no tenemos una información concluyente respecto a sus orígenes, ni al tipo de relación que guardó con diversas áreas de lo que conocemos como Mesoamérica, es decir, desde La blanca o Tajalik Abaj en Guatemala, hasta llegar a Chalcatzingo, Morelos, Tlatilco, Estado de México, Teopantecuanitlán, Guerrero, o San José Mogote en Oaxaca. Sabemos que tuvieron una extensa red comercial y que ése pudo ser el origen de su "influencia" o "presencia" que dio lugar a algún tipo de relación ideológica.
Figura 1.1. Mapa de Mesoamérica en el que se observan sus áreas culturales (fragmento) (ilustración: Citlali Coronel y Carmen Delgado).
¿Cómo llegó a su fin la cultura olmeca? ¿Cuál o cuáles fueron las culturas que la heredaron? ¿Su influencia ideológica puede haber tenido consecuencias fuera de la llamada zona nuclear? Todo parece indicar que así fue y por esa razón durante algún tiempo se le conoció como la cultura madre.
Para complicar este panorama geográfico, en Veracruz florecieron otras sociedades complejas como las de la Mixtequilla, que no se parecen nada a lo olmeca. Posteriormente en la zona de El Tajín y sus alrededores surgieron manifestaciones culturales importantes que no se asemejan ni a lo olmeca ni a las obras de el Zapotal en la Mixtequilla, y como corolario está el arte de la Huasteca, que si tiene alguna influencia o relación, sería más bien con lo maya. De modo que, en el tiempo y en el espacio, estas útiles definiciones que hemos usado de Kirchhoff ofrecen problemas.
En La Mojarra, Veracruz, la Estela 1 parece corresponder a un momento de transición entre lo olmeca y lo maya (143 y 156 d. C.), es una imagen acompañada de un largo texto posiblemente escrito en mixe-zoque (figura 1.2). 5 En el momento de su descubrimiento muchos dudaron de la autenticidad de la pieza, entre otras razones por su antigüedad y porque tiene una forma de escritura tan temprana, equiparable a los textos mayas que acompañan imágenes a partir de la Estela 1 de El Portón en Guatemala (400 a. C.), de la 29 de Tikal (292 d. C.) o de la Estela 2 de Chiapa de Corzo, que contiene la fecha más antigua conocida de Cuenta Larga (36 a. C.).6
En la actualidad, son muchos los descubrimientos que se han realizado en la zona maya que corresponden a una antigüedad similar a la olmeca, por ejemplo la subestructura del edificio 2 de Calakmul.7
Oaxaca tiene también una enorme riqueza cultural que parte de las épocas más tempranas, y que nos permite conocer en su territorio actual culturas tan diversas como la mixteca, la zapoteca y la ñuiñe.
Podemos decir con toda seguridad que Mesoamérica nunca fue un territorio estable sino una inmensa área de constantes cambios, cuyas fronteras aumentaron o disminuyeron según las circunstancias políticas, económicas o sociales que vivió a lo largo de los siglos.
La lingüística histórica ha hecho aportaciones muy importantes al estudio de los idiomas que se hablaron en Mesoamérica y de sus escrituras. Sin duda, la más estudiada y por ende mejor comprendida es la maya, pues desde hace varias décadas hay estudios dedicados a este tema; sin embargo, apenas estamos entendiendo la escritura teotihuacana, la zapoteca y la nahua. Los estudios de Alfonso Lacadena Garciagallo8 y de Erik Velásquez García9 están estableciendo el inicio del desciframiento de la escritura náhuatl, mientras que Christophe Helmke y Jesper Nielsen10 han hecho avances considerables en el estudio de la escritura de Teotihuacán y de la del Epiclásico.
Figura 1.2. Estela 1 de La Mojarra, Vercruz (modificada de Winfield, 1990, 7, figura 7).
Algunos aspectos de la ideología mesoamericana