La versatilidad de la Biblia. Группа авторов

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ya se encontraba Ezequiel.

      La historia modifica las circunstancias, y Dios habla en el contexto de la historia. En consecuencia, una palabra que era verdadera en un contexto puede no serlo si se la toma y se la usa en otro sin tomar en cuenta el original.

      Dios ha decidido comunicarnos su Palabra a lo largo de un lapso prolongado de la historia humana, y por medio de varias culturas cambiantes. Por supuesto, lo que Dios dijo y requirió de la gente también fue cambiando a medida que progresaba la historia de la redención y la revelación. Vemos diferencias en los protagonistas entre la época del Génesis y la que viene después de Moisés y del Sinaí. Y más aún entre la era del Antiguo Testamento y el momento de la venida de Jesús. Aun dentro del Nuevo Testamento, hay un cambio entre la orden que Jesús dio a sus discípulos respecto a la misión que realizarían durante su vida terrenal (“No vayan a los gentiles”), y el mandato que les dio después de la resurrección (“Vayan y hagan discípulos de todas las naciones”). Es decir, debemos reconocer el carácter histórico de la Biblia y, en consecuencia, el contexto histórico en su manera de comunicar la verdad.

      Debemos entender la verdad de la Biblia de un modo amplio y holístico.

      • La verdad se comunica de modo diferente en cada una de estas alternativas.

      • La verdad se comunica comprehensivamente por medio de todas estas alternativas.

      Más arriba ya definí la verdad de la Biblia en estos términos: Dios habló de una manera confiable. Esto subraya un aspecto importante sobre lo que la Biblia dice de sí misma cuando habla sobre la verdad en las relaciones humanas, especialmente la verdad de Dios. Es una cuestión de confiabilidad: hacer lo que dice que hará.

      En este sentido, la Biblia es confiable porque no dejará de cumplir el propósito para el cual Dios determinó que se escribiera. “Verdad” no solo significa precisión fáctica (aunque incluye un alto grado de ello cuando se propone comunicar tales cosas), sino veracidad para el propósito de Dios. Conocer la Biblia es conocer la verdad acerca de Él, del mundo, de nosotros mismos, del significado de la vida y la muerte, de los medios de salvación y del futuro de la creación. Esas son las verdades más importantes que Dios quiere que conozcamos. Decir que la Biblia es verdadera y fidedigna significa que no nos engañará respecto a estas cuestiones en aquello que se propone afirmar (lo cual todavía nos deja la tarea hermenéutica de comprender qué se propone afirmar… ¡pero una cosa por vez!).

      En este sentido, la Biblia se parece más a un mapa. Lo que se incluye en el mapa depende del propósito para el que se intenta usarlo. Por ejemplo, el mapa del sistema de subterráneos de la ciudad de Londres es un documento infalible —para orientarse en el subterráneo—. No responderá a sus preguntas sobre las distancias exactas entre una estación y otra, ni le dará información acerca de las calles y caminos a nivel de la superficie, ni le mostrará cada curva en las vías. No fue diseñado para eso. Si pretende usarlo para consultar estas cosas, le irá mal. Pero no es culpa del mapa. No significa que el mapa “no sea veraz”. Es completamente verdadero y fidedigno según el propósito para el cual se preparó.

      La Biblia es verdadera y fidedigna si se la usa según el propósito para el cual nos fue dada; no lo será si la utilizamos de otra manera o le planteamos preguntas que no se propone responder.

      La unidad de la Biblia

      Dios habló de manera coherente

      La unidad de la Biblia se apoya en la premisa de que, detrás de la variedad de escritores humanos, en última instancia hay un solo autor: Dios Espíritu Santo. En consecuencia, esperamos armonía y unidad en lugar de contradicción. Esto también forma parte de lo que significa decir que la Biblia es la Palabra de Dios. Creemos que Dios es veraz y coherente consigo mismo. La persona de Dios se caracteriza por la integridad, no por las contradicciones internas. Si Dios es así, también se aplica a lo que Él comunica. En consecuencia, aunque la Biblia se haya producido a lo largo de cientos de años, por medio de muchas voces y manos humanas, hay una unidad abarcadora que reúne todo el texto como la revelación de sí mismo del único Dios viviente y verdadero.

      Sin embargo, una vez más debemos mencionar algunas precauciones en este asunto.

      Unidad significa consistencia y coherencia, no uniformidad

      La Biblia tiene un propósito y una forma global que la unifica. Sin embargo, esto no es lo mismo que una llana uniformidad. Todo no significa lo mismo que todo lo demás. Dios habló muchas veces y de diversas maneras (Heb 1.1, ntv). Hay muchas diferentes voces, destinatarios, situaciones y énfasis en esta extraordinaria biblioteca a la que llamamos Biblia. De modo que debemos buscar coherencia dentro de esa variedad, no simplemente aplanar todo en prolijas lecciones de escuela dominical a fin de que todo confluya al mismo concepto elemental. A veces Dios nos da perspectivas complementarias sobre un mismo asunto, y debemos permitir que cada enfoque nos comunique plenamente lo que tiene para decir, y con su propia integridad.

      Unidad incluye avance histórico

      Dios no reveló todo de una sola vez. La revelación posterior construye sobre la revelación anterior. A veces un texto posterior respalda y confirma lo que dijeron los anteriores. Pero a veces uno posterior “relativiza” al anterior avanzando a una nueva etapa, porque Dios ha hecho o dicho algo nuevo. Esto no significa que el pasaje original estuviera mal o incorrecto en su contexto, o que no tengamos nada que aprender de él; más bien significa que debemos prestar atención a la totalidad de la Biblia y reconocer su naturaleza acumulativa y progresiva. El ejemplo más obvio de esto es que, después de la muerte de Cristo en la cruz, los cristianos ya no deben practicar el sistema de sacrificios del Antiguo Testamento. Los sacrificios fueron prescritos por Dios en su debido momento y contexto. Pero cuando Jesucristo vino y murió en la cruz, entonces su sacrifico perfecto hace que aquellos sacrificios anteriores ya no sean necesarios. En consecuencia, debemos leer aquellos textos a la luz de este cambio histórico.

      Debido a esta unidad global de la Biblia, necesitamos desarrollar el hábito de pensar en la Biblia como un todo, y ayudar a otros a percibir la totalidad de su mensaje. Esto puede parecer intimidante, pero es más sencillo de lo que quizás imagina. Volveremos a este punto en el capítulo 3.

      La claridad de la Biblia

      Dios habló a fin de ser comprendido

      Es un hecho obvio de la vida humana común que cuando abrimos la boca para hablar o tomamos un papel y escribimos algo, es porque queremos decir algo. Queremos comunicarnos con alguien o con más de una persona, y por lo general queremos que entiendan lo que decimos o escribimos (a menos que estemos involucrados en algún engaño). Cuanto más importante sea el contenido de lo que queremos decir, tanto más esfuerzo pondremos para que resulte tan claro como el agua. Los avisos de seguridad en los edificios o en los vehículos tienen que ser muy claros. Es lógico que nos sintamos frustrados y enojados si los anuncios públicos están garabateados y no se entienden. Si usted tiene algo importante para decir, ¡dígalo con claridad!

      Ahora bien, lo que es cierto respecto a la comunicación humana, lo es tanto más respecto a Dios, aunque muchas personas religiosas parecen pensar que Dios sólo habla de maneras misteriosas que superan el nivel de comprensión de la gente común. Ése es precisamente el concepto erróneo que Dios destruye en varios textos clave. Dios no se propone engañar ni juega a las escondidas con la humanidad, ni habla solamente para la élite o los iniciados. Dios habla con claridad a todas las personas.

      Desde ningún lugar de esta tierra tenebrosa

      les he hablado en secreto.

      Ni he dicho a los descendientes de Jacob:

      “Búsquenme

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