El ministerio médico. Elena G. de White

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El ministerio médico - Elena G. de White Biblioteca del hogar cristiano

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de los estudiantes

      Los profesores de nuestra Facultad de Medicina deben estimular a los alumnos a obtener todo el conocimiento que puedan en cada departamento. Si hallan alumnos deficientes en el cuidado y la comprensión de sus responsabilidades, deben presentarles el asunto claramente, dándoles oportunidad de corregir sus hábitos y alcanzar una norma más alta.

      Los profesores no deben desalentarse porque algunos sean tardos en aprender; ni tampoco desalentar a los alumnos que cometen errores. Mientras se les señalan bondadosamente sus errores y defectos, por su parte los estudiantes deben sentir agradecimiento por cualquier instrucción que se les dé. No hay que estimular un espíritu altanero de parte de los alumnos. Todos tienen que estar dispuestos a aprender, y los profesores a instruirlos y a enseñarles a tener confianza propia, a ser competentes, cuidadosos y esmerados. Mientras estudian bajo instructores sabios, y comparten con ellos sus responsabilidades, los estudiantes pueden, con la ayuda de los profesores, ascender al peldaño más alto de la escalera.

      Los alumnos deben estar dispuestos a trabajar bajo la dirección de los que tienen experiencia y a escuchar sus sugerencias y consejos, para seguirlos hasta donde sea posible con reflexión, preparación e inteligencia emprendedora; pero nunca deben violar un reglamento ni despreciar un principio que se haya entretejido con el desarrollo de la institución. El descenso es bastante fácil; el desprecio de los reglamentos es natural para el corazón inclinado a la comodidad y a la complacencia egoísta. Es mucho más fácil derribar que edificar. Un solo alumno de ideas descuidadas puede contribuir más a rebajar las normas, de lo que el esfuerzo de diez hombres puede hacer para contrarrestar la influencia desmoralizadora...

       Sin jactancia

      Los médicos temerosos de Dios hablan modestamente de su obra; pero los novicios con experiencia limitada en tratar con los cuerpos y almas... hablan con frecuencia jactanciosamente de sus conocimientos y proezas. Ellos necesitan conocerse mejor; entonces serían más inteligentes en el cumplimiento de sus deberes y comprenderían que en todo departamento donde tengan que trabajar, deben poseer una disposición voluntaria, un espíritu ferviente y un celo cordial y abnegado al tratar de hacer bien a otros [Sant. 1:27]. No estudiarán la mejor forma de preservar su dignidad, sino que por un espíritu servicial y cuidadoso conquistarán una reputación de esmero y exactitud, y por un ministerio lleno de simpatía ganarán el corazón de cada persona a quien sirvan.

      En la profesión médica hay muchos escépticos y ateos que exaltan las obras de Dios por encima del Dios de la ciencia. Son comparativamente pocos los que ingresan en las facultades de Medicina del mundo y salen puros y sin mancha. No se elevaron, ni ennoblecieron, ni santificaron. Las cosas materiales eclipsaron las celestiales y eternas. Muchos mezclan la fe y los principios religiosos con las costumbres y prácticas del mundo, y escasea la religión pura y sin mancha. Pero cada estudiante puede ingresar en la facultad con la misma firmeza y resolución con que Daniel ingresó en la corte de Babilonia [Dan. 1:8], y mantenerse íntegro durante toda su carrera.

       La victoria

      La fuerza y la gracia de Dios han sido provistas al costo de un sacrificio infinito, para que los hombres puedan vencer las sugerencias y tentaciones de Satanás, y salir sin contaminación. La vida, las obras y el comportamiento son el argumento más poderoso y solemne para los negligentes, irreverentes y escépticos. Sean la vida y el carácter un enérgico argumento en favor del cristianismo; entonces, los demás se verán obligados a reconocer que uno ha estado con Jesús y ha aprendido de él [Hech. 4:13].

      No se dejen engañar los estudiantes de Medicina por las trampas del diablo ni por ninguno de sus pretextos arteros que tantos adoptan para engañar y entrampar. Manténganse firmes y fieles a los principios. Pregunten a cada paso: “¿Qué dice el Señor?” Digan firmemente: “Seguiré la luz. Honraré y respetaré la Majestad de la verdad”.

      Especialmente los que estudian Medicina en las universidades del mundo deben protegerse contra la contaminación de las malas influencias que los rodean constantemente. Cuando sus instructores son hombres sabios según el mundo, y sus condiscípulos son incrédulos que no piensan seriamente en Dios, hasta los cristianos experimentados corren el riesgo de verse afectados por la influencia de su trato con los irreligiosos. Sin embargo, algunos han seguido la carrera de Medicina y han permanecido fieles a los buenos principios. No quebrantaron el sábado por causa de sus estudios; y demostraron que los hombres pueden prepararse para los deberes de médico sin chasquear las expectativas de quienes los estimularon a completar su educación.

       El bienestar de los pacientes

      Al preparar obreros que cuiden de los enfermos, incúlquese en el estudiante el pensamiento de que su objeto más elevado debe ser siempre atender el bienestar espiritual de sus pacientes. Debe aprender a repetir las promesas de la Palabra de Dios y ofrecer diariamente oraciones fervientes, mientras se está preparando para servir. Ayúdesele a comprender que debe recordar siempre a sus pacientes la influencia suavizadora y santificadora del gran Médico misionero. Si pueden hacer que los dolientes comprendan que Cristo es su Salvador compasivo y lleno de simpatía, esos enfermos obtendrán el descanso mental indispensable para recobrar la salud.

       La educación preparatoria

      Debido a las tentaciones peculiares que nuestros jóvenes afrontan en las facultades de Medicina del mundo, se debería hacer provisión para impartir preparación médica en nuestras propias instituciones, con profesores cristianos. Nuestras escuelas mayores de las diferentes uniones, deben colocarse en la posición más favorable para capacitar a nuestros jóvenes a fin de que satisfagan los requerimientos de ingreso que exigen las leyes del Estado para los que quieren estudiar Medicina. Deben obtenerse los profesores de más talento, para que nuestras escuelas se pongan a la altura debida. Los jóvenes y los de más edad que deseen prepararse para un trabajo que requiera ciertos exámenes legales, deben poder obtener en los colegios de nuestras uniones todo lo que sea esencial para entrar en una Facultad de Medicina.

      La oración realizará maravillas para los que se dediquen a ella con vigilancia [Efe. 6:18]. Dios desea que todos estemos en condiciones de aguardar y esperar con esperanza. Él hará lo que ha prometido; y por cuanto hay requerimientos legales de que los estudiantes de Medicina estudien ciertas materias preparatorias, nuestros colegios deben ponerse en condiciones de dar a sus estudiantes la preparación literaria y científica necesaria.

      Y no sólo deben nuestras escuelas superiores dar esta instrucción a los que piensan seguir la carrera de Medicina, sino que deben hacer también todo lo que es esencial para el perfeccionamiento de los estudios ofrecidos por nuestro Colegio de Médicos Evangelistas de Loma Linda. Como se hizo notar al fundarse esta escuela, debemos proveer lo esencial para nuestros jóvenes que desean ser médicos, a fin de que puedan prepararse inteligentemente y pasar los exámenes requeridos para probar su eficiencia como médicos. Se les debe enseñar a tratar comprensivamente los casos de enfermedad, a fin de que no pueda ningún médico sensato imaginar que en nuestra escuela privamos a los jóvenes de la instrucción necesaria para habilitarlos debidamente para ejercer la medicina. Los jóvenes que se han diplomado deben progresar continuamente en conocimiento, porque la práctica perfecciona.

       Importancia del estudio de la Biblia

      Si los estudiantes de Medicina quieren estudiar la Palabra de Dios diligentemente, estarán mucho mejor preparados para comprender sus otros estudios; porque siempre se obtiene iluminación de un fervoroso estudio de la Biblia. Ninguna otra cosa les ayudará tanto como el estudio de las Escrituras para adquirir una memoria retentiva. Comprendan nuestros obreros misioneros médicos que mientras mejor conozcan a Dios y a Cristo, y cuanto más se familiaricen con la historia bíblica, tanto mejor preparados estarán para hacer su obra.

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