Narrar el oficio. Mariana Sirimarco

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Narrar el oficio - Mariana Sirimarco

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Diego Escolar afirma que esta narrativa museística resulta “una composición con el foco colocado en ciertos eventos o en ciertos objetos, pero de un modo discontinuo, es decir, no existía un claro hilo conductor histórico, y el silencio sobre algunos hechos era interrumpido por estridentes «ruidos» museográficos sobre otros” (2017: 127).

      Nuestra descripción inicial da cuenta de la manera en que, a lo largo del recorrido, se ofrece a quienes visitan el Museo Histórico una imagen deseada de lo que se quiere ser (Escolar, 2017). Dicha imagen se ordena en torno a dos ejes principales: por un lado, aquel que da cuenta del origen y de ciertas milicias históricas que ellos señalan como sus antecedentes; por otro, el eje que se refiere a las diversas funciones que realizan, destacando entre ellas el control en las fronteras.

      Como ya mencionamos, el Museo Histórico de Gendarmería Nacional expone una serie de referencias a milicias que ellos señalan como antecedentes históricos. Encontramos por un lado el Cuerpo de Blandengues de la Frontera y por otro la División Infernal de Gauchos de Línea comandados por el General Martín Miguel de Güemes, numen tutelar de la institución.

      Para el primer caso, junto con los uniformes, la lanza y la maqueta del fortín de los Blandengues, el relato del guía apela a la protección de las fronteras como el atributo categorial en el que fundan dicha filiación. Asimismo, la línea de fortines que ocuparan estas milicias coloniales es usada para demarcar una alteridad: los aborígenes de Patagonia, Chaco y Formosa, considerados como una amenaza pues “atacaban a los pobladores” y no como un pueblo o nación que se defendía de quienes usurpaban su territorio. Por su parte, el relato del guía presenta un escenario agreste en el que se desempeñaban los Blandengues, ya que es descripto como un territorio en los límites del dominio español, al que llegaban los colonos que debían ser protegidos de los malones. Este punto es importante porque, como veremos en el siguiente apartado, los gendarmes no solamente consideran que su función más característica es el cuidado de las fronteras sino que además construyen un territorio salvaje e inhóspito al que definen como propio de su desempeño.

      Por otra parte, la referencia al general Martín Miguel de Güemes y sus Gauchos Infernales se funda igualmente en el desempeño de control y vigilancia fronteriza pero ya no contra los pueblos originarios de entonces sino contra los ejércitos realistas del norte durante las luchas independentistas. Refiriéndose a las narrativas que se disputaban la construcción de la Argentina como estado nación moderno, Pablo Alabarces afirma que ante la llegada de inmigrantes anarquistas las clases dominantes van a proponer un “mito de unidad étnica; y un relato de origen que instituyó la fuerza del gaucho como modelo de argentinidad y figura épica” (2007: 40). El gaucho adquiere a partir de estos relatos un importante papel político en la guerra de la independencia contra España:

      Aparecen como soldados de los ejércitos independentistas, aunque generalmente reclutados por la fuerza; para luego constituir la fuerza principal de los ejércitos formales e informales de los caudillos locales del interior de la Argentina, los federales, en su lucha contra las tropas de los sectores que intentan imponer una organización centralizada en Buenos Aires. (Alabarces, 2007: 41)

      Encontramos puntos en común entre el mito de unidad étnica del que habla Alabarces y la imagen deseada sobre la GNA que nos ofrece el Museo Histórico. Resulta muy significativo que el numen tutelar de la GNA sea el caudillo salteño Martín Miguel de Güemes. Esta figura histórica sintetiza muchos de los atributos categoriales que hacen al sentido que los gendarmes tienen sobre quiénes son. Ya mencionamos su actuación militar en las fronteras del norte contra los avances realistas durante la guerra de la independencia; junto con esto, el origen provinciano del prócer y de sus tropas de Gauchos Infernales extraídas del mundo rural completan la pertinencia de la personalidad histórica escogida. La idea de la GNA como una fuerza cuyos miembros son de origen provinciano es un rasgo de la autocomprensión institucional que hemos registrado en reiteradas ocasiones a lo largo de nuestro trabajo de campo.

      Durante 2012, en nuestro trabajo de campo en la Escuela de Oficiales Martín Miguel de Güemes entrevistamos a gendarmes mujeres y hombres que se desempeñaban en distintos roles: directivos, instructores, docentes, personal no docente, cadetes y otros. En varios de estos encuentros surgió la identificación de la GNA como una fuerza principalmente provinciana. Un ejemplo se dio durante una de las entrevistas realizadas al personal del gabinete psicopedagógico. Mientras conversábamos sobre las diferentes tareas que llevan adelante, una de las entrevistadas explicaba lo siguiente:

      Y lo que hemos observado siempre, bueno, viste que la mayor afluencia acá en Gendarmería es de Misiones, Formosa, del interior, más que nada del interior donde se ve el accionar de la Gendarmería. Pero lo que hemos observado también es que estos últimos años es que ya vienen más de Buenos Aires también […] Tenés gente que viene y accede con toda la idiosincrasia de la Capital y lo que ves es que viene a una fuerza porque no tiene otro recurso para hacer nada… No todos. Pero tienen esa situación de “voy a entrar acá porque…”, y vienen con un montón de problemáticas y de historias difíciles. Distinto de los chicos del interior que vienen porque por ahí es por vocación, porque lo ve, porque le gusta…

      Nuestra interlocutora destacaba así no solo una mayor afluencia de las provincias “del interior” sino además el carácter vocacional de estos jóvenes hombres y mujeres, en comparación con quienes provienen de Buenos Aires, que ingresarían por ser el único recurso con el que cuentan. De manera similar, un subalférez recién egresado a quien pudimos entrevistar se refirió a este punto de la siguiente manera:

      No es lo mismo Gendarmería en Buenos Aires, que se empezó a conocer hace dos o tres años atrás, que Gendarmería en las fronteras del norte, y Gendarmería es una fuerza muy respetada allá en el norte. Y como yo veía que Gendarmería era una fuerza prestigiosa, dije: “Bueno, quiero ser gendarme”.

      Del mismo modo, durante una de nuestras visitas al Museo Histórico, Javier se refería a este carácter provincial de la GNA al mostrarnos una serie de cuadros con los escudos de las provincias que fueran pintados y donados al Museo por una historiadora oriunda de la provincia de Salta:

      Después, bueno, allá tenemos un sector dedicado que fue donado por… esos cuadros que usted ve son pintados a mano, aunque parezca mentira, son los escudos de las provincias que fue donado por la doctora en Historia, la señora Arancibia, oriunda de Salta. Una mujer grande que quería que su colección estuviese acá en el Museo, porque ella tiene un cariño muy grande con la institución. Gendarmería está mucho en la provincia, el gendarme está muy arraigado, [es] muy representativo de todas las provincias. Y la madre de esta señora tenía mucho contacto con los gendarmes, muchos de los gendarmes, algunos, no sabían escribir o no sabían leer, y la madre les enseñaba.

      Debido a su función original de fuerza de frontera, las provincias constituyen el territorio histórico donde se ha desempeñado la Gendarmería desde sus orígenes. El primer escuadrón se instaló en 1939 en la localidad de Roque Sáenz Peña, provincia de Chaco.

      Quisiéramos cerrar este apartado resumiendo el mito fundador sobre el origen de la

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