El ayuno como estilo de vida. Dr. Jason Fung
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Debido al ayuno confío en que, como Jennifer, algún día seré madre. Hasta entonces, estoy muy contenta de seguir trabajando para ayudar a los demás a mejorar su vida. Junto con el doctor Fung y Eve Mayer, estoy aquí para ser tu guía; te ofreceré mi perspectiva, como investigadora, sobre cómo el ayuno puede ayudarte a perder peso y detener tus enfermedades crónicas.
DR. JASON FUNG
Soy nefrólogo, es decir, especialista en enfermedades renales. Me licencié y fui médico residente (en la rama de medicina interna) en la Universidad de Toronto, y finalicé mi beca en la Universidad de California en Los Ángeles. 5 Durante los últimos veinte años, he trabajado día tras día en el tratamiento de los riñones de mis clientes, contribuyendo al funcionamiento normal de estos órganos vitales. He recetado los medicamentos adecuados, he recomendado los tratamientos e intervenciones quirúrgicas apropiados y he seguido los procedimientos correctos para ayudar a quienes sufren problemas renales (cálculos, diabetes, cáncer, inflamación, etc.). Por lo tanto, se me hace un poco extraño estar ejerciendo la medicina de la obesidad en la actualidad, y estar haciendo todo lo posible para que las personas dejen de tomar medicamentos, escapen del bisturí y eviten la diálisis. Básicamente, la misión de mi vida es que los nefrólogos como yo nos quedemos sin trabajo.
La razón de ello es que, hace una década, advertí un patrón inquietante. En el pasado, la causa más habitual de enfermedad renal era la presión arterial alta, seguida de la diabetes tipo 2. Con el tiempo, como las pruebas de detección adecuadas y la introducción de medicamentos para la presión arterial ayudaron a reducir las enfermedades causadas por la hipertensión, la diabetes tipo 2 la superó como principal causa de enfermedad renal. Era evidente que los medicamentos y la tecnología no estaban ayudando a estos pacientes, y cada vez fui más consciente de que mis esfuerzos por tratar las enfermedades renales con fármacos, diálisis y otros procedimientos nunca iban a tener éxito a gran escala, porque no abordaban la causa raíz del problema. Estaba claro que el exceso de peso corporal, que conduce a la diabetes tipo 2, era el verdadero culpable. Por lo tanto, la única solución lógica es ayudar a perder el peso que sobra.
Pero ¿cómo se puede lograr una pérdida de peso efectiva a largo plazo? ¿Cuál es el mejor enfoque para alcanzar el objetivo de perder peso y mejorar la salud? Durante décadas, la recomendación predominante por parte de los médicos ha sido la de comer menos y moverse más. Pero esta estrategia no le resulta útil a la gran mayoría de la gente, e innumerables estudios científicos (que citaré en este libro) han demostrado que la restricción calórica no es efectiva. Todo el mundo, yo incluido, ha probado este enfoque alimentario y ha fracasado, tanto si el objetivo era perder dos kilos como si era perder noventa y tres. Desafortunadamente, no aprendí casi nada sobre nutrición y pérdida de peso en la facultad de Medicina, de manera que me puse a estudiar estos dos ámbitos. Podría decirse que el peso era el factor que más influía en la salud de mis clientes, por lo que sabía que debía convertirme en un experto en este tema.
Pero aprender contenidos nuevos no me resultó, ni de lejos, tan difícil como desaprender los paradigmas fallidos que tenía arraigados en la mente. Resultó que la mayor parte de lo que pensaba que sabía sobre la pérdida de peso (lo que había aprendido en la facultad de Medicina) era totalmente erróneo. La restricción calórica es un ejemplo. En la facultad nos habían enseñado que la pérdida de peso se reduce a ingerir menos calorías de las que gastamos. Pero la verdad es que esta estrategia no te ayudará a perder peso, y no porque lo diga yo. La tasa de éxito de la restricción calórica es del 1%, aproximadamente. La obesidad se ha convertido en una epidemia mundial, aunque la gente haya estado contando su ingesta calórica de manera más obsesiva que nunca.
Dada la importancia que tiene la pérdida de peso para la salud, y especialmente para las enfermedades renales, revisé la base científica de esta recomendación. Y me quedé de piedra al descubrir que toda la teoría de la restricción calórica carece de fundamento científico. No hay vías fisiológicas en el cuerpo vinculadas a las calorías. No hay estudios que prueben que reducir la ingesta calórica implique una reducción del peso. Por el contrario, todos los estudios muestran que la restricción calórica es inútil. Si ya sabíamos que este enfoque no tenía sentido, ¿por qué lo defendían los profesionales de la medicina? Me sentí desconcertado.
Decidí buscar métodos más eficaces para perder peso, y encontré algunas estrategias avaladas por el tiempo que habían sido olvidadas. Además de seguir recomendando a mis clientes que comieran menos azúcar y menos cereales refinados, no tardé en presentarles el ayuno. Este consejo fue transformador: perdieron peso, adoptaron hábitos saludables y mejoraron de muchas de sus afecciones crónicas.
Pero hay un componente del ayuno que va mucho más allá de lo que se ve en la báscula o lo que aparece en un análisis de sangre: las dificultades mentales y emocionales relacionadas con la pérdida de peso y una mala salud, como las adicciones, la vergüenza y la culpa. Es tan imprescindible abordar estas dificultades como lo es ocuparse de los problemas de salud.
Dicho esto, reconozco que probablemente no soy la persona más indicada para abordar el aspecto mental y emocional de la pérdida de peso. Mi peso prácticamente no ha cambiado desde que era estudiante de secundaria; de hecho, tenía unos pantalones que me he estado poniendo durante treinta años, hasta que hace muy poco mi mujer, avergonzada, los ha tirado. Por supuesto, he ganado algún kilito de vez en cuando, normalmente después de un período vacacional o unos días de fiesta, y también he perdido un poco de peso, habitualmente cuando he estado muy atareado. El caso es que si bien comprendo las dificultades asociadas a la pérdida de peso, no soy quién para hablar de ellas en primera persona.
Pero estoy convencido de que Eve Mayer, que es una mujer brillante y elocuente, aportará el toque humano a estas cuestiones, y Megan Ramos, que colabora conmigo desde hace mucho tiempo, conoce la obesidad tanto desde el punto de vista personal como profesional. Juntos, esperamos mostrarte cómo un estilo de vida basado en el ayuno puede ayudarte a acabar con el peso excesivo y con un abanico de afecciones crónicas. Esta es la razón por la que estamos escribiendo esta obra: para enseñar. Para aprender. Para reír. Para llorar. Para crear comunidad. Para derribar mitos y estigmas. Y, sobre todo, estamos escribiendo este libro juntos para ayudarte a entender a una bestia que todos estamos intentando domar: la obesidad.
1 El gumbo es una sopa que se puede encontrar en algunos restaurantes del golfo de México, en Estados Unidos. Contiene dos ingredientes principales, arroz y caldo, el cual puede contener mariscos, aves y otras carnes. El 2boudin es un tipo de morcilla o butifarra (hay muchas variedades). El étouffée es una especialidad de la gastronomía criolla de Luisiana elaborada con marisco. (Fuente: Wikipedia) (N. del T.)
2 El fettuccine es un fideo plano elaborado con huevo, agua y harina (una modalidad de tallarines). El beignet es un dulce que se elabora mojando una fruta o una verdura en una masa bastante líquida y friéndola en aceite. (Fuente: Wikipedia) (N. del T.)
3 Editorial Sirio, 2017.
4 En inglés, diet wars; probablemente, la autora quiere establecer una analogía con Star Wars (La guerra de las galaxias). (N. del T.)
5 En Estados Unidos, la residencia y las becas son un tipo de formación médica de posgrado. (N. del T.)