La batalla por el buen cine. Emilio Bustamante

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La batalla por el buen cine - Emilio Bustamante

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mundo

       169. La vida íntima de cuatro mujeres

       170. La infancia de Iván

       171. Los sobornados

       172. Algo que parezca amor

       173. 30 años de alegría

       174. Me escriben

       175. Me escriben…

       176. Cine ruso

       177. Historia del cine

       178. El poder y la pasión

       179. Muchachas

       180. Aprendiendo a morir

       181. Cuidado, profesora

       182. Nueve horas a la eternidad

       183. En pos de la gloria

       184. Boccaccio 70

       185. La aventura del filme

       186. Hotel de horrores

       187. Cinerama

       188. La conquista del Oeste

       189. Espía por mandato

       190. El diario de un loco

       191. El tejedor de milagros

       192. Buda

       193. Cursillo

       194. Curso

       195. La flecha y el leopardo

       196. Alfred Hitchcock

       197. La otra mentira

       198. Cine nacional

       199. ¿Aprender?

       200. Reposiciones

       201. Cine nacional

       202. Cine nacional

       203. Patrulla infernal

       204. Lenguaje del cine

       205. Aprendizaje

       206. Senso

       Anexo. Textos publicados en Hablemos de Cine, 33 (1967)

       En la selva no hay estrellas en un polémico debate”

       “Selva sin estrellas”. Escribe: Armando Robles Godoy

       Yo tengo una meta personal muy precisa: hacer cine; y aunque el recorrido sea largo, penoso, complicado y paciente, lo recorreré. Mi labor de crítico forma parte de esa meta, y por eso le doy toda mi capacidad y amor.

      Armando Robles Godoy,

      La Prensa, 13 de mayo de 1963.

      Prólogo

      EL INICIO DE UNA EXPERIENCIA EXTRAORDINARIA

      Al principio, no teníamos televisión. Desde que esta llegó al Perú y se iniciaron las primeras emisiones experimentales, hasta las transmisiones comerciales en 1958, no tuvimos una en casa. Vivíamos entonces en una quinta de la calle Tejada en San Antonio, adonde, por las tardes, de 3 a 5, la mayoría de niñas y niños nos sentábamos frente al televisor de la vecina, hechizados por imágenes que nos unían en una especie de hermandad que no admitía disidentes. Una vecina generosa que nos dejaba entrar a su sala, ávidos por ver la franja de dibujos animados en un desfile que incluía al Gato Félix, Popeye y Olivia, Minnie y el Ratón Mickey, por mencionar solo a algunos de nuestros favoritos. En mi imaginario personal, en esa edad de la inocencia, Betty Boop con su mini, sus enormes ojazos, su desafiante liga en el muslo y su bu bu badú, era la encarnación de la sensualidad. Hoy pienso que fue la predecesora de Marilyn Monroe.

      Quién

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