Democracia y desplazamiento durante la guerra civil colombiana. Abbey Steele
Чтение книги онлайн.
Читать онлайн книгу Democracia y desplazamiento durante la guerra civil colombiana - Abbey Steele страница 19
En el ámbito local, las elecciones en las que se decide la representación regional resultan especialmente útiles para inferir lealtades, porque además de que permiten a los grupos armados formarse ideas sobre las lealtades de los civiles, esos procesos conectan las lealtades con ubicaciones particulares dentro de una comunidad.45 Para que el desplazamiento sea efectivo, un grupo armado debe estar en capacidad de dirigir agresiones violentas sostenidas contra un grupo de civiles específico dentro de una región o una ciudad.46 En comunidades que carecen de disputas de grupo, la contrainsurgencia que pretenda desplazar a un sector de la población que haya sido convertido en objetivo militar necesita enfilar las acciones violentas hacia sitios específicos. En ese contexto, debido a que los candidatos representan barrios y comunidades particulares, los resultados electorales del ámbito local constituyen un reflejo de los lugares en que los partidos cuentan con una base territorial.47 Es importante anotar que, para lograr sus propósitos, los grupos armados no necesitan identificar votantes específicos. Poner en el punto de mira los lugares donde los votantes han dejado en evidencia que una parte de ellos, y no personas específicas, es adepta a un grupo armado rival representa una ganancia para el grupo armado, debido a que puede alterar el equilibrio de poderes en la comunidad, así como los cálculos de los civiles que deciden quedarse.
Si las elecciones son reveladoras con respecto a las lealtades de grupo y ponen en peligro a los civiles, cabe preguntarse por qué, no obstante, los electores participan en comicios y votan por un partido político afín a la insurgencia. Para que los electores voten por ese partido, el riesgo de violencia debe ser percibido como una situación remota. La formación de opiniones sobre la posibilidad de padecer el impacto de la violencia, a su vez, depende de episodios violentos anteriores. En Colombia, cuando la UP estaba recién creada, los votantes no previeron el contragolpe violento, porque no existían casos de limpieza política en el país. La excepción estaba en los enclaves próximos al río Magdalena, en donde surgieron los primeros ejércitos de autodefensa. Por el contrario, existía la esperanza de que el apoyo popular a la UP conduciría a terminar la guerra, bajo el supuesto de que ampliaba la participación política y de que las FARC se animarían a ejercer su influencia a través de políticas no violentas. Como describiré en el capítulo 4, a pesar de que los líderes de la UP recibían amenazas violentas y comenzaron a ser asesinados desde una fase muy temprana, los simpatizantes de base no previeron los ataques violentos que fueron lanzados en su contra. La violencia tuvo carácter regional en un comienzo, debido a que la contrainsurgencia no había comenzado a actuar en todo el país. Aunque los seguidores de la UP que vivían en el norte del país estaban recibiendo amenazas y padeciendo desplazamientos y asesinatos, los votantes que vivían en el sur no se sentían amenazados. Tan pronto como los paramilitares del norte unieron fuerzas con los políticos locales del sur y se asentaron y expandieron allí, los seguidores de la UP también cayeron en el punto de mira. En esta etapa, la expansión nacional de los paramilitares se hizo evidente. Como cabe suponer sobre los votantes sensatos, una vez la violencia comenzaba a afectar una región particular, el apoyo a la UP cayó de manera sustancial. En definitiva, las FARC prohibieron la participación electoral a comienzos de 1997, en regiones en las que seguía teniendo influencia (FARC-EP 1997, n9). No todos los procesos electorales revelaban información o evidencia detallada necesaria para la identificación de objetivos militares colectivos. En algunos casos, el volumen de datos es elevado, como ocurre en las circunscripciones regionales en las que se eligen las corporaciones legislativas nacionales. Incluso, así se conozcan los resultados electorales en esos casos, los grupos armados no pueden diferenciar bloques de seguidores de los partidos políticos. En otras situaciones, los partidos políticos no están vinculados con grupos armados o los votantes no responden a su influencia. Lomo y Hovil (2004, 16-22) describen un episodio similar en Uganda: en 1996, el Ejército de Resistencia del Señor (Lord’s Resistance Army –LRA–) intentó movilizar civiles para que votaran por la oposición, pero no logró recabar apoyo político. En ocasiones, la pertenencia a los partidos políticos no es voluntaria, como fue informado al Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno –CMDI– (Internal Displacement Monitoring Centre –IDMC–) acerca de algunas regiones en Nepal: “la misión fue informada de que, por lo general, los aldeanos que fueron obligados a seguir los programas políticos del Partido Comunista de Nepal/ Maoísta –PCN/M– descubrieron que estaban inscritos en ese partido y que, en ocasiones, habían sido nombrados en importantes cargos locales de la organización, a menudo, sin saberlo” (IDMC 2006). Si los contrainsurgentes hubieran estado al tanto de que la pertenencia al partido era involuntaria, tal vinculación no habría sido empleada como argumento para poner a las personas en el punto de mira. Sin embargo, el mismo informe del CMDI pudo establecer que muchos aldeanos que estaban inscritos en las listas del PCN/M huyeron de las patrullas militares, con el fin de evitar su furia.
Alianzas Las elecciones no solamente proporcionan información a los grupos armados. También, revelan información y distribuyen el poder político entre los pobladores. Como resultado, el segundo proceso clave desencadenado por las elecciones entra en acción: la creación de nuevas alianzas. En particular, quienes están en el bando derrotado en las elecciones pueden actuar como “malos perdedores” (Przeworski 1991) que buscan anular el resultado de los comicios o asegurarse de que el resultado no les vuelva a ser desfavorable. En particular, esta posibilidad es bastante factible cuando un partido político apoyado por la insurgencia ha resultado victorioso. Al escribir sobre Francis Deng, relator especial para el desplazamiento interno de la Organización de las Naciones Unidas, Korn (2001, 9) expresa que “Deng ha señalado que ‘las diferencias de identidad basadas en criterios étnicos nunca son las que por sí mismas generan conflicto, sino las consecuencias que esas diferencias tienen en el reparto del poder y en la distribución de recursos y oportunidades asociada’” son las que generan problemas. Si bien esa afirmación se refiere a diferencias étnicas, los adversarios políticos también tienden a poner en el punto de mira al oponente. Cuando las élites locales tienen a su alcance la acción armada, es probable que recurran a ella (Romero 2003; Robinson 2013; Balcells 2017; Collier 2009; Snyder 2000). En una guerra en curso, las élites políticas locales pueden invitar grupos armados para que incursionen en sus comunidades, con el fin de reconfigurar el electorado y aumentar sus posibilidades de ganar elecciones futuras.48
Конец ознакомительного фрагмента.
Текст предоставлен ООО «ЛитРес».
Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию на ЛитРес.
Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.