Don Quijote. Miguel de Cervantes Saavedra

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Don Quijote - Miguel de Cervantes Saavedra

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mas tú quémate las ce-

       sólo en cobrar buena fa-;

       que el que imprime neceda-

       dalas a censo perpe-.

       Advierte que es desati-,

       siendo de vidrio el teja-,

       tomar piedras en las ma-

       para tirar al veci-.

       Deja que el hombre de jui-,

       en las obras que compo-,

       se vaya con pies de plo-;

       que el que saca a luz pape-

       para entretener donce-

       escribe a tontas y a lo-.

      AMADÍS DE GAULA A DON QUIJOTE DE LA MANCHA

      Soneto

      Tú, que imitaste la llorosa vida

       que tuve, ausente y desdeñado sobre

       el gran ribazo de la Peña Pobre,

       de alegre a penitencia reducida;

       tú, a quien los ojos dieron la bebida

       de abundante licor, aunque salobre,

       y alzándote la plata, estaño y cobre,

       te dio la tierra en tierra la comida,

       vive seguro de que eternamente,

       en tanto, al menos, que en la cuarta esfera,

       sus caballos aguije el rubio Apolo,

       tendrás claro renombre de valiente;

       tu patria será en todas la primera;

       tu sabio autor, al mundo único y solo.

      DON BELIANÍS DE GRECIA A DON QUIJOTE DE LA MANCHA

      Soneto

      Rompí, corté, abollé, y dije y hice

       más que en el orbe caballero andante;

       fui diestro, fui valiente, fui arrogante;

       mil agravios vengué, cien mil deshice.

       Hazañas di a la Fama que eternice;

       fui comedido y regalado amante;

       fue enano para mí todo gigante,

       y al duelo en cualquier punto satisfice.

       Tuve a mis pies postrada la Fortuna,

       y trajo del copete mi cordura

       a la calva Ocasión al estricote.

       Más, aunque sobre el cuerno de la luna

       siempre se vio encumbrada mi ventura,

       tus proezas envidio, ¡oh gran Quijote!

      LA SEÑORA ORIANA A DULCINEA DEL TOBOSO

      Soneto

      ¡Oh, quién tuviera, hermosa Dulcinea,

       por más comodidad y más reposo,

       a Miraflores puesto en el Toboso,

       y trocara sus Londres con tu aldea!

       ¡Oh, quién de tus deseos y librea

       alma y cuerpo adornara, y del famoso

       caballero que hiciste venturoso

       mirara alguna desigual pelea!

       ¡Oh, quién tan castamente se escapara

       del señor Amadís como tú hiciste

       del comedido hidalgo don Quijote!

       Que así envidiada fuera, y no envidiara,

       y fuera alegre el tiempo que fue triste,

       y gozara los gustos sin escote.

      GANDALÍN, ESCUDERO DE AMADÍS DE GAULA, A SANCHO PANZA, ESCUDERO DE DON QUIJOTE

      Soneto

      Salve, varón famoso, a quien Fortuna,

       cuando en el trato escuderil te puso,

       tan blanda y cuerdamente lo dispuso,

       que lo pasaste sin desgracia alguna.

       Ya la azada o la hoz poco repugna

       al andante ejercicio; ya está en uso

       la llaneza escudera, con que acuso

       al soberbio que intenta hollar la luna.

       Envidio a tu jumento y a tu nombre,

       y a tus alforjas igualmente invidio,

       que mostraron tu cuerda providencia.

       Salve otra vez, ¡oh Sancho!, tan buen hombre,

       que a solo tú nuestro español Ovidio

       con buzcorona te hace reverencia.

      DEL DONOSO, POETA ENTREVERADO, A SANCHO PANZA Y ROCINANTE

      Soy Sancho Panza, escude-

       del manchego don Quijo-.

       Puse pies en polvoro-,

       por vivir a lo discre-;

       que el tácito Villadie-

       toda su razón de esta-

       cifró en una retira-,

       según siente Celesti-,

       libro, en mi opinión, divi-

       si encubriera más lo huma-.

       A Rocinante

       Soy Rocinante, el famo-

       bisnieto del gran Babie-.

       Por pecados de flaque-,

       fui a poder de un don Quijo-.

       Parejas corrí a lo flo-;

       mas, por uña de caba-,

       no se me escapó ceba-;

       que esto saqué a Lazari-

       cuando, para hurtar el vi-

      

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