Feng Shui para los negocios. Roger Marcos

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Feng Shui para los negocios - Roger Marcos Colección Nueva Era

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      Los cuatro puntos cardinales antes del cielo.

      Para la Escuela de Feng Shui Antes del Cielo, el Norte está abajo y el Sur está arriba, el Este a mano izquierda y el Oeste a mano derecha, un estilo copiado por los ingleses en la época de las conquistas, y que es contrario a la visión que tenemos en los mapas, como el de Mercator, donde el Norte está arriba, el Sur Abajo, el Este a la derecha y el Oeste a la izquierda.

      Hoy sabemos que en el espacio en el que se encuentra nuestro planeta no hay arriba ni abajo, ni izquierda ni derecha, porque de hecho no sabemos dónde estamos ni si caemos o nos elevamos en el espacio, por más que los científicos quieran convencernos de cierta estabilidad gracias a cosas como la materia y la energía oscura (porque no las ven, pero las inventan), lo mismo que los antiguos astrólogos y astrónomos que le llamaban simplemente orden universal.

      Cuando salió la primera versión de este libro, a finales del pasado siglo XX, aún no había telescopio alguno que nos dijera cómo era el cielo del Sur, porque hasta el 2014 no entró en funcionamiento el Observatorio de Atacama; y de hecho aún no sabemos cómo es el cielo observado desde la Antártida, es decir, no sabemos qué hay debajo de la Tierra: Atas cargando al mundo, una Tortuga Milenaria, como proponían mayas y chinos, o un elefante sagrado, como imaginaban en la India. Simple y llanamente no lo sabemos, aunque quizá los grandes gobiernos del Norte, que desde hace setenta años tienen bases en la Antártida, sí lo sepan.

      Norte, siempre visible.

      Sur, parcialmente visible.

      Por supuesto, para el Feng Shui la Tierra flota sobre las oscuras Aguas Eternas, como una continuidad de las abundantes aguas terrestres del océano Pacífico y los mares del Sur.

      En el Sur hay mucho, pero se aprovecha poco.

      En el Norte hay poco pero se aprovecha mucho y, cuando hace falta, se echa mano a los recursos del Sur, como ha venido sucediendo desde hace dos mil años por lo menos.

      Como en el Norte están el poder y la riqueza, durante siglos muchas construcciones en China se edificaban siguiendo el esquema de la Estrella Polar y la Osa Menor, o Escuela de las Nueve Estrellas:

      Con una larga entrada rodeada de árboles, jardines y flores, y una casa grande, alta y bien resguardada, con abundante agua en el Sur y tierra firme en el Norte, bien protegida de los vientos fríos del Oeste y de las cálidas e hirientes luces del Este:

      No toda la población podía tener casas de este estilo, solo los grandes señores podían darse el lujo de establecer su residencia en el lugar y en la forma ideal siguiendo el esquema de las estrellas para que todo estuviera en orden, riqueza y armonía, prometiendo paz, salud y larga vida.

      En el Este está el nacimiento y la vida.

      En el Oeste lo nuevo, lo espiritual y la prosperidad.

      Sin embargo, del Este pueden venir incendios, sequías, inundaciones, grandes olas y calamidades de todos los tipos.

      Y del Oeste pueden llegar enemigos, ladrones, guerras, demonios, terremotos y destrucción.

      Hay que dejar que entre la luz del Este, pero no permitir que queme o caliente demasiado el ambiente.

      Hay que dejar que el viento del Oeste limpie y oree la casa, pero no hay que permitir que su aliento frío traiga enfermedades y desdicha.

      Por tanto, tanto el Este como el Oeste hay que controlarlos, llenar de naturaleza el Este, y rezar hacia el Oeste.

      El Qi

      El Feng Shui en sus inicios solo cuenta con cuatro puertas, la de los puntos cardinales, y un centro, o Qi, fuente de energía de los principios básicos del Yin y del Yang.

      El Qi, centro energético del todo.

      El Qi, por tanto, es tan importante como el resto de las orientaciones, ya que es el centro neurálgico del hogar y, por supuesto, de todo negocio.

      Para los chinos, el negocio y el hogar guardan una firme y total correspondencia, donde los hombres y las mujeres trabajan codo con codo, tanto en la siembra como en la cosecha, en la cocina como en el cuidado del hogar, a pesar de las diferencias de género, porque tanto el hogar como el negocio tienen que ser productivos y generar bienestar para toda la familia.

      La jerarquía parte del Qi de una forma transversal donde todos sus ocupantes tienen una función en favor de la comunidad, y si bien se pide una obediencia total de los hijos hacia los padres, y de los padres hacia los abuelos o hacia los ancestros, esta no es abusiva ni tiránica, sino una forma moral de relación que parte del Qi y se expande por el hogar, el negocio y el mundo entero.

      Es por ello que escoger el lugar de erigir la casa o poner un negocio es de capital importancia, ya que la misma Tierra tiene sus centros de energía, y poner una casa o un negocio sin centro de energía es lanzarse al vacío y programar la propia ruina.

      Todo cuerpo tiene un Qi, que es tan físico y palpable como espiritual.

      Todo ser tiene su propio Qi. Los seres humanos suelen tener el Qi en el centro exacto del cuerpo que, dependiendo de la anatomía de cada quien, guarda un lugar: para algunos en el ombligo, para otros sobre el tejido linfático (hígado, bazo, riñones, páncreas), y para otros sobre las lumbares o incluso en el pubis, un poco por encima de los órganos sexuales.

      Desde ese punto el Qi irradia su energía por todo el cuerpo humano a lo largo de la columna vertebral, extendiéndose hacia los miembros inferiores y superiores, y expresándose con fuerza en cuello, cara, nariz, ojos, frente y cerebro.

      Una persona no puede vivir sin Qi.

      El Qi da salud, fuerza y longevidad, y se activa y se estimula con los ahora famosos ejercicios del Tai Chi (Tai Qi), o el Tai Chi Quan en su versión de arte marcial, que millones de chinos practican todos los días en los jardines de sus ciudades.

      Un Qi débil es señal de enfermedad y pobreza física, mental, anímica y espiritual.

      Para el Feng Shui, todas y cada una de las cosas que nos rodean tienen su propio Qi, y, si no lo tienen, no sirven para nada y contaminan el ambiente llenándolo de negatividad y sus males subsecuentes.

      Los cinco elementos chinos (Fuego, Tierra, Metal, Agua y Madera) nacen del Qi y dan forma al mundo y al universo entero.

      El Qi no es solo una idea o un concepto vago y esotérico, se puede sentir perfectamente con las palmas de las manos, en el cuerpo propio y en los cuerpos de los demás, con un péndulo, una vara seca, y hasta con el humo de una vela.

      Hoy en día, incluso con cualquier instrumento moderno capaz de captar ondas electromagnéticas se puede descubrir el Qi de las cosas y hasta su potencia.

      Hoy sabemos que el cuerpo humano funciona con electricidad, y que tiene capacidad magnética de atraer metales, eléctrica de transmisión, electricidad

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