Cincuenta maneras de mejorar a tu familia. José Javier Ávila Martínez

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Cincuenta maneras de mejorar a tu familia - José Javier Ávila Martínez Bolsillo

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      «Es de una gran generosidad

       actuar con solidaridad»

      Se puede decir que la solidaridad está de moda. No hay programa de televisión, debate o tertulia entre amigos en las que no se mencione algún determinado hecho que ponga de manifiesto un acto de solidaridad. De hecho, el número de ONG con fines solidarios ha crecido notablemente en estos últimos años.

      Todo esto es una admirable constatación de que las personas son conscientes de las necesidades de otros, y quieren dedicar su tiempo y su dinero a ese fin.

      Nuestra sociedad necesita planteamientos donde la solidaridad forme parte de la educación de las nuevas generaciones, rechazando el individualismo que aísla y abandona a su suerte a los más desfavorecidos.

      Los supuestos que maneja el comunitarismo, en la medida que pretenden abrir un camino que promueva la buena sociedad, pasan necesariamente por el mejoramiento personal. Ciertamente esta es una consecuencia del entendimiento finalista de la relación interpersonal. No se trata de imponer códigos morales a la gente. Se trata de facilitar al personal los mejores medios para acceder y dispensar las mejores prestaciones sociales: el mejor acogimiento. (…) Naturalmente estamos hablando de virtudes y de formación del carácter: hablamos de civilidad, solidaridad, tolerancia, generosidad, sinceridad y, asimismo, del rechazo de sus opuestos. Este es el dibujo de una apuesta ideológica por un nuevo paradigma cultural que dé contenidos a la vacuidad dominante…8.

      Padres

       Procura que tus hijos conozcan las necesidades que sufren las personas, tanto las que tienen cerca como las que viven en otros países.

       Que tus hijos sean conscientes de que, donde acaba la justicia –dicho de una forma más o menos comprensible– debe brotar la solidaridad.

       Transmite a tus hijos la importancia de compartir sus intereses y necesidades con los demás. Si son conscientes de que sus necesidades son pequeñas ante las que sufren otros, entenderán el profundo sentido de la solidaridad.

      Niños

       Colabora con tu familia en algunas iniciativas solidarias: en el barrio, en la parroquia, en la Asociación de Vecinos, etc.

       Participa en campañas solidarias que se promuevan desde tu Colegio, tanto en nuestro propio país, como en favor de países subdesarrollados.

       Plantea a tus profesores realizar algunos trabajos, exposiciones, proyecciones, etc., sobre actos solidarios que, además de transmitir a los demás la situación de ciertas personas y colectivos, sirvan para poner en marcha iniciativas de este tipo.

      Adolescentes

       Mantén un sentimiento de solidaridad ante las necesidades humanas. No puedes quedarte indiferente.

       Colabora con alguna ONG, animando a tus amigos a dedicar parte de vuestro tiempo en ayudar en este tipo de actividades.

       Que tu solidaridad no se limite al mero sentimiento de hacer algo bueno. Debe apoyarse en la dignidad que toda persona merece por el hecho de ser persona.

      ESPERANZA

      «Con esperanza todo se alcanza»

      La esperanza necesita ser educada. Tiene una doble dimensión: por un lado, la virtud teologal, hábito sobrenatural que Dios infunde y que eleva la esperanza humana, y ayuda a confiar en que alcanzaremos la vida eterna; y por otro lado, la disposición activa que lleva a poner los medios necesarios para alcanzar un determinado fin.

      La esperanza es esencial. Los seres humanos no pueden resistir mucho tiempo sin ella. Se puede adquirir de muchas formas. Un médico puede dar ánimos sobre las posibilidades de recuperación, o sobre las posibilidades de que el tratamiento detenga o apacigüe la enfermedad, o sobre las posibilidades de mantener una vida libre de síntomas y sin dolores tanto tiempo como sea posible. Hasta en los raros casos en que las estadísticas no dan prácticamente ninguna esperanza de recuperación, siempre se puede legítimamente esperar algo. Cuando a alguien se le quita la esperanza, suele caer en estados tan profundos de depresión que –sea cual sea el desenlace– su vida se hace miserable. Esta es la razón por la que creo que es importante escoger un médico cuya actitud sea positiva. Su sistema de creencias puede tener un efecto dramático en la actitud del paciente y en el desenlace de la enfermedad9.

      Padres

       Anima a tus hijos a tener esperanza, no como actitud pasiva sino como acción que busca los medios adecuados para conseguir el fin.

       Fomenta la esperanza en familia para construir un hogar más feliz, haciendo ver a tus hijos que también deben aportar su esfuerzo personal.

       Enseña a tus hijos a arrepentirse de lo que han hecho mal. Quienes no se arrepienten suelen caer en la desesperación.

      Niños

       Al empezar un nuevo curso, ponte unos objetivos de tipo personal y académico, con la esperanza de alcanzarlos. Para eso deberás concretar los medios para lograrlo.

       No te desalientes si no alcanzas la meta propuesta. Habla con mamá y papá, o con un hermano mayor, y te ayudarán a fijar un nuevo objetivo.

       Pon esperanza en tu día a día, sabiendo que el mundo será mucho mejor gracias al empuje de los jóvenes, y tú formas parte de esa nueva generación.

      Adolescentes

       Cuando te surjan dificultades del tipo que sea, evita caer en la desesperación de comprobar que aquello no era tan fácil como pensabas. Rectifica lo que corresponda y sigue hacia adelante.

       No presumas de tus cualidades. Lo que debes hacer es ponerlas al servicio de los demás, fomentando la esperanza de superar los defectos que tengas.

       Compagina la esperanza con la perseverancia en el empeño de alcanzar tus metas. La perseverancia es un magnífico acompañante de la esperanza.

      ILUSIÓN

      «Mantener la ilusión

       es fuente de satisfacción»

      Para iniciar o mantener en pie cualquier proyecto se necesita poner ilusión. En el quehacer diario la ilusión es la «agradable brisa» que nos impulsa a seguir adelante.

      Un excelente ejemplo lo tenemos en María de Villota, piloto de Fórmula 1, quien el 3 de julio del 2012 sufrió un grave accidente realizando unas pruebas de Fórmula 1, que le ocasionó la perdida del ojo derecho. Tras el accidente, replanteó su vida con renovada ilusión. El 28 de julio del 2013 se casó con su novio Rodrigo García, pero a los 3 meses escasos, el 11 de octubre, falleció inesperadamente a causa de las secuelas del accidente. Solo faltaban tres días para presentar su primer libro: La vida es un regalo, del que recojo estos párrafos:

      Después de Navidades era mi fecha autoimpuesta para empezar a darme vidilla. Quería hacer cosas, sentirme útil, pero además necesitaba trabajar. Tras el accidente me correspondía una invalidez

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